Romancero de los caminos de España
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Juan José Gallego Tribaldos: «Loja»
El poeta Ibn-al Jatib, musulmán nacido en Loja, ya decía que su ciudad “tenía mujeres hermosas, sanadoras de los males que del corazón afloran”.
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Juan José Gallego Tribaldos: «Arcos de la Frontera»
Aupado en colosal peña descuella el pueblo de Arcos oteando el horizonte en ascético arrebato.
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Juan José Gallego Tribaldos: «Lanjarón»
Tras el valle de Lecrín, tan generoso en naranjas mandarinas y limones, surge una zona escarpada, donde el puente de Tablate un antes y un después marca, empinándose el camino trepando por las montañas para el recreo de la vista en la sin par Alpujarra.
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Juan José Gallego Tribaldos: «Sierra de Segura»
Este parque natural, el más extenso de España, es de Cazorla, las Villas y Segura, que se enmarca en un entorno solemne de beldad paradisiaca.
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Juan José Gallego Tribaldos: «Baza»
Vislumbrándose a lo lejos la egregia Sierra Nevada y en el camino de Murcia al noreste de Granada, se incrusta en la orografía la fértil hoya de Baza,
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Juan José Gallego Tribaldos: «Salobreña»
En torno a la fortaleza hispánico musulmana, construida en el siglo XIII entre el mar y las montañas pero de origen fenicio como la Historia relata, por rocoso promontorio Salobreña se atalaya con sus calles laberínticas y la blancura en sus casas, emergiendo en el paisaje cual deidad mediterránea.
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Juan José Gallego Tribaldos: «Úbeda»
Sobre una loma parduzca, dominando sierra Mágina, entre océanos de olivares, la bella Úbeda se encalma cuando el sol del mediodía asperja su luz dorada.
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Juan José Gallego Tribaldos: «Jerez de la Frontera»
Un paisaje sosegado, mullido en tierra albariza, alfombra con sutil mimo la jerezana campiña.
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Juan José Gallego Tribaldos: «Archidona»
En el monte ensimismada, la deslumbrante Archidona avizora los ocasos de las tardes que se agostan por la legendaria Peña al socaire de las sombras.
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Juan José Gallego Tribaldos: «Baeza»
De orígenes imprecisos, ya en la época romana Plinio el Viejo la menciona con el nombre de Viata y, después, los musulmanes la nominaron Bayyasa.
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