Antonio Luis Gallardo: «El idioma del mercadillo»

Ya creo haber manifestado en más de una ocasión mi gusto por pasear, escuchar y ver cómo se desenvuelven la gente en los mercadillos, pero al mismo tiempo siempre me quedo con las ganas de llevar la grabadora, la máquina de fotos y la libreta para anotar toda la vida que bulle en los mismos.

Si alguien de fuera de nuestra querida Andalucía acude algún mercadillo y escucha hablar a su gente, siempre mete la pata y dice que aquí no sabemos ni entendernos entre nosotros. Este es el estereotipo del inculto e ignorante que califica a una comunidad entera por un acento o por prototipos de gente que son carne de programas televisivos que van buscando lo peor de cada sitio sin ni tan siquiera haber pisado nuestra tierra en muchas ocasiones.

cartel mercadillo 2Hoy, ha sido un día de esos, soleado pero al mismo tiempo con un frío de cojones que te helaba, pero el ruido ensordecedor de los vendedores me llenaban de calor y buen humor. Frases como… “Niña, mira que rábanos tengo, están pidiendo vino y dos cucharas de olla”, “María, mira qué botas traigo, como éstas las payas se las compran por cuarenta leuros”, “Que te lo diga ésta que entiende y viene todos los sábados”, “Conchi, mira qué bragas tengo con derecho a probarlas”.

¿Chochete o shoshete? Reconozco que me estoy quitando de decir este término. Algunos creen que es ofensivo, vulgar, soez y desagradable al oído. A mí, de verdad, no me lo parece. Creo que resulta cariñoso y hasta tierno. De todas formas parece que no gusta o suena a falta de respeto.

Sigo andando y con los oídos que parecen radares… “Ummmm qué hambre m´a´ntrao de repente… Me comería unas de esas tostás con pringá de puchero”, “Ni que lo digas cohone!! Peaso de sitio…Como echo de menos tu pueblo pishita, ay que ver que no coincidimos eh!!

Los políticos andaluces exigen rectificar una y otra vez, la mayoría de las veces para la galería pero las rectificaciones se disfrazan en las entrevistas que les hacen. Los insultos a nuestra identidad se repiten y el pueblo andaluz sigue con su mansedumbre, mientras los insultadores aumentan.

Y el problema no es que los andaluces pronunciemos un castellano a nuestra manera, pero los andaluces se lo estamos poniendo en bandeja con nuestras bondades, buenas maneras y benevolencias. Se acabaron las buenas maneras, en andalú: “YO ME CAGO EN LOS MUERTOS DE QUIEN SE META CON ANDALUCÍA”.

Desde hace algunos años, se están celebrando, en algunas ciudades y pueblos, los llamados “Mercados Temáticos”. El auge de los mismos está siendo muy importante y ha generado enormes expectativas entre los artesanos de nuestro país, así como entre los numerosos grupos de música antigua, animación, etc. pero al final todos me huelen a pinchito moruno.

Reconozco que soy más de lo de siempre cuando entro en un mercadillo me parece estar dentro de un zoco árabe. Imagino que no hace tantos siglos la mayoría de las ciudades andaluzas funcionaban con estos mismos mercadillos. En cierta forma la etnia gitana ha recuperado una tradición que el modernismo había eliminado con sus mercados de abastos permanentes

Pero la estructura es la misma: Tenderete formado por barras de hierro sosteniendo lonas, vocear los artículos, furgoneta a la espalda del mismo puesto con la música sonando de Los Chunguitos.

Reconozco que me sigue gustando… «pasen y vean chicas, pasen y vean, el corte inglés sin escaleras»!!!!!

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