– ¿Se considera un chico especial?
– Yo me veo y, creo que la gente también me ve, como un chico normal. Solamente que yo escribo y nada más.
– ¿Tiene conocimiento de alguien que con su edad tenga ya dos libros de poesía publicados?
– No, que yo sepa.
– Aparte de sus cualidades literarias ¿a qué puede deberse tu precocidad en la poesía?
– Creo que mi poesía nace del deseo de expresar y plasmar mis sentimientos en el papel.
– El título, “Voz de dulce herida”, recuerda en cierta forma al del libro de Pedro Salinas “La voz a ti debida” ¿Cómo surge?
– Todos, cuando amamos, siempre sentimos como una especie de gran vacío y a la vez cuando miramos a esa persona observamos como se dulcifica ese vacío. Bueno, supongo que es la voz de esa herida. En concreto, se trata de un verso del poema “Tus labios”.
– En el poemario se nota cierta obsesión por los ojos y los labios…
– Sí (ríe), supongo que es así porque que es de lo que me llama más la atención.
– Se indica que este libro es un verdadero regalo para los amantes de la poesía ¿qué pretende comunicar?
– Sensaciones y pensamientos que me surgen a partir de la llamada al amor. Se considera una obra intimista porque son sentimientos que surgen de lo más profundo del corazón, no es otra cosa.
– En la misma colección se ha publicado poemarios de Elena Martín Vivaldi, Ángel González o Julio Alfredo Egea, entre otros, ¿cómo lo ha conseguido?
– Todo ha sido gracias a un buen amigo que se llama Marcos, a quien le doy las gracias públicamente. Fue él quien me puso en contacto con el concejal de Cultura.
– A su juicio, ¿cuáles son las principales diferencias entre su primer y segundo libro?
– En el primero quizás simplemente escribía y a lo mejor cambiaba un par de cosas. El segundo he realizado una mayor labor de revisión.
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TEXTO DE LA PRESENTACIÓN DEL LIBRO “VOZ DE DULCE HERIDA” DEL POETA PABLO CECILIO MORALES PUERTOLLANO, ESCRITO Y EXPUESTO POR DON PEDRO LÓPEZ ÁVILA, PROFESOR DE BACHILLERATO Y CATEDRÁTICO DE LENGUA Y LITERATURA ESPAÑOLAS
Cuando me propusieron la presentación del poemario de Pablo Cecilio Morales Puertollano, me pareció una compleja tarea por distintas razones: la primera, la más importante, es que para hablar de su poemario era condición moral, conocer todos los elementos circundantes que rodeaban a su poesía( desde el ritmo, hasta la temática, lirismo, léxico, incompatibilidades semánticas de términos, para provocar emoción o fantasía), en definitiva, el arte como búsqueda de la belleza en sus múltiples formas de interpretarla y, claro, un largo conjunto de elementos formales que son imprescindibles a la hora de realizar una presentación como la que hoy nos ocupa.
Algo que parece evidente, pero que al tratarse de un adolescente no se puede aplicar ninguna de esas categorías siguiendo modelos interpretativos, conceptuales y de erudición que pudieran ser aplicables a otras situaciones de contexto, pues Pablo tan sólo cuenta con quince años y resultaría profundamente injusto utilizar la misma vara de medir, cual si se tratara de un poeta con la responsabilidad que debe ofrecer la densidad del oficio con el paso del tiempo. De ahí la enorme dificultad que, al menos para mí significaba la presentación de este prometedor poemario “VOZ DE DULCE HERIDA”, y debo procurar, desde la distancia, ser certero, sin dejarme llevar por aspectos meramente protocolarios, que en nada le beneficiarían, ni por la tentación de comentar la ingenuidad de algunos de sus versos. Circunstancia muy frecuente, por otro lado, en los mejores autores de nuestra historia literaria en sus tempranos comienzos.
La segunda, ya la hemos sugerido, al hacer referencia al protocolo de las presentaciones. Son miles las obras que se publican a diario y que son presentadas como excelsas obras literarias y, al menos, yo no conozco a ningún presentador que se atreva a recoger algún aspecto que incida de forma menos favorable al escritor presentado. Por lo que, como norma, habrá que asumir que a lo más que podemos aspirar en las presentaciones es que habrá autores a quienes los pongan menos bien que a los demás.
Sinceramente, Pablo, hay personas que te quieren mucho, que te admiran y me han colocado ante este reto de presentar tu poemario que ha visto la luz, por la extraordinaria labor del Excmo. Ayuntamiento de Granada, al que todos estamos profundamente agradecidos, en su encomiable labor de difundir la voz de un poeta joven, adolescente, que ha trabajado la palabra de forma desnuda e inocente, pero con importantes hallazgos verbales y con un intimismo lírico propio de los años.
Los primeros poemas de Juan Ramón que datan de 1898 (tenía 17 años), pero con anterioridad ya había escrito otros muchos y en sus borradores originales les llama “borradores silvestres”, pensaba que “eran de un torpe primitivismo expresivo” algunos los consideraba tan deleznables que sólo los eran dignos de ser destruidos. Decía, refiriéndose a esa época juvenil, “mis libros que a nadie pueden beneficiar con su lectura no deben figurar ni ahí ni en ningún sitio”
Observa, Pablo, lo que pensaba Juan Ramón, de sus tempranos escritos, reflexiona y castiga con el tiempo, conforme vayas madurando, a través de tu propia exigencia, todo lo que tengas escrito, porque la poesía, cuando la vuelvas a releer una y otra vez, observarás que nunca acaba, y tendrás que realizar muchas modificaciones sobre tus propios textos, sin que nadie interfiera, y como única aliada la soledad de los libros. Hay que leer mucho para conseguir lo que ya es un presagio de que algún día serás un gran poeta.
Desde el comienzo en “VOZ DE DULCE HERIDA” distinguimos una tristeza lírica, sugerente de un estado apasionado, pero hermético, de los sentimientos más puros y más nobles en un derroche idealizado de amor no correspondido. Así se nos desvelan sentimientos amorosos con un léxico próximo a la poesía modernista (nácar, rubí, perfumes, marfil); así como el asomo de unos tonos becquerianos (no olvidemos que Bécquer es un puente entre romanticismo y modernismo): poesía es cuando/ la sonrisa entorna tus pupilas, / endulza tus mejillas poesía sólo eres tú velada entre/ susurros de tinta/ mientras te diluyes/ en la bruma de mi alma.
La entrega de un alma enamorada se hunde en la blancura del papel y asiste a su propio desconcierto, posiblemente, en la búsqueda del misterio amoroso a través de la poesía; por esto en “quisiera conocerte” nos dice Pablo <<solo sé que vives versada sin nombre.>>
El yo poético doliente, se analiza en su estado de amor, dirigiéndose a su amada como un objeto del deseo intocado e intocable. Es la forma petrarquista en estado puro: vacantes yacen sus labios,/ sus ojos libres, sin dueño, /calabozos de mi sueño, / hacen merced mis agravios.
El tema del amor no correspondido, ese amor cortés y provenzal, recogido del petrarquismo le lleva a reiterar la sugerencia del prodigio con que se recrea su imaginación de aquello que precisamente no fue, no es, pero que con una vehemencia inusual lo conduce a la continua repetición de si mismo, en una búsqueda insaciable de ese amor deseado. Tengo frío/ la lluvia moja mis palabras/ En la bruma de mis versos te diluyes, / desvaneciéndote/ en cada suspiro del viento./ el susurro/ de tus labios húmedos/atraviesa los míos.
No hay cabida para el erotismo, apenas hay cabida en todo el poemario a un desahogo vitalista, sólo hay lugar para el amor ideal, acompañado de un tono lánguido y melancólico fiel a la temática modernista de una idealización del amor y de la mujer, en la que resurge el cultivo del amor imposible: te estoy esperando/ vagando al roce destemplado/ de un recuerdo. o en el poema “ Una presencia inefable”: Hiel candente/ de tus esquivos labios….Así yaces, ausencia, en esta presencia ausente.
Es más, en el horno espiritual de Pablo se cuece una mirada de rechazo, de disconformidad con la realidad que vive y en su poema “Eres un sueño” dice: eres un sueño como mi vida”, para paradójicamente concluir nunca eres realidad / en mis sueños/, ni tan siquiera un sueño/. Apenas nada.
Ni tan siquiera un sueño, apenas nada. He aquí una magnifica forma de crear un vacío expresivo como capacidad de sugerencia que debe tener el arte y, especialmente la poesía.
María Zambrano entendía que en la poesía encontramos al hombre individual concreto y, efectivamente, en los poemas de Pablo vemos que no es dichoso, porque no posee lo que ama así nos dirá arráncame los ojos, / arráncame el alma/ no me dejes vida / por no seguir sufriéndote, /por no seguir muriéndote.
No hay duda que los desajustes sociales y existenciales del poeta los deja en este poemario, y la rebeldía que le ocasionan le genera un estado de alerta y disconformidad con lo real, que trata de superarlo, luchando contra un mundo que le limita y frena el vuelo de su estado amoroso. Un sentimiento obsesivo de insatisfacción que lo acerca, en este sentido, también, al movimiento romántico: flores carmesí en mí briosas/ brotan sin cesar de mi alma/, no encontré nunca calma/, sufrientes noches hermosas.
La entrega de su alma enamorada es la vida que no ha vivido, que imagina o ha imaginado; la expresa con un sentimiento tan limpio, como inocente, lleno de candor, descuidando aspectos formales que podría manejar con un sentido más estricto en aras a una mejora retórica, lírica o rítmica. Pero no le permite su apasionado sentido de la existencia ordenar de forma más estructurada sus sentimientos, que brotan de su alma como un caballo encerrado en un cuarto. Como es su propia vida, indisciplinada, desordenada y caótica en el que el amor y la muerte aparecen a lo largo del libro de forma perseverante, dándose la mano, y simbolizados en la rosa negra: Pedir a gritos muerte,/ anhelar ensangrentado sus ojos, / dejé al amor mi suerte/ pastos de sus antojos,/ lloré rosa negra por mis despojos.
Y, en este estado de desazón permanente, de amor no correspondido, de anhelo, busca su propia redención, de forma reiterativa, en uno de los elementos más importantes de la atracción femenina, los labios: “tus labios son mi patria y en ellos mi perdición siento” esta imagen recurrente en casi todo el poemario nos ratifica en la idea de que el proceso creador de Pablo Morales Puertollano forma parte de un sentimiento topográfico continuado de su estado anímico.
Aunque en la mayor parte de ocasiones, esos labios, casi siempre van asociados a otros aspectos de la sensualidad: besos caricias susurros, despreocupándose, a veces, de otras exigencias estéticas, puesto que el poeta sólo tiene un objetivo, ensalzar a la amada ante la negatividad por lo que no fue: poesía es el último/ susurro de tus labios/ mientras late un instante infinito/ en tus caricias/ Poesía es el perfume/alcanzando mis sentidos/,/los encanta hasta ensoñarlos/. Poesía es el compás/ de tus cabellos/ al enredarte en mis brazos/. Poesía no eres si no tú hallada en inefables palabras/ que te arrullan/ al filo de la luna.
Pero, es que además, yo le diría a Pablo, que la poesía es también fuente de conocimiento y estética, que busca a través de un hilo invisible todas las respuestas que no nos puede ofrecer la razón. Por eso el poeta es un poco matemático, un poco mago, un poco brujo que construye constantemente su devenir hacia afuera y hacia adentro y así conforma un comportamiento.
La poesía debe hacernos mejores personas, debe abrir un camino para que los demás se encuentren en ti, para que tú puedas encontrarte en los demás; de lo contrario no tendría sentido el mundo. También decía María Zambrano que “la poesía es encuentro, don, hallazgo por gracia.”
Hoy, Pablo, es un día muy importante para ti, un día en el que miles de chicos y chicas de tu edad desearían estar sentados donde te encuentras ahora mismo. En cierto modo, estás representando unos valores muy importantes, por los que ha apostado este Excmo. Ayuntamiento, a través de su Concejal de Cultura y, esto, debe ser una responsabilidad y una exigencia más a tus quince años; porque a partir de hoy vas a ser un referente entre tus compañeros, amigos, conocidos o desconocidos.
Has llegado hasta aquí gracias a la labor de tu familia, de todos tus profesores, especialmente D. Jesús Amaya Vigil, de las instituciones que te han proporcionado todos los medios para tu desarrollo y que te seguirán proporcionando hasta completar tu formación académica y, como no, a tu esfuerzo y a tu mérito.
Por tanto, debes saber que lo que la sociedad te ha entregado deberás devolvérselo algún día, actuando siempre con humildad y con memoria, con trabajo y con respeto hacia los otros, los que no tienen el privilegio de encontrarse en tu situación, pero, sobre todo, con mucha generosidad hacia los que creas que son distintos a ti.
Si recoges este reto, estoy seguro que el día de hoy será el preludio de una producción creativa muy importante, que ya se vislumbran en los chispazos de ingenio que observamos en tu libro VOZ DE DULCE HERIDA.
SALÓN DE PLENOS DEL EXCELENTÍSIMO AYUNTAMIENTO DE GRANADA.16 DE JUNIO DE 2010.
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Voz de dulce herida o la poética juvenil de Pablo Cecilio Morales Puertollano
Dra Trinidad Pardo Ballester. Universidad de Georgetown. Washington, DC. US
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Como su título sugiere, el segundo poemario del granadino Pablo Cecilio Morales Puertollano se centra en un amor idealizado que resulta de la proyección de su yo poético, de su desdoblamiento. Inmerso en su subconsciente y arrastrándose por él, el joven poeta descubre el sentimiento amoroso, que toma presencia en una voz hiriente, cuya naturaleza recuerda el desgarramiento experimentado por un amante poético surgido siglos atrás. Ese amante alimenta sus sentimientos amorosos con el dolor que le ocasiona el desdén, la ausencia, o el rechazo de la amada, y vive lejano al mundo, absorto en la contemplación de paisajes interiores, que en ocasiones recuerdan la tranquilidad de aquellos que enmarcan las novelas pastoriles.
Esa voz amada, que es fuente de inspiración poética de Pablo Cecilio, no se identifica con un nombre concreto, como se desprende de los poemas de Voz de Dulce Herida, concretizándose esa ausencia de nombre en el poema “Quiero conocerte” con los siguientes versos: “vives versada sin nombre.” El anonimato de la amada de la citada colección poética se contrapone con ciertos modelos clásicos como el de Dante Alighieri y su idealizada Beatrice, o el de Francesco Petrarca con su también idealizada Laura. Sin embargo, la amada de la colección poética de Pablo Cecilio se asemeja a los citados modelos clásicos en cuanto a la pureza de los sentimientos que provoca en el yo poético: angustia, gozo, sufrimiento, desgarramiento ante su muerte, y deseo de la propia muerte.
La estructura de Voz de Dulce Herida parece ausente, pues el poemario se compone de cincuenta y siete poemas, enlazados únicamente por la temática del amor anhelado e idealizado. Aún sin divisiones que guíen al lector y le sirvan de reposo reflexivo, en la citada colección poética aparecen signos que permiten establecer las pautas que sigue el yo poético en su deseo, búsqueda, construcción, encuentro, y muerte de la amada. Del mismo modo, el poemario cuenta con señas que nos permiten seguir al yo onírico en su perseguimiento de la amada tras su muerte. Igualmente, con esas señas podemos presenciar el renacimiento de la amada, como fénix que emerge de sus cenizas. Esos signos y señas responden a descripciones abstractas como aquella de la poesía -que toma el lugar de la amada-; a metáforas referentes a la amada como la del papel y la pluma, a imágenes como la recurrente de los labios (que transmiten vida o muerte), y/o a la evocación de colores primarios como el blanco, el negro, y el rojo.
Equipado con esos signos y señas, el lector podrá construir un mapa mental de Voz que le muestre un camino más detallado, y con el que compruebe que la poesía, como amante idealizada, constituye el referente a la estructura circular de Voz de dulce herida, pues comienza refiriéndose a ella y termina con ella. De este modo dan cuenta el segundo poema de la colección, titulado “Poesía,” y el último, titulado “Poesía es el último suspiro de tus labios.”
Aún inmerso en la aventura de vivir inmerso en la Posmodernidad, diríase que el poeta Pablo Cecilio se aleja de ella para buscar su fuente de inspiración poética en el romanticismo, e incluso en el modernismo. Su relación con el romanticismo viene dada porque en su poesía aparece una relación de identificación con la fuente de inspiración romántica, que establece que el alma del poeta constituye el motivo de inspiración poética. Esa inspiración se manifiesta en metáforas como la de la fuente, por su capacidad de reflejar el desbordamiento de los sentimientos más poderosos del poeta, según aparece en el exitoso estudio de M.H. Abrams, titulado The Mirror and the Lamp (El espejo y la lámpara). Su relación con el modernismo se da por el empleo de metáforas como “mar de marfil”; de imágenes como “manuscrito de tus sueños”, así como por la evocación de una de las grandes ciudades donde se forjó la Modernidad: París, que es nombrada en el poema “Espero tus mil llegadas.”
“Voz de dulce herida” nos muestra un aspecto de la poesía: el amor, siendo éste un amor idealizado y angelical. El poeta anhela a la amada, la inventa, la describe física y anímicamente, nos hace participes de su sentimientos amorosos, así como nos hace presenciar la muerte de la amada y su renacer. Ese renacimiento es posible porque al identificarse con la poesía, tanto el amor como la amada de “Voz de dulce herida” gozan del privilegio de la inmortalidad.
(Reseña publicada en la página 49 del diario IDEAL, del 12 de julio de 2010)
– Blog personal de Pablo Cecilio: POEMAS PABLO CECILIO