El blog de crítica literaria «’Estado Crítico’ otorga el Premio al Mejor libro de poesía a ‘Si quisieras podrías levantarte y volar’ (Bartleby) de José Carlos Rosales, pues cumple con el cometido más importante de la poesía –y de la literatura en general-: estamos ante un libro profundamente conmovedor, un poemario de los que te agarran por las solapas y te estremecen, una obra de una tristeza desgarradora y desoladora de la que el lector, por poco sensible que se muestre, no va a salir inmune. El poeta granadino ha conseguido con este poemario un libro redondo, una obra emocionante y turbadora a partes iguales’, de esta forma se justifica el último galardón conseguido por este poeta.
– Al parecer lo suyo es de un premio cada siete años, ya que en 2003 le concedieron el Premio para Poetas Andaluces ‘Ciudad de San Fernando’, por ‘El horizonte’ y en 2010, el Premio Internacional de Poesía ‘Gerardo Diego’, por ‘Poemas a Milena’ ¿qué le supone este nuevo galardón?
– Es verdad, no había reparado en ese dato, no sé si será casual o tendrá algún mensaje oculto, qué curioso, tendré que pensar en ello. Lo mejor es que este tipo de premios no requiere que el autor se presente, no está controlado por ninguna editorial, tampoco tiene dotación económica ni supone una ceremonia de entrega con fotógrafos y comentaristas. Estos premios son los que más gustan, son más objetivos y, además, todos los lectores pueden discutirlos porque se dan a libros publicados. En fin, este premio ha sido una sorpresa para mí y también una alegría.
– En una entrevista que le hacía Christina Linares en 2014 ya hablaba de este libro que calificaba de ‘una radical contemporaneidad’ ¿por qué ha tardado tanto en publicarlo?
– No soy muy rápido a la hora de escribir. Y mucho menos a la hora de terminar un libro. Durante un tiempo no supe si lo terminaría o no, no estaba seguro de su planteamiento, me ocurre muchas veces, no siempre termino todo lo que empiezo. Me animó mucho que sus primeros borradores se publicaran, allá por el año 2009, en la colección El Castillo del Inglés, del Centro Generación del 27. Entonces algunos amigos me animaron a terminarlo, así que poco a poco fui confiando en ellos y lo terminé.
– En la mencionada entrevista hablaba del final de un ciclo iniciado con ‘El buzo incorregible’ (1988) y que concluía con ‘Y el aire de los mapas’ (2014), sin embargo en la obra premiada se “narra”, en segunda persona, la fuga improvisada de un hombre durante una monótona tarde de agosto, o sea la de un viajero y enfermo, ¿sigue por tanto abierto el ciclo?
– No, no, aquel ciclo quedó definitivamente cerrado en 2014. Y el personaje que aparece ahora en las páginas de “Si quisieras podría levantarte y volar” es algo diferente, es alguien que quiere huir, desaparecer o alejarse de un mundo con el que no mantiene ninguna relación o correspondencia. Puede ser cierto que muestre algunas semejanzas con los que aparecen en otros de mis libros, pero es diferente, es alguien más radical o más aislado.
– En cuanto a la forma, nos ha parecido muy interesante el hecho de estar ante un solo poema dividido en XXV capítulos o secuencias, ¿por qué se decidió por esta estructura?
– Llevaba un tiempo barajando la idea de escribir un poema extenso, un poema con una única acción, un poema donde el tiempo no se interrumpiera. Era un modo de no repetirme, una vía para no aburrirme yo ni tampoco aburrir a los lectores.
– Respecto a los escenarios son poco bucólicos (una autopista, una autovía, un ambulatorio, un depósito municipal de coches,…) ¿La poesía está en todas partes?
– Sí, en cierta medida sí, pero yo lo diría de otra manera, yo diría que la poesía se puede hacer en todas partes, en cualquier parte, y más en este siglo tan voraz o vertiginoso.
– Sus lectores, entre ellos la poeta, Ángeles Mora, reconocen que el poemario le ha dejado «mucha desolación» y no es para menos cuando se escribe ‘si te quedas aquí/ seguirás como hasta ahora, / tan cansado y tan vivo / tan ligero y distante, / tan pesado, / tan solo». En realidad ¿qué sensaciones pretende despertar en el lector con este libro?
– No me gusta condicionar emocionalmente a los lectores, no pretendo sugerir nada; sólo muestro una aventura, el desarrollo de una tentativa, y los pensamientos o sensaciones que bullen bajo esa aspiración de huir lo más lejos que se pueda.
– Y una curiosidad, ¿tiene alguna explicación la elección de un viejo Simca Aronde como automóvil en el que huye el protagonista y que podemos ver en la foto de la portada?
– Es un coche francés, un símbolo de la modernidad truncada o rota: el Simca Aronde fue uno de los primeros modelos europeos que intentaba, al inicio de los años 60, conciliar comodidad, dinamismo y seguridad. Era un claro exponente de ese sueño de una modernidad con ruedas al alcance de todos. En España circularon algunos de estos modelos, eran un signo de distinción. Por eso es paradójico que, algunas décadas más tarde, ese coche anticuado acabe con un faro roto, el parachoques abollado, manchado de barro, hundido en el musgo de una pista forestal abandonada. Pensemos también que la palabra francesa ‘aronde’ significa alondra o golondrina, de ahí nos iríamos al mito de Ícaro y a ese viejo deseo de volar que tanto nos invade a muchos de nosotros.
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