Detrás, debajo o por encima del libro ‘Sombra de una animal bebiendo sombra’ de Fernando Soriano Bensusan (Granada, 1966) hay muchas lecturas, especialmente de poetas hispanoamericanos. No en vano, este poemario en prosa publicado por el sello editorial Nazarí, es fruto de cuatro años de un intenso trabajo, primero de composición y después de revisión, al cincuenta por ciento, hasta que su amigo y compañero de letras, además de editor y prologuista, Juan Peregrina le dio a entender que había llegado la hora de compartirlo con sus lectores. Aunque la obra se dio a conocer en la pasada Feria del Libro de Granada es ahora cuando se va a llevar a cabo su presentación, en un acto previsto para el lunes, 11 de junio, en La Qarmita, Libros y café, donde le volverá a acompañar el poeta y autor del prólogo, Juan Peregrina (19.30 h) que califica esta obra como «un excelente ejemplo lírico de poemas en prosa».
«Es mi noveno libro de poemas que me ha supuesto un salto en busca de calidad. En el anterior ‘Centro de Curvatura’, ya empecé a jugar un poquito con las palabras. Está escrito en verso e influido por la lectura de otro gran poeta uruguayo, Víctor Sosa, y sus poemas en prosa por los que me vi impelido a realizar este libro porque me daba mucha libertad a la hora de escribir sin estar constreñido con el verso tradicional». En su prólogo Juan Peregrina lo califica de libro «sorprendente, divertido, ecléctico». También dice de él que puede ser útil para «extraer sugerencias, enseñanzas, epifanías e hipérboles». Todo ello sin quitar «su crítica social, pureza léxica y un sinfín de argumentos para celebrar que la poesía está viva y en plena forma». Por ello, a Fernando no le queda otra que agradecer a Juan los años recorridos juntos en el mundo poético pues reconoce que indica que siempre ha estado ahí apoyándole y guiándole con lecturas y enriquecedoras conversaciones. Gracias a él comparten los Encuentros Literarios que dieron comienzo allá por noviembre de 2014 precisamente con Víctor Sousa y en los que han dando la palabra a gente que no tenía.
Cuando le preguntamos cómo lo ha escrito explica que levantándose de madrugada antes de ir al trabajo «para pergeñar el libro que pude cerrar gracias a Juan Peregrina. A los dos años tenía los textos prácticamente hechos, los otros dos años han sido para pulirlos y añadirle datos». En ambas fases el poeta siempre tiene ha tenido a mano el diccionario, de la RAE y el de María Moliner, pues «es fundamental para un escritor. He intentado extraer palabras no frecuentes que tienen su significado, buscar donde hay y tratar de hacer algo con calidad y rigor». Libro que ha dividido en cuatro partes -Dulce atisbo del caos, Un punto de partida, La preparación de la batallas, Y aves planean sobre cenizas de esparto,- , las dos primeras con 10 poemas y las dos últimas con 9 y 6, respectivamente, en las que aparece el tema social por los atentados terroristas, violencia de género, pobreza infantil, el hambre pues «el poeta también tiene que hacer visible aquellos aspectos de la sociedad más deleznable».
Reconoce Fernando que el primero que le hizo tener una visión distinta fue Octavio Paz -a quien le debe el título-, a raíz de leer su ensayo sobre poetas de Europa e Hispanoamérica, pues le abrió un conocimiento a otros estilos y modos de escribir poesía. Igualmente señala que le ayudó a salir del nacionalismo poético de Juan Ramón Jiménez o Antonio Machado, para abrirle a otros poetas como los ya citados Víctor Sosa o Octavio Paz, además de Eduardo Milán, Alejo Carpentier, Haroldo de Campos o Severo Sarduy,… Por eso, a los jóvenes poetas les pide respeto al lenguaje, seriedad y que no solamente escriban para vender libros sino que disfruten con el lenguaje y que lean todo lo que caiga en sus manos.
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