Vivir en primera persona, o ser familiar de alguien que sufra esta dura experiencia es una de las situaciones más dolorosas que el ser humano pueda soportar. Pero debemos recordar que la fortaleza y apoyo son fundamentales para superar esta dura prueba.
La vida me ha golpeado duramente a nivel familiar, de amigos y para no ser menos a nivel personal. Nunca supe el motivo de ocultar o decir en voz baja que tienes cáncer, de verdad sigo sin entenderlo, es que acaso la ELA, el Alzheimer, el Sida, el Lupus, la Diabetes, el Asma, el Ébola, la Poliomielitis, la Gripe incluso que produce muertes cada año, sí debe ser visibles y el cáncer no.
El cáncer se puede llevar todas mis habilidades físicas. Pero no puede tocar mi mente, mi corazón y mi alma. El susto de mi cáncer cambió mi vida. Estoy agradecido por cada día que tengo. Me ha ayudado a priorizar mi vida. Mi mujer, mis hijas, mis nietos, mi familia y vosotros mis amigos que siempre estáis ahí dando ánimos sois prioritarios en el tratamiento. Ya acabó el primer ciclo, queda menos. Juntos podemos construir un mundo donde el cáncer no signifique más vivir con miedo o sin esperanza.
A veces pienso la suerte que tengo de tener una familia tan fuerte que me apoya en esta travesía que me ha tocado navegar por aguas turbulentas y de grandes olas. Creo que, a pesar de mi fuerza personal y mi optimismo, habría sido inútil la batalla, si no hubiese contado con el apoyo firme y unido de mi familia. No hay nada mejor que un abrazo sincero, calmado, fuerte y protector para empequeñecer el miedo y llenarte de energía. Claro que afrontar una enfermedad como el cáncer es duro, justo por eso, los gestos y las emociones que nos hacen sentir bien las vivimos con intensidad.A veces me siento incómodo. Yo mismo, acostumbrado a buscar las palabras correctas cada día, acabo de experimentar lo difícil que se le hace al otro, al que está sano, hablar del cáncer ante el que lo ha padecido y tan duramente, además.
(Posdata.- Estas líneas poco hilvanadas y corregidas fueron escritas hace ya casi un año, justo cuando terminé el primer ciclo de quimioterapia. Hoy que me siento sano y con ganas de comerme el mundo, ya quedan para el recuerdo).