El excelente escritor, y sin embargo amigo, Blas Malo Poyatos, autor de estupendas novelas como ‘El Señor de Castilla’, ‘El esclavo de la Alhambra’, ‘Lope, la furia del Fénix’, ‘El Mármara en llamas’ me sugirió un autor que también algo tuvo que decir sobre Granada. En este caso , se trata de Edmundo de Amicis. (No sé por qué cada vez que pronuncio ese nombre de Edmundo de Amicis me viene de inmediato a la memoria el de Edmundo Dantés, protagonista de: «El conde de Montecristo»).
Nació nuestro autor en Oneglia, (Italia), el 21 de octubre de 1846 y falleció en Bordighera, (Italia), 11 de marzo de 1908. Fue un escritor italiano, novelista y autor de libros de viajes. Inició muy joven la carrera militar en Módena, y antes de cumplir los veinte años alcanzó el grado de oficial de infantería y participó en la batalla de Custoza, en 1866. En 1872 dejó la carrera militar para dedicarse al ejercicio de las letras. Desde 1891 militó en el partido socialista. En su obra se encuentra una mezcla de romanticismo y realismo. Su estilo sencillo, ameno y pedagógico hizo que sus obras llegasen al gran público y que fuese leído en toda Europa.
En mi niñez, junto a ‘Las mil y una noches’, Daniel de Foe, Julio Verne, Emilio Salgari, Walter Scott, etc. no faltó Edmundo de Amicis y su entrañable ‘Corazón’ que emocionó a varias generaciones. Por cierto , dentro de ‘Corazón’ viene un relato que hoy es conocido por millones de niños y niñas de todos los continentes; me refiero a ‘De los Apeninos a los Andes’ ¿Quién no ha visto la serie de ‘Marco’?
De lo que quiero hablar sobre este escritor, es de su faceta de viajero que luego plasma en excelentes libros de viajes. Lo esencial de Edmundo de Amicis es que era curioso, observador y sobre todo ABIERTO DE ESPÍRITU Y MENTE. No viajaba con prejuicios y estaba dispuesto a comprender y aprender todo. (Por ejemplo, ese carácter lo muestra en una fonda en Granada en la que también se hospedaba un compatriota suyo lleno de odio y prejuicios hacia España).
En su obra, ‘España. Viaje durante el reinado de Don Amadeo I’, Edmundo recorre durante casi medio año la geografía española. 74 páginas de su obra están dedicadas a Granada. Se trata de un libro que también «leí» siendo niño pero debió ser con poca atención porque repasándolo ahora me dí cuenta de que no me acordaba de nada.
En su discurso de entrada a la R.A.E decía Melchor Fernández Almagro: » Llegó Amicis a Granada desde Málaga, haciendo en tren parte del recorrido: la diligencia empezaba a perder terreno, aunque todavía lo disputaba al ferrocarril palmo a palmo. No venía Amicis a España con excesivos prejuicios románticos, sino a verlo todo, a no fantasear nada. Le encantan la Alhambra, el Generalife y el Albaicín. Visita la Catedral, la Cartuja, los monumentos todos del Arte cristiano en Granada. No pone empeño alguno en diferenciar sus emociones de las que pueda sentir cualquier viajero. Pero no vacila en abominar de Carlos V por haber construido su Palacio «en medio del jardín de los Califas», y en el patio de los Arrayanes grita entusiasmado: «¡Estoy en Oriente!» A Carlos V lo define como «vándalo».
Copiaré a continuación algunos párrafos de sus impresiones en la Alhambra.
«No hay hombre que no sueñe un poco de Alhambra cuando se está enamorado; y si los sueños pudiesen traducirse en líneas y en colores, producirían cuadros que llamarían la atención por su semejanza con todo lo que se ve aquí. Esta arquitectura no expresa el poder, ni la gloria, ni la grandeza; expresa el amor y la voluptuosidad: el amor con sus misterios, con sus caprichos, con sus efervescencias, con sus arranques de gratitud hacia Dios; la voluptuosidad. con sus melancolías y sus silencios. Hay verdaderamente un lazo íntimo, una armonía perfecta entre la belleza de esta Alhambra y el alma de los que han amado a la edad de diez y seis años, cuando los deseos son todos sueños y visiones. De ahí nace la fascinación indescriptible que esta belleza produce; de ahí que la Alhambra, aunque desierta y medio destruida, sea siempre la mansión regia mas encantadora del mundo; de ahí que los extranjeros se despidan de ella con lágrimas . Es porque saludando la Alhambra se da el último adiós a nuestros más hermosos sueños juveniles, que renacen por última vez entre sus muros; se da un adiós a los rostros inmensamente queridos que han roto el olvido de muchos años, para aparecer por última vez también entre las columnillas de esas ventanas; se da un adiós a todos los fantasmas de la juventud; se da un adiós al amor aquel que no vuelve nunca.»
Luego en el Patio de los Leones, exclamará:
«Un bosque de columnas; confusión de arcos y de adornos; elegancia indefinible, delicadeza inimitable, riqueza prodigiosa; un no sé qué de aéreo, trasparente y ondulante como un gran pabellón de encaje; apariencias de edificio que va a disolverse con un soplo; variedad de luces y perspectivas, oscuridad misteriosa, desorden caprichoso de cosas pequeñas, majestad de palacio, alegría de kiosco, gracia amorosa, extravagancia, delicia, fantasía de mujer apasionada, sueño de un ángel, una locura, una cosa sin nombre. Tal es el primer efecto de aquel patio»
Destacaremos entre sus obras ‘Corazón’. Tan sólo diez años después de su publicación en 1886 ya se habían hecho 197 ediciones y traducido a 40 lenguas. ‘Marruecos’, ‘Constantinopla’, ‘Holanda’, Recuerdos de París’, Recuerdos de Londres, ‘Amor y Gimnasia’, ‘Los amigos’, ‘Cuestión Social’, ‘Novela de un maestro’,…
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autor de las novelas históricas ‘La casa del cobertizo’,
‘Babuchas negras’ y del ensayo ‘Tres sinfonías’