Uno tiene días mejores y días peores, como todo el mundo. Hoy es uno de esos días malos, que suelen ser paradójicamente los mejores.
Me despierto con las toses típicas de mi hernia de hiato, comienzo a leer en los distintos medios y como siempre ocurre últimamente todo es política.
Que, si sobra el Senado, sobran las Autonomías, sobra el Gobierno que miente más que habla, sobra la oposición, sobra la Iglesia, sobra la Monarquía, estoy harto, pero harto hasta los mismísimos.
Me cuesta mucho hablar de estos temas, porque siempre parece que uno va contra alguien, y aseguro que no es así. Pero por mucho que uno valore ser responsable, llega un momento en el que hay que considerar si la responsabilidad no es hacer el juego a falsos profetas.
Siento hartazgo de toda esta gente que llena mi muro en Facebook y mi correo de panfletos políticos. ¡Basta ya!!!
Acaso hace solo unos años no existía Bankia, no había profetas, no había paro, no había corruptos de uno u otro partido, no había presidentes visionarios y angelicales. Ya está bien de joderme el día, bastante tengo yo con mis achaques de abuelo.
Quiero vivir en una sociedad verdaderamente democrática y que satisfaga las necesidades básicas de las personas. Aquí todo el mundo grita que son los mejores. ¿Alguien lo entiende? Yo sí. Esto es producto del fanatismo. Si tan descontentos estaban de que gobernara la derecha, ¿estaríais mejor volviendo a las políticas de izquierda que crearon casi 4 millones de parados en cuatro años? Expliquen por qué ese masoquismo.
Las prestaciones a parados bajan mucho, tiene que haber mucha gente friendo los huevos con saliva. Enhorabuena Sr. Sánchez, ha demostrado que con solo tres líneas se puede hacer un balance perfectamente claro y diáfano. La moto que nos quiere vender don Tancredo ya no la compra ni un chatarrero.
Que no, que ya se lo he dicho a usted y a los otros, que no me creo nada de ustedes.
No me toquéis más los cataplines, siempre al acecho de lo que pone el Antonio Luis, para enseguida salir en tropel con él “y tú más”. Iros a la mierda o leer en otro muro, que aquí no hacéis falta. Ya lo he dicho en otras ocasiones, la juventud vive de la esperanza, la vejez del recuerdo
Decía Confucio… «Nuestra gloria más grande no consiste en no haberse caído nunca, sino en haberse levantado después de cada caída«.
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