Cincuenta semanas lleva José Emilio Padilla, responsable del Museo de Ciencias del Instituto Histórico Padre Suárez, mostrándonos verdaderos tesoros de la Ciencia. Para celebrar este número redondo, en esta ocasión ha elegido uno de los elementos más singulares del Museo.
En una cajita de un azul precioso se hallan unos pequeños trozos que el observador puede confundir con papel de lija de grano muy fino, como el que usan los guitarristas para dejar sus uñas a la perfección. Pero no. En realidad se trata de una «reliquia»: son fragmentos del globo aerostático en el que Gay-Lussac ascendió hasta los siete kilómetros de altura en 1804 para realizar una serie de investigaciones muy valiosas en aquella época.
Y es que, cada elemento del Museo atesora una historia. En este caso, una gran historia de Ciencia.
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