Enjuto más que delgado, cara arrugada, cual uva constreñida por el sol secada, faz en línea recta de afilada cresta en sus mandíbulas marcada, con nariz algo aguileña de líneas delgadas que de aquellas parecía copiada, imprimían a su cara una actitud seria de tez hundida y tostada pero no malhumorada.
Rápido y controlado paso con sus dos brazos extendidos cubriendo flancos, pero no braceando, Su andar denotaba fijeza como si siempre a sitio ya determinado se dirigiera, con su enjuta sombra, compañera de delgados trazos, proyectada, tal como su cuerpo era.
Sin ser sucio, muy limpio no era; pero no dejado. Siempre con su traje de trabajo equipado. De afable trato, pero no amigo de conversación banal o charla impropia, sino que era de saludo escueto, pero de educado gesto, que no por prisa, sino por su introvertida personalidad. Así es… o así fue nuestro querido amigo, Rafael Romero Cámara. Amigo de todos y más conocido y respetado por su alias “Rafaelito David” que un 15 de abril, de 1.924 llegó a Benalúa de las Villas, al nacer, y un 11 de febrero de 2022, tras estar a punto de cumplir los 98 años de su dilatada vida. Cumplida su misión y dejada su impronta de buen amigo y mejor persona, partió.
“Revestido” de sus mejores “galas personales” y cargado de sus muchos años. Con experiencia ganada, con mucha sabiduría acumulada y que practicaba y ejercía en sus actividades cotidianas, dando consejos y enseñanzas a todo aquel que de ellas necesitaba. Era hombre de cierto liderazgo y que daba confianza en aquello que propone y de lo que sabía y de lo que idea muy clara tenía.
Cómo al nacer lo fue en época de escasez, en aquel momento sufrida en toda España por acontecimientos adversos y de necesidades sociales y económicas muy pobres. Estas circunstancias modelan su personalidad y resultó un hombre de economía extrema que basaba su existencia y supervivencia en el ahorro. Lo qué caracteriza una vida, que partiendo de su amplio talento y preclara mente al que solo le faltó estudio para haber disfrutado de conocimientos punteros en su vida, si bien, éste era leído por el afán que le marca su aguzado deseo del saber.
Adelantado en su tiempo fue hombre inquieto y en sus meditados proyectos siempre tuvo presente que la unión hace fuerza y el cúmulo de varios pocos puede llegar a formar “un mucho”. O como menos “un más”. Tenía en mente esta idea que de alguna forma quería practicar y lograr, en su pueblo y villa, una especie de grupo o asociación de gentes del trabajo reconocido y formalidad practicada para con ellos marcarse una meta, llegar a ella tras haber conquistado beneficios y rentas de trabajo todos unidos y con parte de sus bienes impuestos. No tenía duda. Ello redundaría en inequívoca economía y riqueza compartida.
Él en aquel momento seguro que no sabía que ese modelo económico y de gestión se conocía como el mundo de las “cooperativas”. Si sabía que, uniendo esfuerzo físico, colaboración colectiva y algo de aporte económico, esa conjunción de fuerzas lograría el bien de aquellos que la componen. Como quiera que le distinguió su espíritu de colaboración, así como el de prosperar económicamente. Varias veces intentó y algunas consiguió poner en marcha esas asociaciones o grupos de agricultores con las que tanto soñó. No eran grandes empresas, eran pequeños grupos con unión y complementaban con su colaboración la adquisición de aquellos útiles necesarios para sus pequeñas explotaciones de trabajo. Para solo uno de ellos era de alto costo y no rentable su adquisición. La unión paliaba dicho problema y todos lograban servirse de ello con el menor esfuerzo.
En plena década de los cincuenta de siglo pasado, consiguió reunir a un grupo afín de agricultores benaluenses y lograron adquirir la “revolucionaria” y perfecta máquina marca Ajuria con elementos para hacer la trilla, aventarla y formar un gran montón apilado de paja. Dio un impulso a la economía de Benalúa, se logró adelantar las faenas de verano, así como menguar costos. Costó cara su adquisición y fue por ello por lo que al comercial que a estos se la vendió, también le costó. Muchas horas de reuniones, muchas dudas y desconfianza por el desconocimiento del tema.
A alguna de esas juntas e interminables charlas, como niño, acompañé a mi padre y en mi natural aburrimiento, observaba mucho… y vi a los señores socios como les gustaba de escuchar al vallisoletano comercial, hombre de respetables gestos, amable, y como buen vecino de Valladolid, de habla perfecta, con su mejor castellano que escuchado entre hombres rudos, de jerga andaluza y no muchos conocimientos, atendían como si un gran concierto de belleza armónica oyeran. Es que, el comercial hablaba perfecto y por eso escuchaban más su agradable musicalidad oral que la importancia de lo que les exponía.
Un gran tractor para aquellos tiempos, marca de prestigio y de potente arrastre, DEUTZ. Los asociados eran casi los mismos socios de la compra de la trilladora/aventadora que ya compraran años antes. Su compra representó una pequeña decepción ya que no se prestaba para los arados y otros aperos de arrastre, era tractor muy pesado y no preparado técnicamente para la ariega, pero era una extraordinaria máquina para el transporte, al que fue dedicado totalmente. el cual efectuó muchas horas muchos veranos de barcina. Complementó muy acertadamente el acopio de las mieses segadas a la era de la Máquina. Transportó, en su enorme remolque de cuatro ruedas, muchos acarreos de abonos y otros muchos portes. Había una organización muy bien estructurada en acciones y estas en horas de trabajo con un orden que un sorteo definía en cada temporada.
La falta de técnica para arar hizo que el grupo de labradores se decidieran por un Fiat de cadenas o tractor oruga, juntamente con este también se adquirió una máquina segadora atadora. Como anécdota diré que el tractor DEUTZ, aún en estas fechas está con todas sus piezas en su sitio y funcionando y dispuesto a seguir prestando servicio, que solo por ahora, ya no hace por el cambio de tiempos y formas de trabajo, pero helo ahí, debidamente guardado, limpio y remozado en un garaje de uno de los antiguos socios, Jonás García Sánchez, alias, el “Hijo del Perlillo”. Ahora dueño único de tal pieza de museo. Qué comprado en el año 1955 cuenta ya con 67 años, longevo también como ha sido quien tanto lo cuidó.
La creación y organización, por el amigo Rafael de los grupos de asociados, así como la compra de maquinaria adecuada, removió las formas de trabajar de Benalúa de las Villas. Adelantó faenas, bajó costos y elevó el estado del bienestar. Así como, la sencilla pero inteligente forma de actual trajo nuevos aires, nuevas expectativas al cultivo y labranza del lugar que en muy pocos años dio un paso adelante al modernizar de particular manera todos los protocolos, costumbres y usos de la agricultura. Todo, o casi todo lo logrado es debido a un longevo hombre, de costumbres muy económicas y organizadas, de comportamiento cortés, afable y humilde a la vez. Yo, por todo eso, mi reconocimiento para él y mi agradecimiento.
Y no solo por ello, sino también porque un día en Benalúa, casi todos sus niños se movilizaron y rápidos fuimos a la puerta de la casa de Rafael. Poco después de licenciado de su mili a todos repartió una gran bolsa con balines o proyectiles del mosquetón mouse español, recogidos pacientemente en el campo de tiro, de detrás de los blancos en la tierra del balate. Y los trajo, para regalo de los niños, al considerar él que gustaría a la chiquillería a la que también enseñó a fabricar con ellos un bonito llavero. A mí el regalo de cuatro pequeños proyectiles me gustó, y lo fue por extraño, original y sentirme propietario de aquellas cuatro piezas de metal que habiendo sido disparadas por un soldado ahora en mi bolsillo guardaba cual pequeño tesoro.
Gracias Rafael, gracias por todo, gracias por mucho lo que aquí hiciste por tu querido pueblo y paisanos. Donde te encuentres, qué es lugar mucho mejor que éste, organiza también grupos de socios y prepara el lugar para la llegada de muchos que se querrán apuntar a TÚ SOCIEDAD.
PARA ‘RAFAELITO, EL DE DAVID’
NUESTRO RESPETO Y RECUERDO. DEP
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Autor del libro ‘El amanecer con humo’
Comentarios
3 respuestas a «Gregorio Martín García: «Rafaelito, el de David»»
Excelente artículo Gregorio
Asombrada por la elocuencia de Gregorio, y sorprendida por haber descubierto a través de él, algunas detalles que desconocía de mi mismo padre.
Gracias Gregorio. Rafaelito se hubiera sentido muy orgulloso de este homenaje.
Saludos de Chari Romero.
Rosario. Yo que te vi, desde que naciste y crecias, cada día cuando iba a tu casa muy temprano a recoger a tu padre Rafalito, para irnos, como cada jornada del torrido verano, a trabajar con la «barcina» y el tractor Deutz. Y como de forma ceremoniosa y fija se tomaba tu padre una gran cucharada de miel de abeja. Tambien te veia a ti, algúno de aquellos días en que muy madrugadora ya andabas levantada, te recuerdo como niña, eras muy educada y discreta y con tu mirada interrogante e inquieta al ver a aquel hombre tan de mañana en tu casa, invadiendo tus sueños . Asi te recuerdo Rosario y de ti tengo lejano y agradable recuerdo.
Hoy, muchos años despues y habiendose despedido de nosotros tú padre, para marchar a «seguir tomando su miel mañanera y conduciendo y cuidando su tractor Deutz, continuar Allá en Aquel Sitio cumpliendo cada día con su laboriosa labor y en la presencia de Dios al que tanto, tú padre respetó.
Gracias Rosario por tus palabras, gracias por tu amabilidad y gracias por hacerme recordar epoca tan agrdable de mi vida.
Un abrazo, un sentimiento y llanto por la perdida de tú padre a quien tanto se quiso y respetó en el pueblo.