Isidro García Cigüenza: «Consumismo, moda y postureo pedagógicos. María Montessori y la Pedagogía Andariega»

Alumno: ¡Vengo alucinado, señor Isidro! ¡Según nos han contado hoy, unos 10.000 colegios siguen por todo el mundo la metodología Montessori!

Maestro: ¿Y os han explicado en qué consiste dicha metodología?

 

Alumno: Sí, claro. Nos han dado unas pinceladas “grosso modo”. Sin embargo, lo que más me ha llamado la atención es que la mayoría de centros, aquí en España, son privados o concertados y van acompañados de la palabra “School”… lo que quiere decir que o bien son bilingües o están montados para un público “exquisito”. (Montesori School Almería; Interacional Montessori School Sotogrande…, etc).

Maestro: ¿Se trata acaso de una franquicia o de una marca registrada?

Alumno: Esa misma pregunta le he hecho yo a la ponente, quien se ha dado prisa en aclarar que no. Que la doctora Montessori nunca quiso registrar el nombre, ofreciéndolo como legado a toda la humanidad…

Maestro: Pero habrá alguien, un Organismo o Asociación que regule la aplicación correcta del método…

Alumno: Sí claro. Para evitar malinterpretaciones existe la Asociación AMI, cuya casa matriz está en Ámsterdam. Luego, en cada país, existe una especie de Delegación que se arroga el derecho a acreditar profesores (Guías, les llaman), dar titulaciones a los Centros privados y concertar con determinadas empresas la fabricación de sus artículos. En España, por ejemplo, la Asociación Montessori Española se cita con el acróstico AME.

Colegio Montessori

Maestro: ¿Y os ha dicho algo sobre la formación conlleva obtener ese título de “Guía” especialista?

Alumno: La acreditación la da una empresa particular, avalada por una Universidad. Hacer el Curso on-line vale unos 700 euros. El profesorado de los Centros acreditados ha de justificar haber realizado este máster para poder ejercer en ellos.

Maestro: Mi pregunta es obvia, pero ¿has averiguado si existen intereses económicos en todo esta panoplia de Colegios de élite, Cursos para Guía, y Materiales educativos “ad hoc”?

Alumno: Sin duda alguna que existe todo un negocio en torno a ese epíteto. Asistir a este tipo de centros supone pertenecer a una élite que tiene necesidad de distinguirse en el tratamiento pedagógico que reciben sus hijos de otros centros regentados, por ejemplo, por religiosos y religiosas. Al ser privados, efectivamente los alumnos deben pagar sus buenos euros en concepto de matrícula, de enseñanza y, lo que supone todo un negocio para ellos, de los talleres que se imparten por las tardes.

Maestro: ¿Y el negocio de los materiales Montessori?

Alumno: Basta visitar una tienda de “juguetes pedagógicos” para comprobar que los productos que se venden bajo ese apelativo tienen, por ello mismo, un precio más que notable. El mérito que la mentora ha atribuido a estos materiales específicos es que se trata de un material muy bien pensado y estructurado. “Ejercitan la inteligencia y con su manipulación los niños trabajan, piensan, clasifican y resuelven problemas, modificando sus representaciones mentales y ayudándose entre ellos a través de la “enseñanza mutua” (de unos niños con otros)” –ha dicho textualmente.

Maestro: Se nota que la charla te ha calado hondo… Con todo, tú hablas de “juguetes” cuando en realidad se trata de un material divertido sí, pero eminentemente didáctico y pensado para ser utilizado en clase y bajo ciertas condiciones de concentración, silencio y orden.

Juegos de un aula Montessori

Alumno: Lo que sucede es que, a la hora de la verdad, esos materiales han ido pasando del mundo estrictamente escolar al domiciliario. Es decir que, el hecho de regalar a un sobrino, vecino o amigo un material Montessori, se ha convertido en una garantía de distinción pedagógica…, y aún más, en esos ambientes en los que el postureo pedagógico, la moda y el consumismo les ha llevado a esos extremos… El negocio está montado y bien montado. Lo que más llama la atención es que María Montessori adaptó estos materiales para niños con problemas psicomotrices y de inadaptación social y que ahora sean las clases burguesas las que se aprovechen de ellos. Evidentemente se trata de padres concienciados y de niños que gozan de unas condiciones familiares en las que las ventajas económicas se traducen en ventajas escolares. El éxito académico así, está desde luego asegurado. Imagino que también lo estará el que se refiere al desarrollo personal.

Maestro: Esta conversación está tomando unos tintes netamente económicos que me desagradan en extremo. ¿Te parece, querido alumno, que nos centremos en esto último: en el desarrollo personal de los alumnos, es decir, en las Metodologías que utilizan esos Centros?

Alumno: Según he podido concluir, en las escuelas que siguen esta pedagogía, se da respuesta a las necesidades peculiares de cada niño, respetando su personalidad y tiempos de aprendizaje. Por consiguiente, el alumno no está obligado a seguir la lógica del desarrollo del programa, sino que está motivado para desarrollar intereses y motivaciones. Eso lleva a que la maestra-maestro “Guía”, ha de tener en cuenta las “etapas de desarrollo” del niño y valorar el modo en el que éste, de forma espontánea, presta atención y muestra interés. El mobiliario colorista, la esmerada decoración, las rutinas “tranquilizadoras”, favorecen el ambiente ordenado y atractivo preciso. Se nos ha insistido en que el silencio, el orden, la calma y la reflexión que se aprecian en de sus aulas, responden a una dinámica interna, nunca a otra impuesta desde el exterior.

Maestro: ¿Os ha invitado a visitar alguno de estos Centros?

Alumno: Sí, aunque ha de hacerse cuando los niños no estén en el aula, para no interferir en la labor docente. Se trata del centro donde ella imparte clase: El “Montessori International Scholl” uno de los más lujosos de Madrid capital. En la propaganda del mismo se dice textualmente:

«Montessori International Schools es un grupo de colegios privados de alto nivel académico, con medio siglo de actividad educativa y de obligada referencia en la aplicación del modelo de enseñanza fundacional de la Pedagogía Montessori. Nuestros centros de Conde de Orgaz, ubicados en la zona de Arturo Soria de Madrid, abarcan todas las etapas educativas, desde Kindergarten hasta Bachillerato. Contamos con un modelo curricular Internacional, una educación trilingüe (castellano-inglés-francés), profesores nativos, clases reducidas y amplias instalaciones. Centrados en el alumno y sus motivaciones, en cultivar su autoestima y su libertad creativa a través de la inteligencia emocional, nuestro proyecto educativo es holístico, universal y abierto”.

Los niños estudian y juegan en una escuela Montessori de Vietnan

Maestro: Pero, dime: así, a bote pronto, qué opinión te merece a ti esta Pedagogía…

Alumno: Mi opinión la estoy conformando aún. De momento he recabado información en base a lo que me han contado y he leído. Entre otras comprobaciones me falta su opinión, Sr. Isidro. Estoy seguro de que la tiene y que, como en otras ocasiones, no escaseará en interesantes apremios y juicios de valor.

Maestro: Si bien me resulta un tanto dogmáticas, mi admiración por las prácticas educativas que llevó doña María en vida está fuera de toda duda. También por su legado aunque, como sucede a todos los grandes iconos “que en la historia han sido”, los intereses, el dinero, la necesidad de crear élites acaban ensuciando los principios de quienes los sacaron a la luz. María Montessori, como cualquiera de nosotros, fue hija de su tiempo. Médica, Psicóloga y Pedagoga, bebió en las fuentes de la Escuela Activa, de la Pedagogía Científica y de una observación pertinaz acerca de los comportamientos infantiles (lo que daría pie a las averiguaciones de Piaget y los psicólogos evolutivos posteriores). Por otra parte ¿quién puede estar en contra de los principios que ella defendió, a saber: que los niños deben seguir el proceso natural de autoeducarse; que para ello hemos de aprender a observarle y que es preciso crear un ambiente idóneo con unos materiales apropiados? De todos modos la labor de la Montessori, hay que completarla con otras experiencias que ampliaron su campo de acción, por ejemplo con la de Helen Parkhurst quien, con su Plan Dalton, amplió el método a la Educación a niños de edades mayores.

Alumno: No sería usted mismo, don Isidro, si no nos hiciera ver y notar las diferencias de sus métodos “andariegos” con los de la Pedagogía “montessoriana”…

Maestro: A eso se le dice “tirar de la lengua”… Pues sí, efectivamente nuestra pedagogía difiere un tanto de ella. En principio Dña. María, si bien buscaba una aproximación a las condiciones de vida y entorno de sus alumnos, lo hacía desde el aula. Si favorecía unos materiales que aportaran sensaciones, no los encontraba en el medio natural, sino que los fabricaba exprofeso y los metía dentro del aula. El gusto por explorar y aprender “poniendo en orden” el mundo a través de juegos, rincones y talleres lo favorecía en sus alumnos sí, pero dentro del aula. Soy reiterativo en este asunto de “dentro del aula”, porque esa que esa es la principal diferencia entre su Método y nuestra Pedagogía Andariega. Montessori se planteó la escuela como un laboratorio, un experimento, un banco de pruebas donde comprobar la bondad de sus teorías. Para nosotros esa pretensión se nos antoja un error craso: proyectar una reproducción artificiosa del mundo exterior dentro de cuatro paredes equivale a aislar al niño de su propia realidad. Nuestra Pedagogía, bien al contrario, la llevamos a cabo partiendo de la inmersión de los niños en la realidad y recursos educativos que les circundan. Por eso nuestro caminar ha de interpretarse como un ir de un lado para otro en busca de lo que nos enseña, interesa y educa.

Alumno: ¿Y sobre los Colegios con pedigrí “Montessori”?

Maestro: Acotando tus mismas intuiciones del principio y españolizando un tanto las expresiones que utilizan las dichosas “School” (como si en castellano, vasco o catalán no tuviéramos nuestras propias acepciones lingüísticas) diremos con ellas:

¡About that… there is no comment!”

 

 

 

Isidro García Cigüenza

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