Con todo el debate mediático que se ha generado con motivo de la elaboración de los nuevos currículos por las Comunidades Autónomas, la principal apuesta de la nueva estructura curricular, como es el “Perfil de Salida”, está quedando silenciado.
Si mantener la calificación numérica de la Lomce o volver a criterios más cualitativos; de si hay que superar cada materia o repetir, en su lugar; sobre si puede pasar de curso u obtener el titulo de Graduado, con una, con dos o con ninguna asignatura suspensa; o sobre si la decisión de promoción ha de tomarse “por mayoría cualificada de dos tercios” (como dice la regulación de la Comunidad de Madrid). En algunos casos dislocados, como la Comunidad de Murcia, con los mayores índices de fracaso escolar y abandono escolar temprano, se permiten declarar -desafiando al Ministerio- que repetirán curso cuando tengan evaluación negativa en tres o más materias, siempre que no sean Lengua y Matemáticas– y establecer que “obtendrá el título de graduado en la ESO el alumnado que supere todas las materias o ámbitos cursados” o tenga una nota media de 5. Con esta cierta carrera a ver quién exige más, seguramente así se acercan (o se alejan) de la Agenda 2030 y del Objetivo de Desarrollo Sostenible-4. En fin, un cierto caos entre las regulaciones autonómicas.
Cuando el Grupo de Expertos propusimos el “Perfil de Salida al término de la Enseñanza Básica”, como la base de todo el proceso de desarrollo curricular, lo hacíamos convencidos que recogíamos una de las mejores propuestas de nuestros países limítrofes (Francia con el “Socle Commun de Connaissances, de Compétences et de Culture” y Portugal con el “Perfil dos Alunos à Saída da Escolaridade Obrigatória”). Desde un enfoque competencial, junto a los saberes esenciales en cada área o materia, debe importar determinar la base imprescindible que ninguno debe ignorar. Continuar creyendo que el asunto es lo que todos deben saber, en un contexto desigual; supone excluir reproduciendo los contextos sociales, familiares, personales, etc, Ese es el sentido del “Perfil de Salida”, al final de la Secundaria, siempre que vaya acompañado de una autonomía y flexibilidad curricular en el proceso de desarrollo. Así ha quedado recogido en el Real Decreto de enseñanzas mínimas de la Educación Secundaria Obligatoria: ”Obtendrán el título de Graduado en Educación Secundaria Obligatoria los alumnos y alumnas que, al terminar la Educación Secundaria Obligatoria, hayan adquirido, a juicio del equipo docente, las competencias clave establecidas en el Perfil de salida y alcanzado los objetivos de la etapa” (art. 17).
En términos similares, con otras articulaciones y apoyos, Portugal ha logrado abandonarnos de los últimos lugares en las comparaciones o índices europeos. Igualmente, en el caso francés, tras un amplio debate nacional a lo largo de una década (desde 2004 a 2014) sobre la determinación de una base común de conocimientos imprescindibles (“socle commun”), ha fijado aquellas competencias y conocimientos que todo ciudadano debe alcanzar al término de la escolaridad obligatoria. qué enseñar en la sociedad del conocimiento y determinar los aprendizajes imprescindibles de los que ningún alumno debiera verse privado.
En el caso español, dado que no ha podido tener lugar tal debate (requiere años), se ha recurrido al marco de las 8 competencias clave para el aprendizaje permanente plasmadas en la Recomendación del Consejo Europeo de 2018, articuladas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030; como los grandes Retos del Siglo XXI, con los objetivos de formar a una ciudadanía competente, ética y comprometida con la sostenibilidad de su entorno. En lugar de centrar el debate en las asignaturas, en su carga horaria o en la evaluación; la novedad y cuestión principal debiera ser este Perfil de Salida al término de la Enseñanza Básica, y determinar su progresividad en los etapas, ciclos o cursos. Por eso, como ha hecho alguna Comunidad Autónoma, más que diferenciar el currículo de Educación Secundaria Obligatoria, en coherencia con el Perfil de Salida, es mejor establecer el currículo de la Educación Básica
Esto debiera suponer un cambio sustancial en los modos habituales de gestionar el currículum y la organización de las escuelas. Establecer este perfil de salida, como en Francia el “socle commun”, supone definir lo que la escuela debe conseguir en términos de indicadores de aprendizaje, en lugar de programas de enseñanza, como venía siendo habitual. Los saberes parcelados en disciplinas independientes, a la larga, deben ser reagrupados en ámbitos pluridisciplinares, en función de objetivos prioritarios de aprendizaje expresados en términos de competencias. El perfil de salida, pues, debe condicionar todo el proceso de enseñanza, como aquellos aprendizajes esenciales y competencias que debe haber desarrollado un joven o una joven al finalizar la enseñanza obligatoria para poder lograr su realización personal, ejercer la ciudadanía activa, e integrarse socialmente.
Si continuamos con el referido debate, con los saberes básicos y competencias específicas de cada Área y sus correspondientes criterios de evaluación; el perfil de salida del alumnado al término de la Enseñanza Básica quedará como un anexo, añadido a nivel discursivo o burocrático, que no contribuye a alterar sustantivamente el currículum. Se habrá de nuevo perdido una oportunidad para orientar nuestra educación obligatoria en línea con lo que han hecho Portugal y Francia, para que la educación obligatoria pueda ser la escuela para todos.
Publicado en “Escuela”, 24 mayo 2022
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Catedrático de Didáctica y Organización Escolar
Universidad de Granada