Residencia EntreÁlamos, Día de san Valentín, febrero de 2023. Celebración y exaltación del amor. Amor sentimiento hacia el otro para el que deseas todo lo bueno.
Dos veces me llamó a mí el Amor, dos veces viví ese sentimiento, dos veces enamorado estuve y fui preso de vivo afecto hacia una persona a la que deseaba todo lo bueno. “Amor al prójimo”. Se llama esto.
Sentimiento de intensa atracción emocional y sexual hacia la persona con la que se desea compartir una vida.
“Amor Platónico”. De profundos sentimientos formados y agitados por las más diversas emociones.
Amor al prójimo o platónico. Es algo inherente a nuestra vida. Es un regalo que se nos dio al comenzar y de donde brota el principal motivo de existir, esto es: El vivir o morir. Esto se llama AMOR.
Sufrir o gozar. Es el amar … dar y con ello prolongar por los caminos de los tiempos todos los sentimientos. Por los que nos prometimos para toda la eternidad.
Era una tarde de junio del año 1.963 del pasado siglo. El sol ya mordía el horizonte, la luz vespertina, filtrada por unas nubes, era más dorada y apagada. Se anunciaba una noche de suave clima y agradable ambiente. Por el este ya brillaba alguna estrella cuando terminaba el astro rey su camino.
Yo con mis dieciocho años ya vividos, me invadía lo que yo aún no sabía qué, podía ser.
¿Estaba triste o era alegría…? No lo sabía.
Pero experimentaba algo profundo, dentro de mí, que casi desgarraba mis entrañas…
¡No! no era dolor, era un sentir intenso que como huracán bravío barría y en un punto acumulaba todos mis sentimientos. Qué tampoco ellos comprendían, a qué se debía ello.
A pesar de todo me agradaba estar en aquella situación que, aunque interpretar no sabía, en mí, hacía tiempo existía.
Eran incertidumbre y dudas y como un sufrimiento interior que denotaba temor a no ser correspondido. Caminaba un tanto raro, me invadía algo extraño nunca antes vivido y, ensimismado caminaba sin saber por qué camino.
La mente siempre fija en aquella idea que, insoportable y machacona, me maquinaba y repetía que a lo qué dirigía todas mis emociones no sentiría lo mismo por mí. Eso podría llegar a ser casi insoportable.
¿Dónde se origina “el dolor” que a veces acompaña al amor? Amar sin “dolor” no es posible, dejar de entender esta relación, es un error.
Yo, en aquella hermosa tarde de junio que vivía. Paseando el camino hasta la cita con mis amigos. Pensativo, meditabundo y leyendo de mi interior aquel ciclón de inefable confusionismo… descubrí con sorpresa y admiración… que era lógica mi situación.
Aquella mujer que siempre, mi mente ocupaba y mi corazón alteraba, algo, en ello tenía que ver…sí…enseguida comprendí, enseguida lo vi. Desperté en mí y… es qué estaba ¡¡Enamorado!!
Un escalofrío recorrió mi cuerpo, una fuerza desconocida lo paró en seco en el camino que recorría y en esta situación, de la que desconozco el tiempo, cruzó mi mente un clarividente rayo que me mostró el amor. Sí, sí. Estás enamorado, me dijo aquel chasquido de luz que a modo de flas me despertó y sobre la marcha decidí: Esta tarde tiene que ser.
Sería ese momento tan temido y a la vez deseado que guardaba bajo mi piel y cerca del corazón, tan ensayado cómo temido y que ni yo comprendía qué hacía ahí metido, sin servirme de él …
Había de armar mi alma de ternura y con esa dulzura y la necesaria valentía que ahora sentía. Acercarme a ella, cuando paseara esta tarde.
Regalarle mis anhelos, mi cariño y, abrir mi corazón ante ella, e intentar conquistar el suyo para envolverlo en mi vida y junto a la suya vivirlas.
Averiguar qué pensaba de mí. Aquella mujer, aquella linda chiquilla y de mi oferta de por vida que aquella maravillosa tarde, a ella le iba a hacer. Alma, corazón y todo mi yo quería dar y ofrecer a aquella, dulce y guapa mujer.
Su timidez y su rojiza cara que elevaban su hermosura me enloquecía, y yo solo quería oír de sus labios jugosos y de rojo encendidos, aquella palabra, aquella sílaba que, tantas veces fuera repetida, era el sello que gravaba o el lazo que ataba un amor a otro amor.
Pero no me dijo eso, esa sílaba esperada. Fue algo más valiente, algo más contundente más suave y a la vez más fuerte.
Cuando yo, frente a ella muy cerca, en la agradable opacidad de aquella noche con solo la luz de la luna, fijo en lo más profundo de sus ojos, y casi notando en mi cara su cálido aliento y, muy cerca de sus bulbosos labios. Cuando le dije…
– ¡¡“Te quiero”!
Ella, sacando fuerzas de su timidez, y mirando también la brillantez de mis ojos acristalados por la emoción que, casi los bañaba de lágrimas. Respondió, con una dulce y susurrante voz: -… ¡Y yo a ti también!
No dijo más. Ni yo pude, quedé sobre una nube.
Torpe de mí, tropecé. Tropecé en un montón de arena que encontré en mi camino…. rio, reí…pero enseguida recordé lo que acababa de oír…o ¿Era fisión?
Aquella mujercita que tanto en silencio y en callado sentimiento amé, me desarmó, fue más valiente que yo, expresó con directo sentimiento su amor.
Escapó, inesperadamente, de mi con ligeros pasos, casi carrera, que adornaba su andar, sonriendo alegre y creo que feliz, se volvió hacia mí a unos metros y me dirigió el beso más dulce, más sentido y apasionado que se pueda soñar…
¡¡Oh, Dios!! Lo depositó en la palma de su mano y con un soplido me lo envió y, yo lo prendí en mi corazón. Mientras observaba su bonita figura y su perfecto talle que me deleitaba, mientras llegaba a la puerta de casa y tras la cortina desapareció, de mi vista, no de mi corazón, donde junto con su beso guardé y custodié muchísimo tiempo.
Volví sobre mis pasos y no sé qué pasó en el camino a mi casa, no lo recuerdo porque no lo viví, solo sé que dormí abrazado a mi almohada y…
¡¡repleto de AMOR!!.
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Inspector jubilado de la Policía Local de Granada y
Autor del libro ‘El amanecer con humo’