Gregorio Martín García
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El amanecer con humo. Benalúa de las Villas… Hijos Dulces de Dios (VI-B)
El día tres de abril del año que nos ocupa, 1955, Domingo de Ramos, la vieja campana de la torre, luciría sus mejores sones y, al vuelo, pregonaría un gran repique, llamando a su sede a los cristianos. El antiguo templo benaluense, de planta basilical, de un pobre estilo románico y algo abandonada, contaba con…
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El amanecer con humo. Benalúa de las Villas… Hijos Dulces de Dios (VI-A)
Capítulo VI De la Alsina, la “aduana”, su paseo, Semana Santa, sus procesiones, comidas… Apenas, la penumbra del alba iba invadiendo las calles, iba conquistando espacio a la noche; ya caminaban por la calle Paseo, hacia la calle Granada y puerta de “la posá”; ella envuelta en su toquilla de lana, apretada con la mano…
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El amanecer con humo. Benalúa de las Villas… Hijos Dulces de Dios (V-B)
V. De la “plaza” jornaleros, sus manijeros, cuadrillas, la sierra, sus ¿trufas?… Como ya expliqué con anterioridad, había quien llevaba reloj. Y es que, eran raras, muy raras y escasas, las personas que tenían dicho aparato. Quien lo tenía regenteaba de ello y, si era de pulsera como ya se comenzaban a ver -antes todos…
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El amanecer con humo. Benalúa de las Villas… Hijos Dulces de Dios (V-A)
V. De la “plaza” jornaleros, sus manijeros, cuadrillas, la sierra, sus ¿trufas?… Dos paisanos -benaluenses, claro-, charlaban de sus asuntos en La Placetilla, cercana a la iglesia y con una pequeña pendiente en uno de sus laterales, donde hubo hasta hace poco una carnicería. La llamada Placetilla, lo era, por su escasa “categoría”; sus reducidas…
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El amanecer con humo. Benalúa de las Villas… Hijos Dulces de Dios (IV-B)
Llegué corriendo y sudoroso a mi casa, donde ya me esperaban. Aquella mañana había tardado más en hacer la faena de “chichanguero” de a mi padre acercar su caliente desayuno. Faena que, aunque no me dejaba de gustar, por lo que tiene de embrujo a tempranas horas caminar por las veredas de los campos verdes…
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El amanecer con humo. Benalúa de las Villas… Hijos Dulces de Dios (IV-A)
De sus campos, sus personajes, sus vecinos… Allá abajo, allá, frente a mí y desde norte a sur y de levante a ocaso, allí tenía y veía, disfrutaba y admiraba… ¡todo mi pueblo! Que bonita vista, que bello panorama, recreado desde lo más alto de La Cará. Mi Benalúa, contemplada por unos ojos de niño…
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El amanecer con humo. Benalúa de las Villas… Hijos Dulces de Dios (III-C)
Era tal la escasez, que los peones que hacían de manijeros en las cuadrillas de escardadores, segadores o desyerbando cebadas y trigos, como les era necesario para cronometrar las horas de trabajo de toda su cuadrilla, si no tenían reloj, tenían que pedirlo prestado a algún familiar o amigo. Y éste se lo entregaba, no…
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El amanecer con humo. Benalúa de las Villas… Hijos Dulces de Dios (III-B)
Aquello comenzaba a despertar, aquello cumplía protocolos… igual que cada año, desde tiempo inmemorial; para nosotros, chavales de veintiún años, entraba por el túnel del tiempo y la quinta de este año ya se celebraba. Y se estrenó con esa coplilla que uno de nosotros sobre la marcha inventó. Ya pesados todos en la jamilena…
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El amanecer con humo. Benalúa de las Villas… Hijos Dulces de Dios (III-A)
Capítulo III a De “La Quinta de Hogaño”, mediciones, tallaje, coplillas, anécdotas… La última ronda en el Bar del Numa (posteriormente de Manolo de la Laurilla, el Piche), estaba a rebosar, todos, con alguna excepción, eran conocidos. En el ambiente, además de humo de tabaco y ruido de voces, se palpaba una cierta euforia, no…
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El amanecer con humo. Benalúa de las Villas… Hijos Dulces de Dios (II)
Capítulo II. Lluvias, nevadas, noche Santos, gachas, cerraduras y largas veladas Llovía como nunca. Como siempre, los charcos formaban verdaderas lagunas sobre la tierra de la calle, cuando éstas desbordaban, comenzaban a hacer riachuelos que discurrían calle abajo. Iban aumentando su caudal, llegaban a hacerse verdaderas chorreras que con su fuerza arrastraban toda clase de…