Hoy celebramos el Día de las Fuerzas Armadas. Y en Granada es el acto central con el desfile militar que reúne a todos los poderes del Reino de España. Así que: ¡A sus órdenes y feliz Día de las Fuerzas Armadas 2023! Y, todo el que quiera, a ver el desfile en nuestras calles o por la televisión.
Y aunque en esta carta hablo de quinta, de reclutar y de jóvenes, no me refiero ahora a términos militares. Ese tema lo traté en otra carta reciente, de amplia difusión, titulada, ¿Sería bueno para todos y para todas?
Ésta, trata de que la quinta ola de la pandemia de la Covid-19, hace ya dos años, afectó en gran medida a los jóvenes. Reclutó a los jóvenes es una expresión que fácilmente podemos comprender todos, pero especialmente los que, en su día, hicimos la ‘mili’, el servicio militar obligatorio. La quinta ola se expandió afectando especialmente a numerosos jóvenes.
Y, la verdad, es que escribir sobre ello cuesta, la inspiración se desafina y hace que las muchas historias que contar y los sentimientos que transmitir jueguen al escondite. Al intentar hablar sobre cuestiones que quieren incidir en la normalidad, aparecen los que ya no están, los que luchan con la enfermedad y sus secuelas, las mascarillas y vacunas, las noticias y comentarios, los futuribles e incertidumbres.
Pero siempre hay que procurar pensar en cómo poner los granos de arena necesarios para que sea la parte positiva la que cunda y que la parte trágica no se nos lleve por delante. Los mayores miramos de reojo las reformas laborales y las de las pensiones, pasadas y futuras. Y muchos jóvenes están sin trabajo o con trabajos precarios. El mandato de productividad no se ha retirado, simplemente ha cambiado de objeto. En el fondo, psicológicamente, parece que seguimos como algo confinados, pero mentalmente, cosa que no favorece nada y nos retira de actividades.
De vez en cuando siguen apareciendo, en la actualidad, datos de fallecidos por la Covid-19 o afectados hospitalizados, que preocupan y nos ponen frente a una realidad sanitaria y social que no ha desaparecido del todo. La pandemia está marcando un cambio en la manera de enfocar la existencia, porque la situación perjudica, ya no sólo al ámbito más cercano, sino a la cultura occidental y a sus valores humanistas, trascendentes y filosóficos, tratando de orillarlos.
Es ahí cuando hay que elevar, con insistencia, la mirada. Es fundamental. Vaticinar, que volver atrás está siendo difícil, se presenta como muy fácil. El largo tiempo de esta peste está provocando una larga situación única e inédita en la vida de todos. Las artes y las creencias aportan el optimismo que pueden a la sociedad. También el voluntariado, el compromiso social, el cuidado del medio ambiente y el servicio a los demás.
Y el ejercicio, el contacto con la naturaleza y la alimentación sana han entrado de lleno en el día a día. Todo esto nos hace pensar y valorar más las relaciones sociales, laborales y, sobre todo, las familiares. Pues, dentro de que los jóvenes se quejan de no ser debidamente atendidos en muchas demandas, pienso, quizás ahora que soy un maestro retirado y cascado de salud, que el sufrimiento lo llevamos más profundamente las personas mayores, desde las variadas situaciones de la vida.
Hoy las letras parece que no quieren juntarse para hablar de las próximas fiestas del Corpus Christi en Granada, o de las vacaciones veraniegas, o del precio de la luz, o de mil temas más. Otra vez será.
Texto basado en la carta publicada en la edición impresa de IDEAL en agosto de 2021 y que todavía sigue teniendo actualidad. ¿No les parece a los amables lectores y lectoras de IDEAL en Clase?
Antonio
Alaminos López,
maestro retirado