Gregorio Martín García: «¿Enclaustrados por haber nacido? ¡No!, Residentes, 2/3»

La visión de los acogedores pasillos a ambos lados de la funcional recepción te aumentan la curiosidad cuando ante ti se abren sendas puertas correderas de cristal blindado. Una vez rebasadas estas, te dejan en una gran galería distribuidora y bien amueblada, donde una hilera, muy ordenada, de elegantes mesas, rodeadas por tres cómodos y funcionales sillones, embellecen el sitio donde los visitantes conversan con sus familiares residentes.

Todo el conjunto da idea de un inmueble elegante y bien ornado con muchas flores, no naturales, pero de tal belleza y calidad que consiguen un ambiente de natural realidad campera.

Hileras de tulipas penden de sus paredes y sobre las mesas que, en alarde arquitectónico, iluminan estucados, huecos y espacios de pisos superiores de cuyos techos penden enormes faroles de arte granadino.

Galería de distribución

Prendidos en la pared cuadros pictóricos atendiendo a distintos temas que se amoldan correctamente con la decoración del lugar y generan sensación de bienestar. Paisajes, bodegones, retratos y algún mural, colaboran y dan tal ambiente de tranquilidad que se entra en relax solo al sentar y, descansando admirar todo el habitáculo que a cuatro elegantes pasillos accede y da paso.

Los directorios muy bien situados, ayudan con claros textos a localizar los puntos más buscados en un alarde de buena técnica para el plan de autoprotección y emergencia del habitáculo que visitamos.

Pasillo acceso apartamentos habitaciones y suite

Regio y noble edificio es. De estética agradable, limpio y bien amueblado. No es que sea caro su mobiliario, pero es tal el gusto y acierto con que está colocado que engrandece sus aposentos.

Los largos pasillos, por los que se accede a los apartamentos o suite de los residentes, dan idea de estar en un gran hotel, o en lujosa estancia de crucero que, proa al viento, cruza el Atlántico.

Porque aquí se reside, aquí se vive, aquí se hacen socialmente amistades y muchas actividades de ocio y sociales propias de los que aquí, bien cuidados residen.

Panorámica Sierra Nevada desde EntreÁlamos

Los alojamientos de los que aquí habitan son amplios, bien iluminados y de acogedora estampa que, invitan a pasar en él muchas horas, viendo televisión, escuchando música, meditar o pensar en sus cómodos sillones, tomar sol en sus coquetas terrazas, es un placer. A la par que degustas un piscolabis o un refresco servido en tu refrigerador.

Mientras admiras y contemplas, Sierra Elvira, Sierra Nevada, los cercanos pueblos hasta Granada con extensos olivares o bosque de pinos en los montes cercanos. A la derecha de esta panorámica referida, son las sierras de Loja, allá a los lejos, las que contemplamos.

Es de significar sus puestas de sol que con la línea del ocaso lejana es peculiar y, de gran belleza en su camino hacia el horizonte, con bellos matices de colores intensos que dicen adiós a lo que fue por el sol iluminado y dotado de vida toda esta jornada que ya acaba e invita a la cena a los residentes.

Salón de uno de los apartamentos

Ésta es la RESIDENCIA ENTREÁLAMOS, ésta es casa y hogar de sus moradores. Aquí sus vidas transcurren cuidadas y protegidas, viven seguras y descansan en el culmen de su existencia y hasta gozan de mimos. Viven del recuerdo de sus pretéritos años y esperan con fe y esperanza los venideros.

A ambos extremos de la galería principal, sendas puertas dan acceso a un enorme y bien iluminado comedor, numerosas mesas de gran diámetro vestidas con sus ropas y gran mantel, su color blanco engrandecen el refectorio. Una hilera de ventanales nos dejan admirar los jardines traseros del edificio.

Frondosos paseos formados, indistintamente, por robustos álamos blancos y pinos, dejan entre ambos un fértil huerto plantado de variedad de frutales, algunos donados por los residentes.

Lugar de ocio, será posible que puedan plantar sus hortalizas en una huerta para estas, resultante en tal espacio y formada por pequeñas y equipadas parcelas, en un ejercicio sano y distraído y a la vez añorado de sus tiempos pasados.

Es la mañana, todos aún duermen, eso parece, porque los pasillos se hallan libres, se hallan solos, alguna limpiadora va a su destino de trabajo a comenzar la jornada. Sus “buenos días” son dichos, muy amable y cortésmente y su sonrisa lo adornan de fresca alegría del alba.

La tranquilidad de las galerías, todas iluminadas y diáfanas, se va disipando. Los madrugadores dan vida a los distintos recintos, todos ya iluminados. Comienza un nuevo día. La residencia despierta y se pone en marcha, con sus inquilinos, con sus residentes, que no asilados. Denostada palabra con despreciado argumento que referencia hacen a tiempos pasados y que aún latente subyace en alguna gente con ideas de antaño Cierto criterio equivocado subyace dentro de ellas.

Alguna de estas formas, por error, pueden aparecer en algún momento del dinámico quehacer de este vivo y querido centro.

[Continúa la próxima semana]

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Gregorio Martín  García

Inspector jubilado de la Policía Local de Granada y

Autor del libro ‘El amanecer con humo’

Gregorio Martín García

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