El pasado 26 de mayo de 2023 en el Salón de caballeros XXIV del Salón de la Madraza se presentó la Cátedra Juan Carlos Rodríguez de Teoría crítica. Intervinieron en el acto Pilar Aranda, rectora; Miguel Ángel García, catedrático de la UGR, Ángeles Mora, poeta, premio nacional de poesía y Francesco Muzzioli, teórico y profesor de la Universidad de la Sapienza de Roma.
La rectora presentó el acto y, a continuación, intervino Miguel Ángel García. Recogemos seguidamente de forma breve la intervención del catedrático.
Intervención del catedrático Miguel Ángel García
Juan Carlos Rodríguez era un maestro de maestros. Su cátedra pone en primer plano la necesidad de contar con teóricos como él.
Juan Carlos recogió el testigo de maestros y creó escuela con profesores como Álvaro Salvador, Ángela Olalla, Luis García Montero y Ángeles Mora, estos dos últimos premios nacionales de poesía.
Su legado supera a otros nombres que han logrado mayor reconocimiento. Su obra ha alcanzado dimensión internacional. Cuenta con lectores y discípulos en universidades españolas y extranjeras y con profesores de instituto.
Abrió la teoría y crítica literaria a otras disciplinas como historia, filosofía o crítica cinematográfica.
Para Juan Carlos no podía haber teoría sin crítica y no podíamos dejar de hablar de nuestro mundo. Destacó por su lucidez teórica y por tener las letras como una forma de vida.
Él pensaba que se podía hacer otra historia haciendo otra literatura y que había que analizar las ideologías. Llegó a dirigir la cátedra Federico García Lorca.
El Seminario Juan Carlos Rodríguez dirigido por Jesús Ambel ha sido la antesala de esta cátedra. Ángela Olalla y Carlos Enríquez del Árbol también han contribuido a su creación.
Intervención de la poeta Ángeles Mora
Ángeles Mora comenzó confesando su nerviosismo y agradeciendo a la rectora y a los dos profesores su presencia. Juan Carlos Rodríguez fue dos veces a la universidad de Roma.
La poeta dijo que sentía emoción y que le faltaban las palabras. Para ella, el mejor homenaje a un profesor, es crear una cátedra con su nombre y el encuentro es celebración. Juan Carlos Rodríguez nos dijo que la literatura no ha existido siempre y que la produce un sistema histórico.
Intervención de Francesco Muzzioli, Las líneas de un pensamiento distinto: Juan Carlos Rodríguez
Francesco Muzzioli pronunció su conferencia titulada Las líneas maestras de un pensamiento distinto cuya traducción de María Sánchez Sánchez se ofreció en papel a los/as asistentes. Recogemos aquí lo que consideramos más significativo de la presentación del profesor italiano.
Muzzioli contó que conoció a Juan Carlos Rodríguez en 1999 en un congreso en Madrid dedicado a hacer balance del siglo XXi. Sus razonamientos se centraban sobre todo en dos puntos que luego analizó con detalle: la ideología y la relación entre política y literatura. Esta última les interesaba a ambos en relación con los escritos en lo que estaban trabajando entonces y como alternativa todavía posible frete al rodillo uniformador del mercado.
Francesco Muzzioli nos recuerda que Rodríguez había sido alumno de Althusser. El primer efecto de la influencia althusseriana fue la pasión por la teoría. De acuerdo con Muzzioli la tesis doctoral de Juan Carlos Rodríguez, Para una teoría de la literatura, es un gran mural del pensamiento occidental, desde Kant hasta nuestros días, realizado con una capacidad insuperable para entrar en las posiciones, sintetizar su núcleo fundamental y analizar los elementos útiles desde la perspectiva del marxismo.
Juan Carlos estaba convencido de que mientras hubiera explotación en la tierra, el marxismo (basado en la “libertad sin explotación”) no podría considerarse superado.
La verdadera genialidad del autor granadino según el profesor italiano afecta al ámbito de la ideología, que se convirtió en el centro del marxismo del siglo XX. Juan Carlos se centra en la noción de “matriz ideológica”. La cual se trató ampliamente por primera vez en Teoría e Historia de la producción ideológica, que es básicamente un libro de historia literaria sobre el “Siglo de Oro”.
El sentido de “matriz ideológica” viene dado por la medida en que responde a la pregunta de la identidad. Según Rodríguez, decir “yo soy” significa situarse en un sistema social de posiciones jerárquicas, de roles y funciones, de comportamientos: soy rico, soy pobre; soy profesor, estoy desempleado; soy hombre, soy mujer; soy europeo, soy inmigrante.
Pero la “matriz ideológica” cambia en el transcurso de la historia. Rodríguez propone tres etapas decisivas que corresponden a las tres grandes formas de producción del mundo occidental: en la sociedad clásica la “matriz” se encuentra en la división “Amo/esclavo”; en la sociedad feudal en la de “Señor/siervo”; con la llegada de la sociedad capitalista-burguesa, nos encontramos ante el “sujeto libre” con la aclaración de que nuestra matriz se debe escribir así “Sujeto/sujeto”, es decir, con un Sujeto en mayúsculas superpuesto a un sujeto subordinado, que es explotado, para el que la libertad no es otra cosa que la libertad de vender y ser vendidos.
Aparentemente, en la relación “Sujeto/sujeto” parece haber igualdad y, por lo tanto, la ideología habría desaparecido. Sin embargo, Rodríguez lo ve al contrario: precisamente porque la ideología es menos visible, se ha vuelto más invasiva y esta capilaridad se descubre en algunas fórmulas de gran impacto. La ideología es “el aire que respiramos” y por eso la crítica tiene un trabajo muy difícil por delante. Rodríguez habla de dos inconscientes, el “libidinal” (propiamente freudiano) y el ideológico.
Posteriormente, Muzzioli se refirió al libro Literatura, moda y erotismo: el deseo del crítico, este aborda el espacio privilegiado de la moda donde no se sabe si se expone más el cuerpo de la modelo o el vestido del diseñador.
A propósito de la literatura. Esta no es solo la disciplina de enseñanza profesional de Juan Carlos. Ni tampoco es solo el punto de partida que exige la ampliación hacia toda la problemática social. La literatura es también un valioso observatorio de la ideología.
En resumidas cuentas, según Juan Carlos Rodríguez: “la literatura no ha existido siempre”, la literatura tiene una norma (y la función de la crítica oficial es la de controlar su cumplimiento) y la literatura tiene una “lógica interna”. El texto vive (habla) por sí mismo y en sí mismo pero en cierto modo interroga al autor y al lector.
En el libro dedicado a la literatura del Siglo de Oro, Teoría e Historia de la producción ideológica, Rodríguez abordó el impacto de la llegada de la clase burguesa, los escritores vivían la transición de la sociedad feudal a la burguesa como un contraste entre “organicismo” y “animismo”.
La obra posterior sobre la novela picaresca, La literatura del pobre, Juan Carlos muestra el desarrollo de la narrativa con el relato de la experiencia individual empezando “desde abajo”. Solo el pobre podría aceptar que se diera a conocer al público la propia experiencia “privada”. Hasta Don Quijote, cuando se destruye desde dentro la perspectiva organicista y los vínculos feudales con el “literalismo”. En El escritor que compró su propio libroii Juan Carlos Rodríguez muestra que el valor de esta obra radica en las artimañas, los fracasos, las grietas y las fisuras. Así, es posible mirar de una forma nueva el clásico del que ya se ha dicho todo. En manos de Rodríguez el prototipo de la novela moderna revela aspectos soprendentes, las paradojas de la locura y el anhelo de libertad, pero también el conocimiento del sistema de valores económicos, porque el manuscrito del Quijote no fue simplemente encontrado, sino específicamente comprado.
Dirigiéndonos a la modernidad aparecen los estudios sobre Mallarmé, Borges y Brecht. Brecht es sin duda un ideal para los discípulos de Juan Carlos. Es un autor comprometido con los explotados, su forma es nueva y sus maneras en absoluto retóricas, mantiene el cinismo, favorecido por el extrañamiento, el distanciamiento y la ironía.
Y llegamos al presente. La literatura por hacer y, en especial, la poesía por hacer. Ambos, Muzzioli y Rodríguez, estaban de acuerdo en la necesidad de la alternativa. La poesía “solo puede existir de hecho diciendo no a esa misma historia establecida”. Tal necesidad se encuentra en los poetas de la “otra sentimentalidad” y de la “experiencia”. Con algunos aspectos clave destacados:
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En primer lugar, está el nivel de la <<escritura del cuerpo>>. Se trata de invertir la habitual vocación “espiritualista”.
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Después, está el nivel constitutivo de las diferentes materias. Todo es materia, los materiales son los instrumentos pero también la inteligencia y la materia “objetiva” es el texto.
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El materialismo consiste en mirar la literatura “desde fuera”.
Pero el nivel teórico no se transfiere sic et simpliciter a la práctica poética, porque cuando se pasa a escribir poesía, las cosas son mucho más complejas. Se habla de otro “sentimentalismo” porque no se separa de la historicidad de la experiencia sino que se inserta en ella. Además la introspección de la poesía ya no es una forma de mirarse en el espejo y de encerrarse en la autorreflexión. Es una forma de hacer crecer el grado de conciencia.
Está claro que Rodríguez piensa –con Brecht- en una “productividad” que va más allá del código al destacar que la palabra nunca es inocente y que la poesía siempre es ideológica, el lenguaje de la alienación (que es el único que tenemos) puede transformarse en dirección alternativa. Debe abandonarse cualquier “rincón del alma”, sea del tipo que sea, porque la ilusión de la excepción, de estar en un lugar autónomo, en un oasis incontaminado, es la máxima trampa de la ideología…
En definitiva, la literatura, con una apuesta difícil, tiene la posibilidad de “decir nada y de poder decirlo todo”. Se trata (Rodríguez lo sabe bien) de “pensar con la explotación”, pensar “a partir de la explotación” pero también “pensar durante la explotación”. Si ahora la ideología se ha convertido en el “aire que respiramos” o en una “segunda piel”, buscar un “pensamiento distinto” es una tarea dificilísima.
Pero el “pensamiento distinto” es también un pensamiento que “distingue”, que trabaja obstinadamente en precisar los conceptos. Si realmente hay ruptura, se debe transformar todo: una política diferente, una crítica literaria diferente, una “vida” diferente. Y Rodríguez concluye: “Se trata de plantear el marxismo como pensamiento distinto, una teoría y una piel distinta: el inconsciente /consciente de la no-explotación”. Por supuesto, buscar una alternativa a lo existente significa apoyar una utopía (“un mundo ‘otro”).
Finaliza, Muzzioli, su exposición afirmando: el comunismo no se encuentra a nuestras espaldas, sino delante de nosotros. Esto constituye una tarea gigantesca, pero es el camino que ha establecido el “pensamiento distinto” de Juan Carlos Rodríguez, el punto de convergencia de todos sus esfuerzos como teórico, como historiador y como crítico.
Tras ello intervinieron Carlos Enríquez del Árbol y Miguel Ángel García.
Qué duda cabe de que, como el maestro Juan Carlos Rodríguez señaló el capitalismo se ha vuelto invisible, lo hemos naturalizado hasta tal punto que se ha convertido en algo natural «es lo que hay», se ha convertido en vida que diría Juan Carlos. Asumimos como propios relatos que nos cuentan que el capitalismo siempre ha estado ahí y siempre lo va a estar («es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo»); en consecuencia resulta más fácil analizarlo desde la naturaleza humana que desde la historia. Las consecuencias políticas de esto son inmediatas, si el capitalismo no es el resultado de unas condiciones históricas concretas, sino el reflejo y encarnación de la condición humana, entonces resultará imposible transformarlo, podremos reformarlo pero jamás acabar con él. Como el capitalismo se ha convertido en vida, en nuestra vida, luchar contra él es luchar contra nosotros mismos, ya que no se trata de luchar contra algo externo, sino contra algo que está en nuestro interior y que nos constituye como sujetos.
La tarea por tanto, no es sencilla, nos aboca a la parálisis, al descreimiento o a la distopía, tan de moda últimamente. Sin embargo, por qué no pensar que nos queda el análisis, la lectura y la escritura, aun en los márgenes o en las fisuras (en la “apnea” o la “autodesolladura” a las que nos referíamos anteriormente), en la utopía (que nos sirve para caminar como decía Galeano), en la búsqueda de un mundo “otro”iii.
Por nuestra parte, solo nos queda agradecer vuestra atención, saludamos la creación de la merecida Cátedra Juan Carlos Rodríguez que, como ya se ha señalado, fue precedida por el correspondiente seminario dirigido por Jesús Ambel. Esperamos sus frutos de la mano de su director, Miguel Ángel García, que también fue profesor nuestro. Él, Juan Carlos Rodríguez y otros de los profesores de su escuela han hecho que muchos antiguos alumnos y algunos profesores de secundaria, leamos y analicemos los textos utilizando los postulados de Juan Carlos Rodríguez. Así hacemos también en el Club de lecturas críticas del Ateneo de Granada junto con Jesús Ambel, en el cual desde marzo de 2022 se han celebrado ya seis sesionesiv.
Para conocer más sobre los autores mencionados pueden consultarse:
https://www.akal.com/autor/juan-carlos-rodriguez/
https://www.juntadeandalucia.es/cultura/caletras/autores/angeles-mora
https://francescomuzzioli.com/
https://www.ugr.es/personal/miguel-angel-garcia-garcia
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i En el volumen: AA.VV., Matrices del Siglo XX: signos precursores de la postmodernidad, Madrid, Universidad Complutense, 2001.
ii Nota de los autores de este artículo, Juan Carlos Rodríguez elaboró este manual a partir de los materiales de sus magistrales clases de la asignatura Cervantes o el nacimiento de la novela moderna.
iii Recomendamos libros como Después del acontecimiento de David Becerra Mayor, Contra la distopía de Francisco Martorell Campos, Utopía no es una isla de Layla Martínez e Ideología, poder y cuerpo de María Ayete Gil.
iv En él se han leído y comentado: Existiríamos el mar de Belén Gopegui, Factbook de Diego Sánchez Aguilar, Cosas vivas de Munir Hachemi y con la presencia de los autores: Un lugar seguro de Isaac Rosa, Murmullo de Belén Gopegui y Fábricas de cuentos de Javier Mestre. Este último libro se comentará el 9 de junio de 2023.
Pilar Mesa Arroyo
Jesús Jiménez Martín