Juan José Gallego Tribaldos: «Votaciones al fresquito. (O porque yo lo valgo)»

Trescientos sesenta y cinco
son los días que tiene el año
y para final de julio
hemos sido convocados
a depositar el voto
porque así lo ha designado
el eximio mandamás
tras haberlo consultado
con su yo, mí, me, conmigo,
cimas del ego encumbrado.

Es una condena justa
para purgar el pecado
que la mayoría de España
cometió al no votarlo
en los pasados comicios
como a él le hubiera gustado.

Cualquier tropiezo se paga,
he aquí un ejemplo claro,
y que sirva de escarmiento
pues el gran jefe, ofuscado,
concluyó en su reflexión
que todos-todas erraron
y le da un tirón de orejas
al paciente electorado
que sumiso irá a votar
cuando ha sido convocado
aunque a la sombra se alcancen
los cuarenta y pico grados
y las chicharras chirríen
con chiflos estridulados.

Sin embargo le saldrá
al revés de lo pensado,
o el tiro por la culata
para ser más atinado,
pues la gente está muy harta
de este Gobierno nefasto
que, además, para más inri,
Frankenstein lo han nominado,
implantador de discordias
a lo largo y a lo ancho
de una España milenaria
que, aunque parezca en letargo,
ténganlo todos presente
pues mejor no es olvidarlo,
cuando despierta se yergue
y secciona por lo sano
como hacen in extremis
los expertos cirujanos.

Es un puro disparate
que en el tórrido verano
se convoquen elecciones
«porque yo soy yo y lo valgo»
sin pensar en los demás
que sería lo más sensato;
«sólo por ser yo quien soy
no me rechista ni el Tato;
mas, si alguno refunfuña
con un mandoble lo aparto
y en un santiamén se queda
sin su sitio en el retrato».

Porque ¿en qué cabeza cabe,
si en las seseras hay algo,
convocar las elecciones
en un día tan emblemático
cuando toda España está
tan tranquila, descansando
en la montaña, la playa
o en las fiestas de Santiago?

Puede que por mala fe
o por un laudo arbitrario
esta fecha es la peor
de todos los días del año
y este insoportable abuso
el culpable ha de pagarlo.

Democracia es en esencia
hacer que el electorado
ejerza el derecho al voto
sin estar incomodado
ni esquivando mil obstáculos
por sentirse acorralado.

Democracia es propiciar
que todos los ciudadanos
se dirijan a las urnas
alegres y relajados,
haciendo fácil votar
en vez de obstaculizarlo;
pero en las adversidades
no quejarse es lo más sano
y actuar en consecuencia
es el criterio acertado
para evitar que otras veces
nos sigan ninguneando.

Pues el veintitrés de julio
es el día señalado,
tengamos todos «in mente»
el vilipendio y maltrato
de una decisión inicua
en dictamen arbitrario
que con pose de caudillo
y a golpe de decretazo,
sin consultárselo a nadie
por las bravas ha implantado.

 

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Juan José Gallego Tribaldos

Profesor jubilado y escritor,  autor de

‘Ortografía práctica del español’‘Ronda para niños’ (inglés),

‘Federico en su centenario’, ‘Las acacias del Macabe’,

‘Cervantes y Don Quijote’, ‘ La boca del infierno’. ‘En la noche de San Juan’

‘Mencía de Mendoza. La nieta del cardenal’

y ‘La historia de España en verso’

 

Juan José Gallego Tribaldos

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