Manuel García Hernández, comprometido con el patrimonio de Cogollos Vega

Es un todo terreno que trabaja por el patrimonio natural, histórico, antropológico, cultural, religioso y artístico del pueblo del que renace.

Cogollos Vega se encuentra situado apenas doce kilómetros de la capital, sin embargo resulta desconocido para la mayoría de los granadinos.

Cogollos Vega es un pueblo terminal. Ese aislamiento, esa invisibilidad, ese «abandono» institucional le ha permitido mantener características originales.

Si os decidís a visitarlo encontraréis un paisaje de grandes contrastes entre lomas rojizas y sierras en las que se desarrollan paisajes kársticos. Al fondo, dominado por el Peñón de la Mata aparece el pueblo.  Estéticamente resulta bello encontrar esa estampa, así, como por sorpresa, casas arracimadas que se han ido construyendo a lo largo de los siglos, buscando la protección del peñón.

Los cogolleros y cogolleras conocían antes de la llegada de Manuel la profunda riqueza geológica y natural de su pueblo. ¡Cómo no! Pero Manuel, a fuerza de repetir y repetir, nos ha hecho interiorizar aquello de que Cogollos Vega se asienta sobre unidades geológicas calizas y dolomíticas que han dado lugar a la formación de cuevas, como la Cueva del Agua.

Y hablamos así, con tanta propiedad, porque en Cogollos Vega vive Manuel García Hernández, licenciado que fue de la promoción número doce de Ciencias Geológicas de la Universidad de Granada. Cuando empezó la carrera, la Facultad ni siquiera estaba en el Campus de Fuente Nueva, estaba en la calle Duquesa. Hasta el Plan Bolonia, los estudios universitarios culminaban con un título de Licenciatura. Él se licenció en el año 1972. Para entonces ya había sido elegido por Juan Antonio Vera Torres, director del Departamento de Estratigrafía y Paleontología de la Facultad de Ciencias para que se quedara como profesor. Y allí estuvo hasta 2011, curso en el que abandonó su puesto en la UGR

A la vuelta de un congreso en Grenoble

Refrescamos el título de su tesis doctoral,  El Jurásico terminal y el Cretácico inferior en las sierras de Cazorla y de Segura (Zona Prebética), por varias razonesLa primera es que Manuel García conoce el rigor científico y el trabajo de campo. La segunda, ese rigor y trabajo sobre el terreno lo van a acompañar el resto de su vida.

De su larga estadía como docente conserva algunos tics. La preocupación por ser didáctico, la forma en la que presenta un discurso perfectamente estructurado, cómo lo presenta ante el auditorio, apoyado en un lenguaje corporal comedido.

Manuel García Hernández, geólogo, es una persona menuda, ágil, asceta, espiritual. Profundamente tímido y reservado. Nos ha costado convencerlo para realizar su retrato.  Si se ha dejado, es porque está profundamente comprometido con el patrimonio natural, histórico, antropológico, cultural, religioso y artístico del pueblo en el que nació su padre.

Foto del pasaporte (1955) La familia viajó a Venezuela y se instaló en Caracas

Manuel García Hernández conoce la historia de Cogollos. Su formación científica le ha llevado a buscar respuestas en las fuentes históricas del Archivo Parroquial, mimado por su responsable Miguel Escalona.

Le fue regalado a Manuel el don de la palabra.

Nos atrapa con un discurso sobre la presencia humana en Cogollos desde tiempos prehistóricos (hay testimonios fósiles en el Centro de Interpretación del pueblo – ¡por favor, legisladores dejen cambiarle el nombre!-. Es el Museo de Cogollos Vega, puesto que son cogolleros y cogolleras los que lo mantienen en pie y los que aportaron sus fondos); sobre la importancia del agua, – y no duda en llamar a su amigo, el experto hidrogeólogo Antonio Castillo, y este acude raudo y veloz a contar las innumerables fuentes y nacimientos de agua del término municipal; sobre los testimonios de la entonces alquería andalusí, Quiqullus, en forma de Baños árabes -s. XIII y XIV- y de Atalaya defensiva. Como el que tuvo, retuvo, Manuel insiste, la Atalaya tiene un profundo interés geoestratégico, porque nos permite una espectacular visión de la depresión de Granada y de la Zona Subbética, situada al norte; de la iglesia de la Anunciación, probablemente construida sobre la antigua mezquita; de Cogollos como cantón independiente en la primera república. Y le duele contar, y mucho, que Cogollos fue escenario involuntario y sangriento de la guerra civil. 

Con el mismo entusiasmo, Manuel habla de las tradiciones religiosas de Cogollos. En un país en el que se repetía como verdad casi teológica el refrán de «Tres jueves hay en el año que relucen más que el sol…», aquí el día del Corpus Christi se celebra en el mes de Octubre, desde el siglo XVIII al menos, probablemente para hacerlo coincidir con una importante feria de ganado.

Ya veníamos avisando que Cogollos es un pueblo original.

También es original el plato estrella, el pan mojado en el agua de algunas de las fuentes del pueblo acompañado de queso o chocolate. Es casi atávico.

Y si Manuel se queda sin tiempo, nos remite a su libro sobre San Antonio. Una vida y un patronazgo. San Antonio de Padua (1.195-1.231). Patrono de Cogollos Vega.

Un delicioso relato que construye a partir de un documento encontrado en el archivo parroquial de 1723.

No nos puede gustar más el texto, que debiera ser leído como pregón en cada fiesta del 13 de junio, recordando cómo el pueblo, asolado por una plaga de “palomilla” que se comía la aceituna, encargó, con aportaciones individuales, al imaginero de la calle Jardines, Salvador de Ledesma, discípulo de Diego de Mora, una talla en madera policromada del Santo. Cómo una vez finalizada la escultura -continua el relato-, la imagen fue depositada durante unos días en la iglesia de la Magdalena en Granada, y cómo fue portada por los vecinos desde Granada hasta Cogollos, realizando paradas junto a la ermita de San Isidro, Pulianas y Güevéjar, acompañada de fuegos artificiales, en un trayecto que duró desde las 7 de la mañana a las 4 de la tarde del 16 de octubre de 1723.

Nos emociona que la imagen siguiera el camino del barranco del río Bermejo y que entrara en la que iba a ser su morada durante, por ahora, trescientos años, por la parte baja del pueblo.

Sí, Manuel, que no se nos olvida. Recordaremos que están en marcha los actos de celebración del tercer centenario. Y que se está trabajando para abrir el “Camino de San Antonio” para que el santo pueda volver a realizar el camino.

Si hubiese algún tema musical con el que asociar a Manuel García sería el bolero Reloj no marques las horas…, porque le deben faltar horas en el día. Tiene una increíble capacidad de trabajo.

Ficha como estudiante de Teología

Creemos que todavía no lo hemos contado, pero Manuel también tuvo tiempo de estudiar Teología y de ordenarse sacerdote en 1991.

Y desde 1999 es el párroco de Cogollos Vega y Nívar.

Él, que es un hombre profundamente espiritual, reflexiona cómo casar psicología y espiritualidad, y ha publicado, entre otros ensayos, Vida y espiritualidad, en 2015, Las pasiones que nos dominan. Padres del Oriente cristiano y Eneagrama, en 2019, ambos en la editorial Desclée De Brouwer.

El último de sus libros publicados, Por las sendas de la noche. A zaga de San Juan de la Cruz, en la editorial san Pablo, fue presentado en las fiestas de San Antonio de 2022. Solo él puede estar hablando de mística y de espiritualidad en una soleada tarde ante un público entregado y recogido mientras se prepara una ruidosa verbena popular en la plaza del Ayuntamiento. Esto es posible porque resulta creíble. Y es creíble porque no duda en presidir el Museo de Cogollos Vega -el Centro de Interpretación- y trabajar codo a codo con Concepción Hurtado, Yolanda Luís, Cristina y Pilar Luzón, Mónica Hermoso, Francisco Fernández, José Antonio Hurtado, Jenifer Morales, Juan Pedro López, Alicia García… y tantos y tantos otros que luchan por el futuro de Cogollos Vega.

Manuel García Hernández, hijo de Manuel García López, natural de Cogollos Vega, y Josefa Hernández Rodríguez, natural de Granada. Doctor en Ciencias Geológicas y licenciado en Teología. Profesor de la UGR, párroco de Cogollos Vega y Nívar, pintor, ensayista, promotor cultural y defensor del patrimonio.

 

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  • Hacía falta que alguien recordara el caso de Alhambra Nievas González
  • José Antonio González Alcantud, el padre de la Antropología en Granada

 

 

Carmen Gómez Letrán

Profesora de Geografía e Historia

IES Padre Suárez

 

Carmen Gómez Letrán

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