Isidro García Cigüenza: «Garabateando»

Pese a quien pese, dentro de unos años la Inteligencia Artificial, de la mano de la Tecnología, convertirá en inservible el dominio de la lectura y la escritura.

Dichos aprendizajes van a convertirse en una actividad reservada a raros y nostálgicos. El acto de leer, consistente en pasar la vista por los signos de un texto para interpretarlos mentalmente o traducirlos en sonidos, va a resultar innecesario. Las Aplicaciones que transforman esos contenidos en la voz metálica (cada vez más humana) de los robots en cuanto al audio, y visualmente, en ingeniosos ideogramas, va a convertir los libros en una reliquia.

Aunque nos cueste admitirlo y levante ampollas, la escritura y, por ende, la lectura, están finiquitadas a corto plazo. Por extraño que parezca, ambos ejercicios nunca fueron espontáneos. Hasta no hace mucho la gente del común no necesitó del dominio de ambas técnicas para su desenvolvimiento cotidiano. Y en cuanto a que los libros reflejan la Cultura de un lugar, habrá que discutirlo… Se trata, en definitiva, de condicionantes sociales eminentemente temporales e interesados. ¡Otra cosa distinta es la necesidad de hablar, una necesidad cada vez más imprescindible para comunicarnos!

¡No escribas más de tres líneas, ni hagas vídeos de más de siete segundos! –me han advertido hoy mismo mis hijos-. ¡Nadie te va a seguir! Así que, apliquémonos el cuento y reconozcamos el hecho de que tú mismo, leyendo, te estás convirtiendo por obra y gracia de los nuevos tiempos en un Quijote trasnochado y yo, impávido escritor, en un Cervantes irredento. ¡Vivir para descreer!

Niñas garabateando en una pizarra

Académicamente y en lo que respecta a las escuelas, de aquí a unos años toda esa panoplia de metodologías lecto-escritoras…, procesos de alfabetización…, “representación del lenguaje como código humano de transcripción gráfica en unidades sonoras…”, van a resultar tan fuera de contexto como la utilización de la pluma de ave, la estilográfica, la máquina de escribir o, próximamente, el teclado del teléfono móvil.

Hoy más que nunca, el argumentario que sostienen legisladores, educadores y editoriales acerca de mantener este Fenómeno Educativo del aprendizaje lecto-escritor dentro de las aulas, cueste lo que cueste y pese a quien pese, resulta extemporáneo. Lo aplican esencialmente hacia la adquisición por parte de los alumnos de las habilidades psicomotrices, memorísticas y académicas, necesarias para descifrar e interiorizar la formación que aquellos quieren imponer.

La pretensión “idílica” de que “el escribir” sirva para expresar pensamientos, emociones y experiencias, ha venido a convertirse en toda una falacia. ¡Asomaos a una biblioteca escolar y preguntad por la estantería de los escritos propios de los alumnos, profesores o padres que han pasado por el Centro…! Apenas encontraréis despojos de un concurso de poesía organizado hace tiempo o de un libro viajero que llevó a cabo algún profesorado obnubilado.

Y sin embargo, erre que erre, el “Gran Affaire Educativo” de la lecto-escritura sigue sirviendo de señuelo para partidos políticos, editoriales y demás parafernalia de “psicólogos de la infancia” para justificar la necesidad de seguir con la matraca. Una matraca, reiterativa, pesada y agónica que ha convertido el gusto por ambas prácticas en el eslogan soterrado y maquiavélico del ¡Leed, malditos, leed!

¡Y mientras tanto los niños y jóvenes, porteando a sus espaldas la pesada carga de libros, cuadernos, fichas y apuntes, intentando llegar a la meta de los logros académicos…!

Aula de Infantil. Foto: D.M.E.

Se desgañitan las profesoras de “Infantil”, hablándonos de la conveniencia de la estimulación precoz, el dibujo libre, la pintura dactilar, el uso de plastilina, etc. para conseguir la adquisición de las “motricidades finas” que –aseguran- “llevará a los alumnos al exitoso dominio y comprensión de las grafías”.

En Primaria saturan a los chiquillos advirtiéndoles de las aberraciones que cometen de continuo con el mal uso de fonemas, grafemas y morfemas. En Secundaria les reprochan su incapacidad de interpretar textos literarios, amén de su mala ortografía. En Bachillerato, por su parte, se sacuden las pulgas afirmando categóricamente que los alumnos les llegan “sin comprender lo que leen y sin saber expresarse por escrito”. ¡Y mientras tanto, las papeleras de las aulas, abarrotadas de libretas, fichas y libros desechados por desuso!

Por contraposición, resulta imperdonable la poca importancia que se da a esos esos trazos, los garabatos, que nacen de la imperiosa necesidad que surge del interior de los propios niños. Unos trazos espontáneos que requieren esfuerzo y constancia, pero que conllevan un disfrute íntimo e indeleble.

¡Y más imperdonable, si cabe, la castración que sufren los niños de esa acción voluntaria en aras de un fenómeno artificial e irreverente como es “la escolarización”! Una escolarización que empujará a padres y profesores a dar un giro de timón en los intereses e inclinaciones de los niños, coartando así su espontaneidad a cambio de una larguísima travesía del desierto creativo.

Dibujo infantil

Exploración kinésica…, “nuevos cauces expresivos…” se justifican las legislaciones pertinentes. Pero se trata sin duda de un espejismo: la escolarización severa (de nueve de la mañana a dos, cuatro o seis de la tarde…); el régimen enclaustrado; el proyecto curricular eminentemente competitivo y punitivo…, tirará por tierra cualquier intento bienintencionado.

Me colé el otro día en la Escuela de Arte de Málaga. Mi propósito era departir con la profesora de Dibujo Expresivo acerca de las destrezas de sus alumnos en este ámbito. Me quedé estupefacto cuando me dijo contundentemente: “con respecto al dibujo a mano alzada, hay aspectos en esos mismos alumnos, como los referidos al dinamismo, la expresividad, la seguridad en sí mismo o el gesto espontáneo y natural… que tardan meses, incluso años, en recuperar”. Y concluía que todo su afán era llevar a cabo una propuesta metodológica que facilitara en ellos la vuelta a su época del garabato.

¡Vivir para descreer!

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Isidro García Cigüenza

Blog personal ARRE BURRITA

artífice e impulsor

de la Pedagogía Andariega

Isidro García Cigüenza

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