Tras dejar la capital y su sorprendente casco histórico que nos muestra su esplendoroso legado que parece sacado de una página de los cuentos del Rey Arturo, uno tiene una bella isla por descubrir aunque, ciertamente, la devastadora y voraz ola de incendios del verano 2023 hayan modificado su paisaje y tendrán poco que ver con el que encontré cuando la visité y, a pesar de todo, espero volver porque es una de esas escalas en tu vida en la que cada rincón de atrapa. Tanto que acabas exclamando: ¡Pero si hay más cosas que ver, tantas que nunca te las acabarás…!
Rodas es algo que te subyuga, te atrapa, digamos que tiene un magnetismo para el viajero y ahí está el misterio para que haya varios países centro europeos que la tienen como una de las islas preferidas en el apartado de turismo cultural y paisajístico, a lo que se le debe añadir su vida tranquila, mediterránea y callejera. En definitiva una tierra, un cruce de caminos que, a poco que el viajero se lo proponga, le llevará a mil y una situaciones que le harán creer que está en un territorio familiar porque, sin querer, te vas encontrando huellas de ese pasado común aunque hasta 1948 no fue incorporada a Grecia.
La encrucijada del Mediterráneo y la intensidad de la historia hace que, a veces, tengas que pararte a reflexionar ante la abrumadora cantidad de huellas de ese, en ocasiones, tortuoso pasado. El presente es reparador en el sentido de quietud, tanta que a veces crees estar solo en este privilegiado lugar.
Para la gente que me sigue y es aficionada al mundo de la radio, quizá interese recordar algo y, a lo mejor incluso le apetezca desplazarse hasta la colina del Monte Smith, nombre que se le dio en 1802 cuando el almirante inglés del mismo apellido divisaba desde aquí a la todopoderosa flota naval de Napoleón. Aún quedan vestigios de la época romana y en tiempos de la guerra fría aquí estuvieron emplazadas las antenas de la poderosa VOA [La Voz de los Estados Unidos de América]; el puerto albergó otro foco de emisiones pues allí estuvo anclado uno de los barcos más famosos de los que Washington empleó para sus permanentes emisiones radiofónicas hacia la entonces Unión Soviética [el navío COURIER «THE VAGABOND»] más o menos la planta de la isla era como el centro de Pals-Gerona que hace años se desmontó.
Ahora demos un paseo (o un buen recorrido para saborearla en toda su magnitud requerirá al menos una semana de estancia) alrededor de la isla, su carretera es todo un encanto para los que aman la conducción tranquila aunque siempre tengas que estar atento, el viaje es un suspiro y uno vino a disfrutarla no a experimentar en un peculiar trazado como si fuera un circuito de carreras.
Podemos comenzar por el lado Este, el más próximo a la actual Turquía, partiendo de la capital, la primera parada deberíamos hacerla en el pueblecito de LINDOS que es hasta donde llegan la mayor parte de los turistas; a partir de ahí parece que hemos tocado fondo, las infraestructuras serán cada vez más espartanas y, sin embargo, nos estaremos desplazando por una de las zonas más auténticas de Rodas por cuanto los pueblos o aldeas parecen haber quedado anclados en el pasado.
Sólo será cuestión de elegir -dependerá del tiempo que necesitemos- y dejarnos atrapar por el pasado, cuestión de estar pendiente de los indicadores de la carretera: Pefki, Glistra, Lardos, Monasterio de Agia Ipseni, Thari [Siglo IX, fue el primero construido en toda la isla] en donde destacan a e impresionan sus frescos del XIII; desandando el camino llegaríamos a Asklypió [en algunos momentos nos evoca la ruta de los pueblos blancos gaditanos] en donde el castillo y la iglesia lo son todo. La ruta hacia el sur nos conduciría hasta Genadi, posiblemente la más turística de las plazas de esta parte de la isla.
Al dejar Katavia estaríamos entrando en la zona Occidental de Rodas, la más verde hasta la catástrofe del verano del 2023 y el siguiente punto para pasear sería Profitis Ilias. Hay varios lugares dignos de ser visitados, entre ellos su famoso Valle de las Mariposas [Petaloudes, uno de los lugares más bonitos en este valle] peculiar nombre derivado por la llegada de miles de mariposas de la especie Callimorpha Quadripunctareo, que aparecen en el momento ideal para la siguiente colonia, generalmente entre junio y septiembre, lamentablemente no son visibles durante el día y personalmente me recordaba a otra especie migratoria en el Nuevo Mundo, esa otra arranca en Canadá, cruza Estados Unidos y llegan a México con ese mismo fin, y eso sucede cada año y, pasado un tiempo, los insectos desaparecen y hasta la próxima temporada en la que aparecerá la nueva generación con el mismo fin.
En esta parte de la isla tenemos nombres que pueden atraparnos, quizá la máxima atracción sería KAMIROS a poco más de 30 kilómetros de la actual capital [si la estancia es corta, se puede tratar de conseguir algún taxi para negociar el paseo]. Ahí hay abundantes restos de su otrora esplendoroso pasado aunque tendremos que ponerle imaginación y, en el lugar más alto de su colina, encontraremos el Templo de Atenea y una vista panorámica de postal. Tras dejar ese entorno podemos ir a un recoleto pueblecito de pescadores en Skala Kamiros desde donde uno puede dejar la carretera e irse a pasear con algunos de sus barquitos hasta Halki, si esta opción le atrae, puede ir hasta Monólithos que tiene unas cuantas centenas de habitantes y un silencio que embruja para disfrutar de la cercana Playa de Fourni considerada, por muchos, como una de las mejores de toda la isla.
Que le aproveche, Kalí tijí [Buen viaje].
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Maestro de Primaria, licenciado en Geografía
y estudios de doctorado en Historia de América.
Colaborador regular, desde los años 70, con publicaciones especializadas
del mundo de las comunicaciones y diferentes emisoras de radio