El párroco D. Bienvenido Campos Herrera se hallaba ya ante el altar. A mediados de los cincuenta. Misa preconciliar, en latín y de espalda al pueblo y entró:
– In nomine Patris et Filii et Spiritus Sancti.
-Amén
-Et introibo and altare Dei.
-Ad Deum qui laetificat juventutem meam
-Confitebor tibi in cithara, Deus, Deus meus.
Todos los fieles con extremado recogimiento y veneración iban siguiendo el rito y participando con sus contestaciones en latín.
Tenían las celebraciones algo de grandeza algo muy espiritual que ayudaba a elevar al Todopoderoso las plegarias, aunque no eran comprendidas ya que el latín no era conocido por el pueblo.
La misa en sí tenía varias partes litúrgicas:
-Ritos Iniciales
-Liturgia de la Palabra
-Homilía.
-Liturgia de la Eucaristía.
-Consagración.
-Comunión.
-Ritos de despedida.
-Bendición.
-” Ite misa est”
Todo un rito cristiano, centro de la vida de Fe que los benaluenses escuchaban con su máximo respeto. Al oír el “Ite misa est” (la misa ha terminado) todos salían del templo y tras un rato de charlas en la puerta de este iban partiendo a sus hogares.
Sí, hay que decir que los hombres solían quedarse tomando un vaso de vino en los bares cercanos mientras sus mujeres, las mujeres, marchaban a hacer el almuerzo.
Cumplida la fiesta de guardar del domingo y después de la comida, quizá alguna cabezada en mecedora o silla, rara vez en la cama, antes en el suelo donde gustaba en épocas de calor sentir el fresco de las duras baldosas a través de la manta que abajo se ponía.
En la tarde dominical, por no haber no había ni radios para escuchar, quizá se contaban con los dedos de una mano los que habría en Benalúa… De la T.V. no habíamos oído ni hablar. Debido a esto los hombres solían ir al campo a hacer pequeñas faenas pendientes o algún otro menester y si las hortalizas había era la tarde adecuada para hacer su recolección y llevarlas a casa. Se recogían extraordinarias canastas de toda clase de hortalizas y verduras, de las fértiles vegas y huertas del pueblo.
La campana, la Santa María de nuestra torre, tenía toda una semana para el descanso, hasta el próximo domingo no inunda de ecos de bronce los parajes cercanos ni a las palomas de los tejados espantará por los golpes de badajo sobre la revolucionada o volteada peana.
Sí, sonaba todos los días, al Ángelus y a la puesta del sol, pero no repicaba, solo toques, anunciando una novena o el rosario ordinario, quedando en reserva para las diez de la noche hacer el toque de ánimas, muy reconocido antaño y sin faltar su toque diario.
Oír levantados ese sonido de Ánimas, era raro en el pueblo, esa hora de las diez eran horas tardías. Amén de que los trabajos agrícolas necesitaban mucha mano de obra o costumbre aprendida para madrugar y evitar con ello horas de calor.
Nuestra campana, que siempre allá arriba de vigía y colgada como servidora incansable de toda la comunidad de un tranquilo pueblo, que oía sus toques, se alegraba con ello, los conocía y sabía qué nos quería decir nuestra campana.
Siempre dispuesta y preparada para avisar de cualquier incidente, cualquier tropelía, catástrofe o mal. Si morías ella lloraba y si nacías ella gozaba y contenta el silencio rompía y como si cantara giraba y giraba rompiendo sus ecos cruzando los campos hasta donde alargaba su incontenida alegría, porque hoy uno más de nosotros había nacido y aumentado su feligresía.
El gañán, el pastor, el que labra la oliva o escarda los campos, todos, al oírla paran, descansan en silencio y descubriéndose una oración murmuran y, rogando, entre labios dicen: “Por siempre sea Dios alabado”.
[Final]
Granada, febrero de 2024
Ver más artículos de
(Benalúa de las Villas, 19/02/1945-
Atarfe, 15/04/2024)
Autor del libro ‘El amanecer con humo’
Comentarios
3 respuestas a «Gregorio Martín García: « …y repican las campanas, que es domingo, 3/3»»
Acaba mí amigo Gregorio éste tercer episodio haciendo un fiel reflejo de sus creencias cristianas muy real.
Como siempre haces con tus articulos nos llevas volver al pasado con recuerdos bonitos y entrañables, UN CIELO GRANDE PARA TI.
Aunque no hemos vivido esa época, gracias a estos escritos la hemos conocido y visto lo bueno que había