Juan José Gallego Tribaldos: «Sierra Nevada»

El geógrafo Al-Zuhrí,
en la época musulmana,
con el nombre de Sulayr
menciona a Sierra Nevada
ensalzando la belleza
y la bondad de sus aguas,
que bajan a sublimarse
en la Vega de Granada
donde los chopos flamean
al primer rayo del alba.

En la primera centuria
de las calendas cristianas
el romano Plinio el Viejo
de la Sierra nos hablaba
nominándola Solarium,
cuya frontera se alzaba
entre Tarraco y la Bética,
cuando Iberia ya era Hispania.

El sabio san Isidoro
también a la Sierra ensalza
a la que nombra Solario
cual laudatoria semblanza
en las Etimologías,
obra ambiciosa y magnánima,
compendio donde el saber
es la meta soberana.

Con topónimos diversos
los árabes la proclaman
hasta quedar asentado
éste de Sierra Nevada
que engrandece los paisajes
de las tierras de Granada.

Yebal al-Taly en Al-Ándalus,
Mons solarius cuando Roma,
porque la nieve y el sol
la alimentan y coronan
como dioses mitológicos,
que entre luces y entre sombras,
bajan del cielo hasta el mar
en cadencia metafórica.

En Sierra Nevada luce
una flora muy variada
con más de dos mil especies
de liquen, hierbas y plantas,
la mayoría, endémicas
en sus cimas elevadas,
mientras por las rocas triscan
hermosas cabras hispánicas,
ejemplos excepcionales
de la montañosa fauna.

Esta sierra es la más alta
de la Península Ibérica
con picos que tres mil metros
holgadamente superan
siendo el monte Mulhacén
quien la jerarquía encabeza;
otras alturas le siguen,
sobresaliendo el Veleta,
también el de la Alcazaba,
a cuya cumbre se llega
por un paraje llamado
la Vereda de la Estrella;
así el Cerro de Los Machos
o el Cerro de Capileira,
los Alayos o el Caballo
que se alza sobre Nigüelas
diseñando las alturas
de la Cordillera Bética,
la más cimera de España
y la segunda europea.

Hermosos picos nevados
distintivos de la sierra,
contrastando con el rojo
que en la Sabika hermosea
desde las viejas murallas
hasta las Torres Bermejas,
la de Comares, Infantas
o la Torre de la Vela

Un geométrico paisaje
delinea Sierra Nevada,
con sus montes y calares,
altiplanicies y lastras,
los tajos, las barranqueras
y las lometas de launa;
hacia el norte, las umbrías
desde Guadix a Granada,
pero, en contraste, hacia al sur,
las apacibles solanas
que llegan hasta la costa
a través de La Alpujarra
enhebrando a pie de monte
castaños, caquis y parras.

En los tiempos del deshielo
el paisaje se embalsama
en el aura de hermosura
que ventea Sierra Nevada,
musicándose la luz
con los murmullos del agua
bajo un cielo añil intenso
irisando las montañas.

El río más importante
de las tierras de Granada
es el Genil o Singilis,
como tal vez lo llamaran
en los tiempos más remotos
cuando Hispania era romana.

El Veleta y Mulhacén
abastecen con sus aguas
el nacimiento del río
allá en las cumbres nevadas
y el Barranco de san Juan
sus primeros pasos marca;
recibe como afluentes
bravos ríos de montañas
entre los más, el Maitena
junto al de las Aguas Blancas
por donde brotan cerezas
de color rojo escarlata.

Continúa su camino
el Genil hacia Granada,
allí se le anexa el Darro
y ambos juntos se solazan
por la Vega granadina
armonizando su andanza
hasta el río Guadalquivir
al que con júbilo abrazan.

Ya en el siglo XVI
se subía a Sierra Nevada
en los tiempos del verano
cuando el calor arreciaba,
para transportar la nieve
que en ventisqueros se hallaba
y poderla utilizar
en las más diversas causas
como enfriar las bebidas,
aliviar el mal del asma
o bien de antiinflamatorio
entre múltiples terapias.

Para subir a la Sierra
varios caminos se usaban
aunque el de los Neveros
marcaba siempre la pauta
por la senda del Genil
a la vera de sus aguas.

Hay parajes deleitosos
de lagunas salpicados
donde el color de su tez
se torna mimetizado
con los azules del cielo
o de oscuro sombreado
por los riscos y pizarras
en los montes enraizados.

La laguna de Aguas Verdes,
la laguna del Corral,
la laguna de las Yeguas,
lagunillo de san Juan,
ancoradas en la sierra
como islotes en el mar.

Hoy una estación de esquí
en Prado Llano se eleva
que en remontes y cabinas
hasta Borreguiles llega
quedándose a pocos metros
de la cima del Veleta
donde guiñan rutilantes
miles y miles de estrellas.

Al socaire del Veleta,
la imagen estilizada
de la Virgen de las Nieves,
que en blancura inmaculada,
el escultor López Burgos
cinceló su hermosa talla
solemnizando el paisaje
sacro de Sierra Nevada.

Próxima entrega: PINOS PUENTE

 

 

 

Leer más romances de

Juan José Gallego Tribaldos

Profesor jubilado y escritor,  autor de

Ortografía práctica del español; Ronda para niños,

edición en español, inglés y japonés;

Federico en su centenarioLas acacias del Macabe,

Cervantes y Don QuijoteLa boca del infierno,

En la noche de San Juan

Mencía de Mendoza. La nieta del cardenal

y La historia de España en verso.

Redacción

Ver todos los artículos de

IDEAL En Clase

© CMA Comunicación. Responsable Legal: Corporación de Medios de Andalucía S.A.. C.I.F.: A78865458. Dirección: C/ Huelva 2, Polígono de ASEGRA 18210 Peligros (Granada). Contacto: idealdigital@ideal.es . Tlf: +34 958 809 809. Datos Registrales: Registro Mercantil de Granada, folio 117, tomo 304 general, libro 204, sección 3ª sociedades, inscripción 4