El próximo sábado, 3 de agosto, tendrá lugar la presentación de la edición crítica y didáctica del drama de Manuel y Antonio Machado La duquesa de Benamejí, publicada hace unos meses en la editorial Rilke. El acto está enmarcado en las III Jornadas Benamejí Bandolera que con tanto éxito se viene celebrando en esta localidad cordobesa. Además de esta presentación, los días 2 y 3 se llevará a cabo la representación de dicha obra, toda una referencia cultural en Andalucía, organizado y promovido por el Ayuntamiento de Benamejí y en el que intervienen más de 120 artistas.
Estrenada en el Teatro Español de Madrid el 26 de marzo de 1932, fue el de La duquesa de Benamejí el último estreno teatral que los hermanos sevillanos compartirán de una obra conjunta.
El bandolero Lorenzo Gallardo es conocido por su valentía como por su generosidad. Cuando se encuentra con la joven Reyes, duquesa de Benamejí, ambos reviven un suceso de la infancia, despertando de nuevo algo más que el recuerdo y la admiración entre ellos. En su sentimiento apasionado se interpone la gitanilla Rocío, quien revelará una de las claves de este drama romántico, ambientado en la época de Fernando VII.
La caracterización proteica que adopta el forajido en este drama de Manuel y Antonio Machado está envuelta tanto en la luz de hacer justicia como en las tinieblas de ser el desestabilizador de esta. En realidad, presenta una doble máscara de redentor y de amenaza, oscilando entre el papel de héroe justiciero y el de figura inquietante que amenaza el orden establecido. Este dualismo confiere al personaje una complejidad que refleja las tensiones morales y sociales de su tiempo.
En contraste, en La duquesa de Benamejí, la protagonista Reyes encarna una simbiosis entre su noble linaje y su carácter impetuoso. Su comportamiento está regido por la heroicidad y la abnegación, características que derivan tanto de su alta cuna como de su intensa personalidad. Esta combinación de factores da lugar a un personaje cuya nobleza de espíritu y valentía se entrelazan de manera indisoluble.
Sin embargo, no solo los idilios amorosos, las emboscadas, las peripecias y los crímenes constituyen los puntos cardinales de la obra. También los espacios juegan un papel crucial. Los entornos físicos no solo sirven de escenario, sino que también afianzan caracteres, proporcionan transiciones en la trama y definen a sus moradores y su forma de vida. Cada lugar se convierte en un reflejo de las experiencias y las emociones de los personajes, enriqueciéndose mutuamente y aportando una capa adicional de significado a la trama. Los paisajes y escenarios se convierten así en actores silenciosos pero esenciales, cuyas características influyen profundamente en el desarrollo de la historia y en la evolución de los actantes.
La edición de José L. Abraham López va acompañada de una guía didáctica que, junto a cuestiones relacionadas con la comprensión lectora, incluye otras vinculadas a los temas de actualidad que aparecen en la obra, el estilo de los autores, además de líneas de trabajo a partir del género dramático al que pertenece y que conducen a la reflexión y al debate.
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