En un año de grandes películas españolas, “La estrella azul” nos cautivó desde el principio por su verdad, su historia, su homenaje y su estilo metaliterario, su cine dentro del cine.
A pesar de la cerrazón de algunos, y el ambiente pacato y asfixiante que precede a las tragedias, nos lleva a la esperanza, a la búsqueda del tiempo lento, del disfrute con la música y el arte, y el abrazo de la familia y el pueblo, representado en ese sur mágico y reparador.
Pero es que además, está lo que ha sucedido después de que la película saliera a la luz, el éxito de público, los premios y la creación de ese grupo ecléctico, solvente y emocionante que aúna lo mejor del rock zaragozano de los ochenta y de la chacarera de Santiago del estero.

Desde el sur de España, castigado y olvidado, a menudo, cuna de música y poesía, ayer pudimos disfrutar en el Lemon de la magia de Javier Macipe, Pepe Lorente y Mariela Caravajal, como ya lo hiciéramos allá por octubre de Cuti Caravajal y otros miembros de la familia, tocada por el milagro de la música y la sabiduría, en la Tertulia.
Pase lo que pase hoy, La estrella azul ha ganado pero, sobre todo, hemos ganado nosotros porque esta obra de arte cinematográfica, musical y biográfica hace mejores a quienes se acercan a ella y es un bálsamo para el alma para quienes sobrevivimos a pérdidas importantes.

Por Mauricio, por Pedro, por Inge, y por todos los que les rinden homenaje a ellos y ella y a otros y otras Quijotes de nuestras vidas e historia, qué vivan La estrella azul, Zaragoza, Granada y el buen y comprometido cine y gentes de nuestras tierras.
Actuaron también en el escenario, el músico granadino Antonio Arias y Mateo, sobrino de Macipe, otro músico nacido a partir de la película. Entre el público, en primera fila se encontraban también el batería de La Guardia, Emilio Muñoz Titos, el cual conoció a Mauricio Aznar y Paka Molina, actriz en La casa de Bernarda Alba de Valderrubio y Teatreves teatro.

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