María del Charco es cuentista, cuentera, que cuenta cuentos. O, como diría su madre, que tiene mucho cuento.
Recoge palabras de todos los tamaños y formas: de aquí, de allá, de acullá. Las guarda en cajas de colores. A veces las abre, las pone boca abajo y deja que las palabras se mezclen unas con otras para que cuenten historias preciosas que nada tienen que ver con los cuentos tradicionales. Es una incansable buscadora de historias y desmitificadora de cuentos, que cree en la necesidad de transformación y renovación de estos para llegar a la igualdad a través de la palabra.
María del Charco, cuentacuentos, comienza profesionalmente como narradora oral en el año 2006 en las bibliotecas y centros escolares, dentro de los proyectos de iniciación y fomento a la lectura creados en Andalucía. Desde el año 2010 vive del cuento, colaborando, entre otros, con el Área de Igualdad de la Diputación de Granada en el Programa de Educación para la Igualdad. Esta iniciativa está dirigida a centros de primaria y secundaria de la provincia, con el objetivo no sólo de despertar la imaginación y hacer sentir el placer por la lectura, sino además de provocar que el público piense, reflexione y adquiera un espíritu crítico sobre lo contado, desde la primera palabra, desde la primera frase, desde el primer cuento.
Durante la Semana del Libro, María del Charco llegó como la pleamar al colegio de Olivares con una propuesta original e interactiva: «Cuéntame un cuento». En ella, ofreció al alumnado una versión diferente del clásico de La Cenicienta, recitó El Sapo Gusarapo que no quería ser princeso ni príncipe guapo, y tradujo Tacirupeca Jarro, una de las treinta y cinco versiones que existen sobre Caperucita Roja.

Son los llamados anticuentos, contados con sentido del humor, libres y limpios de las influencias de un pasado cultural sospechoso, que la memoria oficial se ha encargado de transmitir de boca a oreja, de oreja a oreja, durante siglos.
Cuéntame un cuento —que más bien podría llamarse Cuéntame otro cuento— pretende que el alumnado conozca y reconozca el papel tan diferente que conscientemente se asigna a las y los protagonistas de los cuentos de hadas, de las series, de los dibujos animados y de los videojuegos.
Busca desmontar estereotipos de género y analizar el sesgo sexista que encierran estos relatos aparentemente inocentes.
María de la Gota, María del Charco, María del Mar o del océano, se irá como la marea cuando se retira, como una marea viva, porque como diría ella: «el cuento no es importante porque divierta o porque permita conocer la literatura de nuestro siglo, sino porque gracias al lenguaje podemos desarrollar una lectura no sexista, una narración que permita comprender el mundo, analizar la realidad, inventar, convivir, resolver problemas, aclarar nuestros sentimientos, en definitiva, poseer una inteligencia llena no sólo de imágenes, sino también de palabras y cuentos».

Pilar Mínguez Navareño,
Graduada en Derecho por la UGR
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