Pedro López Ávila: «Entre la avaricia, el chanchullo y la política»

Tienen tanta cara dura estos trepas como falta de formación intelectual y moral; su objetivo -que nadie se engañe- no consiste en impedir que gobiernen otros que, trincando ellos, les daría igual ideologías o los dirigentes que fueren.

Siempre ha habido, aunque ahora proliferen más, personajes estrafalarios, vitalicios del poder, no les importa tanto ensalzar el producto de la casa como el denostar al del «enemigo»; poseen formas tan imaginativas como salvajes para derribar a sus adversarios y son muy malos cabos furrieles dentro de la administración, porque no dan para más. Casi siempre actúan guiados por la santa indignación que les provocan aspectos tan raros como pensar de manera diferente, motivo más que suficiente para descalificar a cualquiera; si bien, la característica más definitoria de la personalidad de estos individuos es que tienen un tejido epidérmico facial tan endurecido como el hormigón; o sea, están consustancialmente dotados de una jeta tal que yo que ellos me presentaría en la Facultad de Psicología de la Universidad de Harvard y les diría: «aquí vengo a que me estudien por si puedo conseguir un premio».

Como decimos tienen tanta cara dura estos trepas como falta de formación intelectual y moral; su objetivo -que nadie se engañe- no consiste en impedir que gobiernen otros que, trincando ellos, les daría igual ideologías o los dirigentes que fueren. Lo importante para ellos es hacer negocio con la política y lo que pretenden es no perder sus influencias sociales, económicas y de poder. Son hombres y mujeres con un solo gesto y con el espíritu puesto en una sola dirección: adular a un líder, generalmente autócrata, de difusa ideología que se vende en una especie discurso populista, partidario del pueblo, de un «socialismo aldeano» y representado por unos dirigentes poco instruidos.

Estos gobernantes y exgobernantes, que se integraron en 2019 en el llamado grupo de Puebla como representantes de la izquierda política y que se autodefinen como progresistas no lo son tanto, pues a la hora de la verdad, muestran su desdén por la clase media y por los trabajadores y trabajadoras a los que saquean continuamente con impuestos para, posteriormente, administrarlos, como parece lógico, entre sus amigos familiares y allegados.

Con todo el cuajo del mundo -en el caso de la actualidad que nos ocupa- dos altos cargos, exsecretarios de organización del POSE, Santos Cerdán y José Luis Ábalos y, junto a su asesor Koldo García (conocidos por la banda del Peugeot) saquean, presuntamente, al erario público con una avidez trincona implacable y con un nepotismo sin fronteras. Además, uno de estos presuntos chanchulleros, Santos Cerdán, ha estado, casualmente, negociando en Suiza con Puigdemont no se sabe muy bien qué; si bien, dicen las malas lenguas, es decir, la derecha, la ultraderecha y los medios con el disfraz de la ultraderecha que lo que hablaron en las últimas reuniones fue de dinero, de muchísimo dinero de financiación para Cataluña, así como de amnistías para golpistas y, cómo no, parece ser que también intercambiaron algunas opiniones sobre la independencia de la región. Sin embargo, no sé por qué me da a mí que estos dos pájaros nunca dan puntada sin hilo y si se juntan sería mejor que Dios nos cogiera confesados y con los machos bien apretados. Supongo yo que ahora se echarán en falta.

A pesar de que ya llevemos mucho tiempo en este país con escándalos de corrupción, cuando parecía que ya habíamos superado, al menos, el pasmo, la vergüenza y la indignación ciudadana de sentirse engañados por los que se enriquecían con dinero público, lo que está saliendo cada día y en cada momento a la actualidad supera con mucho lo abominable y, en consecuencia, se hace muy difícil poder digerir bien los estratos tan indigentes de moralidad en el que se mueven nuestros dirigentes públicos no solo con el cobro de comisiones, sino también en las adjudicaciones o licitaciones a empresas de las que, a veces, forman parte de ellas como accionistas o como copropietarios. Sin embargo, no podemos olvidar que aunque los beneficiarios son los imputados (por ahora), los que se encargan de que suene la carraca son muchos otros rostros que permanecen en la sombra y para esto se ha hecho necesario crear un entramado que, como muchos apuntan, es pura mafia.

Ante esta situación de extrema gravedad, no se puede seguir vendiendo la mercancía averiada como si se tratara de casos aislados dentro de un partido, aunque las ramificaciones amplísimas del entramado, lógicamente, tarden un considerable tiempo en despejarse. Para darnos cuenta del nivel delincuencial en que nos encontramos baste comprobar como todos estos individuos se grababan los unos a los otros, porque no se fiaban entre ellos. Así las cosas, hoy los audios de Villarejo parecen una nadería en relación al material que nos proporciona solamente Koldo, pues aquí se grababan todo y todos y todas, incluidas fontaneras, empresarios-investigadores, políticos, periodistas etc.. Por esto estas grabaciones van a constituir una fuente de conocimiento y un material de primer orden para comprender y explicar en su día una sociedad en los momentos que se tambaleaba en un caos moral y político.

Los insultos, la prostitución como modelo de negocio recurrente, zafias expresiones sobre las mujeres, el machismo, el chantaje, las conspiraciones, los chanchullos, al reparto del trinque de los trapicheos, la doble moral (mientras presentan una ley contra la prostitución, se están intercambiando prostitutas), nos hace ver que estos gobernantes nuestros de no haber sido por la política hubieran sido solo insignificantes, insignificantes hasta la nulidad.

(NOTA: Este artículo de Pedro López Ávila se publicó en la edición impresa de IDEAL Almería, Jaén (págs. 18) y Granada (pág. 20) correspondiente al jueves, 3 de julio de 2025)

Pedro López Ávila

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