Una vez finalizadas las clases, la dispersión de alumnos y profesorado resulta proverbial. A algunos niños, sin embargo, es posible verlos agrupados en torno a lo que se ha dado en llamar campamentos de verano: una experiencia y una oportunidad para poner en práctica la pedagogía que potenciamos.
Así, ofrecer una experiencia educativa y lúdica fuera del entorno habitual; fomentar la autonomía personal, la convivencia y el trabajo en equipo; favorecer el contacto con la naturaleza o con dinámicas grupales activas; y desarrollar habilidades sociales, físicas y creativas a través de talleres, juegos, deportes, excursiones, dinámicas de grupo, etc., supone llevar a cabo toda una batería de actividades infantiles y juveniles que entroncan con los objetivos que propugnamos.
Los monitores de estos campamentos, por otra parte, ofrecen una novedad: su juventud, su predisposición para aprender y su voluntad de ganarse el afecto de los alumnos. ¡Y lo mejor de todo: llevarlo a cabo sin la carga curricular que atiborra de contenidos memorísticos la actividad educativa ordinaria!
Además de colaborar con esos muchachos y potenciar dinámicas propias de nuestra pedagogía, nosotros aprovechamos este mes para ahondar en aquellos proyectos que consideramos recursos esenciales para favorecer el aprendizaje. Dichos recursos, convertidos en Talleres en Movimiento, nos han de servir como oferta a los centros educativos durante el curso próximo.
Sin ánimo de ser exhaustivos, tres son los temas recurrentes que nos hemos propuesto llevar a cabo en el próximo curso:
- Investigación en torno a las depuradoras de nuestra zona.
- Participación activa en una nueva recreación histórica de nuestro entorno: Manzanares y el Liberalismo español, en Estepona.
- Puesta en marcha, en colaboración con el Museo Padre Suárez de Granada, de un parque temático en torno a las centrales hidroeléctricas asentadas en el río Guadiaro.
La labor preparatoria de estos tres talleres (alguno de varios días de duración) resulta fundamental para nosotros. Necesitamos, como promotores y apóstoles de la Pedagogía Andariega que somos, conocer de primera mano los fundamentos científicos, históricos y tecnológicos en que se basa su dinámica y puesta en funcionamiento. Vislumbrar los niveles educativos e intereses de los niños que podrían participar. Entrar en contacto con las personas que trabajan y son responsables de esos recursos para conocer sus dotes comunicativas y, en su caso, prepararlas para los niveles con los que pensamos trabajar. También concertar horarios de visita, lugares de prácticas dentro de las instalaciones, manipulación de simuladores, ensayos tecnológicos, medidas de seguridad, etc.
Este es el momento, por nuestra parte, de fijar itinerarios; localizar nichos de información (personas, libros, redes…); interiorizar procesos; memorizar relatos; programar el uso de nuevas tecnologías; prever materiales para elaborar maquetas, vestuarios de época, herramientas y utensilios para experimentos… Diseñar cuadernos de anotaciones, libretos sensoriales, trabajos de campo, etc.
Entendemos que este es nuestro trabajo y nuestra original aportación: allanar el camino educativo al profesorado, adaptando las respectivas propuestas al nivel correspondiente y facilitándole el acceso jovial y lúdico a los centros de aprendizaje que se hallan en su entorno. Por parte suya está el llevar a cabo nuestro mismo recorrido, con la ventaja de tener en la mano los contactos, informaciones, principios científicos e históricos, y compromisos de la actividad que consideren más conveniente.
Será en los primeros días de septiembre cuando los claustros de profesores tengan ya en sus manos nuestra oferta colaborativa. Y será en esos mismos días cuando también nosotros estaremos en disposición de acudir a sus centros (de Infantil, Primaria o Secundaria) a explicar, individualmente o por departamentos, el taller o talleres por los que intuyan el interés y aprovechamiento de sus alumnos. Y todo, por amor al oficio: gratuitamente y sin subvención oficial de ninguna clase.
En principio, pudiera parecer una labor ingente por nuestra parte. Sin embargo, la profesionalidad y el espíritu renovador que nos anima facilitan enormemente esa aparente dificultad. Somos bien conocidos en esta serranía y no nos resulta complicado acceder a personas, instalaciones, empresas o instituciones en busca de información, colaboración y apoyo. Es la ventaja de llevar más de cuarenta años en el mismo territorio y con la misma —o parecida— tonada educativa. Hacernos entender no nos resulta en absoluto complicado, ¡y más tratándose del objetivo de nuestro empeño: los niños y jóvenes de nuestra comarca!
Por otro lado, seguimos manteniendo vigente la oferta de los numerosos talleres que hemos venido poniendo en práctica (más de 60, abarcando todo tipo de intereses, actividades y aprendizajes), de algunos de los cuales dejamos constancia en los artículos que publicamos bajo el pomposo título de Libro Blanco de la Pedagogía Andariega.
También de estos tres nuevos talleres que anunciamos —“Investigación en torno a las depuradoras de nuestra zona”, “Manzanares y el Liberalismo español” y “Parque temático en torno a las centrales hidroeléctricas”— daremos oportuna cuenta apenas los llevemos a la práctica.
“Arrieritos somos, y en el camino de la Buena Educación nos encontramos”.
