Juan Santaella: «La lectura»

Una persona con una lengua pobre, es apenas una persona a medias

Sólo a través de la lengua hablada o escrita podemos conocer el mundo. Esa relación profunda que existe entre pólis y lógos es lo que hace del lenguaje la actividad más genuinamente humana.

Malmberg refiere el caso de la sordomuda y ciega americana, Helen Keller, que conoció la lengua cuando tenía siete años, y, según ella, nació ese día, pues la etapa anterior la recordaba de manera vaga e incompleta, habiendo sido un puro organismo vegetativo. Gracias a la lengua, accedió a un mundo pleno de significaciones, donde podía pensar, soñar, imaginar y creer. Según este lingüista, “la lengua y el pensamiento son, en sentido estricto, lo mismo. Un ser humano sin lengua no es tal ser humano. Y una persona con una lengua pobre…es apenas una persona a medias”. Una de las actividades que más colaboran a perfeccionar la capacidad elocutiva del alumno es la lectura. F. Savater, cita un texto precioso de Gianni Rodari de su obra Gramática de la fantasía: “El encuentro decisivo entre los chicos y los libros se produce en los pupitres del colegio. Es allí donde podrá surgir ese gusto por la lectura con el cual no se nace, porque no es un instinto”. Y es que para Savater la lectura es una tarea fundamental para el desarrollo de la lengua hablada.

Ahora bien, para que la lectura sea aceptada por el alumno deben tenerse presentes los siguientes postulados: respeto al lector frente a la imposición de obras por el Profesor; el placer o goce estético debe prevalecer sobre la obligatoriedad; el comentario en clase sobre los valores y claves de las obras leídas es muy importante; la imaginación creadora del joven lector no puede ser asfixiada con la imposición de la recta interpretación; aunque es conveniente la lectura de obras completas, no hay que escandalizarse si un alumno se “atraganta” con una obra y no tiene fuerzas para continuarla porque no le transmite nada, puesto que toda obra ha de provocar interés, curiosidad, intriga, estimular la imaginación y el sentimiento, y si no lo logra no tiene sentido continuarlo.

En los últimos cursos de Primaria y en el primer ciclo de Secundaria, además de la lectura de la prensa diaria, es conveniente adentrase en el mundo fantástico de los cuentos: los de nuestros abuelos, y los de Grimm, Perrault, Andersen, etc.; fomentar la lectura de mitos y leyendas antiguas y actuales, y leyendas literarias como las de Bécquer; y poesía tradicional y popular como la de Juan Ramón Jiménez, Alberti, Lorca, etc.

En segundo ciclo de Secundaria, debemos utilizar, también, la prensa diaria, además de narraciones breves; lírica tradicional, sobre todo canciones y romances; lírica culta popular, como el Romancero Nuevo, Lope, Quevedo, Góngora, etc.; narraciones clásicas como las de Alarcón, Galdós, Baroja, etc.; el teatro histórico (Lorca, Martín Recuerda, Buero, etc.) y el clásico (entremeses de Cervantes, Lope, Tirso, Calderón, etc.)…

Como afirma García Gual, “el empobrecimiento del lenguaje usual es un síntoma de una decadencia de la educación o de alguna forma de educación, porque la lectura sigue siendo –a pesar de todas las sofisticadas y cómodas tecnologías de la comunicación- el fundamental medio educativo, aunque hoy leer, a fondo y en silencio, puede volverse un difícil deporte en un mundo desgañitado por el ruido”.

[NOTA: Este artículo de Juan Santaella se publicó en la edición impresa de IDEAL correspondiente al jueves, 21 de agosto de 2025]

Juan Santaella

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Comentarios

Una respuesta a «Juan Santaella: «La lectura»»

  1. Juan José Gallego

    Leer, para saber porque cuanto más leamos, más sabremos y cuanto más sepamos, más conscientes seremos de lo que ignoramos. Buen artículo, Juan.

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