Soy hijo de periodista y sé de los esfuerzos y dificultades por los que atraviesan, todos los días y noches, estos profesionales verdaderos “cronistas” de la historia cotidiana -que son los periodistas- hasta ver la diaria tirada del Periódico o del Diario depositada en los quioscos para su venta, distribución y lectura.
Sé de la fruición con la que los asiduos lectores de la prensa hojean y leen sus habituales periódicos y también sé de la decepción íntima que sufren cuando estos profesionales son objeto si no del desprecio o y del insulto gratuitos e indiscriminados, sí de la indiferencia más ignara y desagradecida.
Editar todos los días del año un Periódico de papel es toda “una proeza” inimaginable para quien no haya conocido “in situ”, o simplemente visitado, los talleres y la redacción de un periódico durante el proceso de su gestación, en el que intervienen varias decenas de profesionales, literarios, técnicos, publicitarios y todo tipo de operarios especialistas.
Seguiría alabando los méritos de estos profesionales y de esos vehículos informativo-comunicativos y culturales -que son los periódicos – indispensables, desde el siglo XVIII al menos, en nuestra civilización europea y occidental (impensable sin su permanente presencia en ella, salvo totalitarias e inquisitoriales excepciones), que justamente configuran lo que podemos denominar el cuarto poder. Su existencia, teniendo en cuenta sus funciones sociales, políticas y económicas indiscutibles, ha sido “conditio sine qua non” para la existencia de una vida colectiva cívica y civilizada, irremplazable para posibilitar una existencia comunitaria libre, culta, crítica, vigilante y controladora de los límites del poder establecido, para que no se traspasen o eliminen.
No me quiero alargar más en este elogio de la Prensa libre. Nos bastará con recomendarles la lectura del ejemplar del pasado domingo de “Ideal”, Diario Regional de Andalucía (del 31. O8.25, última edición en papel).
Encontraremos en él todo un epítome selecto de lo que significa un periódico o diario como reflejo crítico y documento veraz del acaecer de una vida comunitaria, política, social, económica, moral, cultural, de su ocio y de sus actividades artísticas, lúdicas y deportivas que configuran la fotografía instantánea, de su día a día o de su circunstancia espacio-temporal.
Constataremos, desde la primera hasta la última página del mismo, la existencia de una serie de informaciones, artículos de opinión y columnas de divulgación cultural, crítica social y política dignas del periodismo más serio y veraz que se hace en nuestro país. Todos ellos de auténtico interés e impecablemente escritos.
Si, finalmente Sr. Director, tuviéramos que destacar o resaltar alguno de los reportajes más selectos y dignos de encomio de ese aludido ejemplar, por su valiente denuncia social y política y su dramática actualidad, destacaríamos el de la redactora Pilar García-Trevijano titulado “Un campo sin puertas, ni vivienda ni dignidad” (pp. 2-3), verdadero manifiesto humanitario y de denuncia de cómo no debe gestionarse una migración -sin papeles, “asilvestrada”, no regulada ni adecuadamente “acogida”- cuyos inhumanos e injustos efectos son fiel y objetivamente reflejados en el mismo.
Enhorabuena Sr. Director y Sra. Redactora reportera de Ideal de Granada.





