Antonio César Morón: «’Mientras las limusinas esperan en la calle’ está plagada de guiños dramáticos y poéticos»

Los seguidores de la poesía y el teatro de Antonio César Morón no tienen motivo de preocupación pues seguro que seguirá cultivando estos géneros, aunque se ha adentrado en la novela policíaca con su última obra, ‘Mientras las limusinas esperan en la calle’ (Nazarí). Más que nada lo considera «una evolución lógica» a partir de algunas de sus obras de teatro en las que ya había comenzado a experimentar el funcionamiento de la narratividad en la escena y la estructura más amplia de la historia. En cualquier caso, considera que «la novela es un género que me ha interesado desde siempre y creo que era cuestión de tiempo que acabara escribiendo una». También que «está plagada de guiños dramáticos y poéticos que, cada uno aplicado en su justa medida, hacen que el libro posea una estética y una técnica muy singular». La presenta esta tarde en el Palacio de los Condes de Gabia donde le acompañarán un gran novelista, especialista además en novela de género policíaco, como es Alejandro Pedregosa y dos excelentes poetas: Juan Carlos Friebe y Juan Peregrina (19,30 h).

– ¿Cuáles ha sido las motivaciones para cambiar de género, dejar el teatro escrito y la poesía por la novela negra?
– Bueno, en realidad no es que haya abandonado el teatro o la poesía. Yo diría que lo que he hecho ha sido adentrarme en otro género que, en parte, creo que es una evolución lógica a partir de algunas de mis obras de teatro en las que ya había comenzado a experimentar el funcionamiento de la narratividad en la escena y la estructura más amplia de la historia. En teatro he explorado la narratividad en obras como Mónólogos con maniquí o Elipses, en la que, concretamente, se construía la historia a través de una saga secuenciada en cinco obras diferentes. La novela es un género que me ha interesado desde siempre y creo que era cuestión de tiempo que acabara escribiendo una novela. Ahora bien, lo que sí destacaría es cómo ha influido mi conocimiento técnico acerca del teatro y la poesía en la novela. Creo que Mientras las limusinas esperan en la calle está plagada de guiños dramáticos y poéticos que, cada uno aplicado en su justa medida, hacen que el libro posea una estética y una técnica muy singular.

– ¿Cuándo y cómo se le ocurrió escribir esta historia?
– No recuerdo en qué momento exacto se me ocurrió esta historia… Lo que sí recuerdo es que todo partió de la llegada a mi mente del nombre del protagonista, Emilio Irene. Siempre he puesto nombres a mis personajes basados fundamentalmente en la musicalidad. De hecho, lo primero que escucho de mis personajes es la música de sus nombres. Esto se puede apreciar muy especialmente en mi obra dramática. En el caso de Emilio Irene, la conjunción de articulaciones nasales y líquidas otorgan una sonoridad que, poéticamente, podríamos decir que es bella. ¿Te das cuenta de los pequeños matices poéticos de los que te hablaba anteriormente? Por otro lado, frente a la belleza del nombre descubrí cómo quería que fuera la presentación del personaje: tirado junto al banco de un parque, completamente borracho y sin recordar lo que había ocurrido esa noche… Levantar así a un personaje da mucho juego. Todo lo demás es la novela.

– ¿Por qué decidió que su trama se desarrollara en la Granada actual manteniendo la toponomia y el nombre de los establecimientos como el Kiosco de Las Titas o la Churrería Desi?
– Granada me parece una ciudad fantástica para ambientar cualquier historia y más una novela de género policiaco. Creo que da mucho juego, y más, actualmente, en concreto con uno de los elementos que aquí se utilizan, como son las obras inconclusas del metro. El mantener, por otro lado, nombre de establecimientos que existen es una forma de darle verosimilitud a la novela. El género policiaco siempre ha jugado mucho con ese recurso, con la idea de presentar al detective en un ambiente completamente realista y, a partir de ahí, comenzar a planear tramas y acciones.

– ¿Hasta qué punto le ha servido su trabajo como profesor en Melilla y viajes a Nueva York para el resto de localizaciones?
– Quizás en la idea de transmitir un hiperrealismo que era muy necesario para la construcción de la trama. Todos los lugares que aparecen en la novela los he caminado, he paseado por ellos, hasta el punto de que hice cambiar unas de las galeradas porque me di cuenta de que había situado un Starbucks de Nueva York, donde se desarrolla una de las escenas, diez calles por encima de donde realmente estaba. No me cuadraba muy bien aquello y use Google Maps para localizarlo correctamente. En efecto, mi memoria me había traicionado. Llamé al editor y le dije que había que cambiar las galeradas urgentemente. Menos mal que Alejandro Santiago tiene mucha paciencia…

Antonio César Morón en Puerta de Toledo (Campus UC3M)FOTO: JESSICA SERNA
Antonio César Morón en Puerta de Toledo (Campus UC3M) FOTO: JESSICA SERNA

– ¿Qué nos puede adelantar de los protagonistas, el detective malafollá Emilio Irene y la abogada de éxito?
– No deseo adelantar mucho de ellos, porque prefiero que sea el público lector quien los construya. De hecho, me hace mucha gracia que catalogues a Emilio Irene como malafollá… Yo prefiero no calificarlo de ninguna manera con la intención, como te digo, de no dirigir la mirada lectora. Ahora bien, sí te digo, y esto lo he comentado alguna vez con el director literario de Nazarí, Juan Peregrina, que daría lo que fuera por conocer a Nadia Espinosa. Creo que he dibujado a la mujer de mi vida. Lástima que sea un personaje de ficción. Te aseguro que me enamoraría de ella en un minuto si la conociera en el mundo real.

– ¿En quién está inspirado el empresario Cipriano Reixi?
– El empresario Reixi es un compendio de todos los fantoches corruptos que se han paseado y se pasean por los platós televisivos, por la prensa, la radio… y se creen intocables hasta que un día los cogen y caen con todo el equipo… Quizás el tema fundamental de la novela sea ese precisamente: la lacra de corrupción que asola este país.

– ¿Qué tal acogida tuvo la presentación en Madrid?
– Te voy a ser sincero: el acto de presentación estuvo muy bien. Tanto Alejandro Santiago como el presentador que nos acompañó, el poeta Pedro Letai, estuvieron excelentes en sus intervenciones. Pero desafortunadamente no tuvimos mucho público. No me preguntes por qué, porque no lo sé. Supongo que llevo viviendo solamente dos meses en Madrid y creo que me falta todavía mucho conocimiento del ritmo de la ciudad, de su público lector, de los diferentes medios, de cuáles son las mejores horas, etc… Eso sí, tuve la ocasión de asistir a dos entrevistas de radio (el programa Poetas en el Aire, de Radio Vallekas y el programa La M, de Radio Tentación) que llegan a millones de oyentes y quizás de ahí surjan muchos lectores interesados en comprar el libro. Por otro lado, estamos cerrando otra presentación, esta vez en La Casa del Libro… Espero tener la oportunidad en esa segunda presentación de reunir un mayor número de gente y trabajaré duro para conseguirlo, eso te lo puedo asegurar.

– ¿Nos puede adelantar el significado del título?
– El significado del título me gustaría que se descubriera en la lectura del libro… Creo que es un significado bastante simbólico, pero prefiero no desvelarlo. Ahora bien, sí puedo decirte que el título no es mío, sino que está tomado directamente de un verso de Leonard Cohen dentro de su canción Chelsea Hotel, en el que dice “While the limousines wait in the street”. Me encanta esa canción. Y me encanta ese verso. ¿Sabes que Leonard Cohen describe en este tema una noche de amor con Janis Joplin en el mítico hotel neoyorquino? Todo eso se integra en la novela, pero habrá que leerla para ver cómo…

– ¿Desea añadir algo más?
– En la presentación de Granada tendré la oportunidad de contar en la mesa con un gran novelista, especialista además en novela de género policiaco, como es Alejandro Pedregosa. Por otro lado habrá dos excelentes poetas: Juan Carlos Friebe y Juan Peregrina. Creo que la mesa que ha preparado la editorial para llevar a cabo la presentación estrella del libro, en la ciudad de su autor y de la propia editorial, es de lujo. Será un placer y un honor compartir con ellos y con todo el público asistente una amena charla acerca de algo que, en definitiva, nos importa a todos: la posibilidad de sentirnos más felices y quizás más sabios a través de la ficción literaria.

 

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