En algunas ocasiones nos preguntan cómo conocemos la existencia de determinados modelos. La respuesta es fácil, pues, bien los propietarios se ponen en contacto con nosotros a través del correo que aparece junto a mi fotillo, bien nos lo comunica alguno de los entrevistados o nosotros mismos cuando los vemos por la calle. Este es el caso del protagonista de esta semana que descubrió Ángel García Tamayo, nuestro inseparable acompañante desde el principio de esta serie, un enamorado del mundo del motor que ahora cuenta con un espacio en Youtube, Canal Tamayo, donde cuelga los vídeos que graba durante las entrevistas. En este caso, el encuentro se produjo en el Corredor Verde de Atarfe, donde nos reunimos con Marco y Loli, padres de John Gonzalo Coluccia Pimentel que acudieron con su elegante Bentley MkVI Saloon de 1950 de color blanco crema.
John nos cuenta que el coche llegó a su familia por una sorpresa que quisieron dar a su madre que desde muchos años atrás había manifestado que le gustaba este modelo pero que por la dificultad para encontrarlo y precio les parecía «prácticamente inalcanzable». Tuvieron noticias por Internet y fueron a verlo a Burdeos donde se subastaba. «Se lo comenté a mi padre y le quisimos dar una sorpresa a mi madre, y en tres horas alquilamos un coche y nos fuimos para recogerlo». De ello han pasado siete años. Realmente un vehículo singular pues tiene muchas curiosidades: volante a la derecha, asiento delantero corrido, espejos engastados para que los viajeros se puedan acicalar, sobre los que su propietario nos cuenta que fue una actriz muy coqueta la que antes de ir a las presentaciones de sus películas, siempre quería estar muy arreglada, «desde entonces la marca Bentley-Rolls Royce lo incluyó en todos sus modelos». Cuenta con cuatro plazas y aunque parece pequeño por fuera por dentro ofrece una gran amplitud.
Del exterior llaman la atención los faros delanteros, en especial el faro central que según Coluccia en los años 50 descubrieron que cuando había niebla necesitaban otra lámpara añadida. «Hoy en día los tenemos debajo del parachoques y bien embutidos en los coches, pero estos se hacían a mano y según el cliente requería se le ponían hasta cuatro faros añadidos», añade al tiempo que explica que de 1931 a 1939 comenzó a participar en carreras con estos modelos Pixel, luego, poco a poco, Owen Bentley se juntó con la marca Rolls Royce, de hecho, «este es el primer modelo que hicieron en conjunto Bentley y Rolls Royce», con calandra de los primeros y carrocería de los segundos. Las puertas son de las llamadas suicidas o mirabragas porque se abren al revés, en tanto que los asientos son los originales retapizados.
También comparte algunos detalles del proceso de restauración pues, por ejemplo, las ruedas se empeñó en cambiarlas, porque cree que estos coches clásicos tan elegantes «se merecen unos zapatos de charol». Automóviles que cuentan con un buen motor de 4.250 cc, 6 cilindros en línea, unos 250 cv, para poder desplazar los 2.500 kg que pesa y «muy fiable» . Cuenta con contador en millas e indica que la velocidad máxima a la que ha circulado es de 100 km/h, «más no queremos porque no se luce esa elegancia que tiene estos modelos». Su consumo medio alcanza los 28 litros cada 100 km, lo cual no era una excesiva preocupación para sus entonces propietarios. Para tener ingresos que permitan su mantenimiento lo alquilan para bodas y celebraciones siendo su área de acción toda la provincia de Granada, Málaga y Almería.
Con matrícula histórica y único en Granada
John nos cuenta que para que puedan contar con matrícula histórica los coches ingleses o americanos tiene que venir un perito de Sevilla que lo examina detenidamente entre 2-3 horas, «para verificar que hasta el último tornillo sea original. Si no es así no te dan la matrícula histórica, por lo menos para estos modelos». También que para la madera de nogal incrustada del salpicadero y puertas, característica de Rolls Royce y Bentley, se escogía una raíz que tuviese las características marcas por lo que su propietario prefiere dejar la original aunque se haya deteriorado un poco. Cuenta así mismo con un amplio maletero con capacidad para tres maletas más una pequeña de picnic. «Este coche es único en Granada pues no hay otro igual. Nos ha costado un año restaurarlo, si se rompe cualquier pieza sea de lo que sea, échale guindas al pavo, pues son muy difíciles de encontrar y caras», explica John en tanto que su madre, Loli Pimentel, reconoce que el Bentley era la ilusión de su vida. «Lo encontró mi hijo por internet y me lo regaló lo que me hizo muy feliz. Le dedico mucho tiempo a su cuidado y les hago los adornos. Somos una familia unida por los coches».
Próxima entrega: Luis Romero Palma y su colección de motos en Zafarraya
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