Para muchos, el paso del tiempo en una relación estable supone el principio del fin de la vida sexual. Sin embargo, un nuevo estudio publicado en la revista ‘Archives of Sexual Behavior’ revela que después de 50 años de matrimonio las parejas experimentan un aumento en el apetito sexual.
El examen de los datos reveló que las personas que volvían a casarse tenían menos relaciones sexuales que las parejas que mantenían su primer matrimonio pero ambas coincidían en satisfacción emocional y placer físico. Además, descubrieron una gráfica en forma de “U” respecto a la frecuencia de las relaciones sexuales en el matrimonio. Este repunte sucedía cuando las parejas habían pasado los 50 años de casados.
Se suele decir que el sexo es algo que no tiene edad y que seguir o no activos después de los 60 dependerá de las fuerzas, oportunidades y ganas de cada persona en particular.
Todos estos estudios me la traen al pairo, pues nunca se sabe a quién preguntan y dónde sacan las respuestas, pero siempre se ha dicho que quien tuvo, retuvo y guardó para la vejez.
La teoría, basada en el campo de la biología y las hormonas, indica que en un proceso de falta de estrógenos en la mujer, tras la menopausia y la caída de testosterona en el hombre, la sexualidad de una pareja de 60 años llega a tener mayor calidad que en los años precedentes; a partir de esa edad nuestros mayores dejan de ver el sexo sólo como un acercamiento para el placer rápido o la reproducción, para dejar paso al gozo de cuestiones como las caricias y el disfrute de otras experiencias íntimas que no se atrevieron a experimentar antes por miedo a embarazos, tabúes o condicionamientos y creencias que impedían tener encuentros prolongados. La educación arcaica y de catecismo que recibimos en el pueblo y en los colegios, para aquellos que como yo, sufrieron la tiranía reinante de aquella época, ha creado verdaderos monstruos y mentiras sobre el sexo.
«Hagamos sexo después de los 50, después de los 60, hagamos sexo siempre que podamos». |
Este estudio, y otros realizados por prestigiosos centros, demuestran que la edad no influye tanto en la continuidad de la vida sexual como la salud. El 81 por ciento de los hombres y 51 por ciento de las mujeres en excelente estado físico declararon que practicaban la masturbación, el coito, el sexo oral y otras formas de placer. En fin, la necesidad de afecto y de caricias no se desvanece con los años y, si bien el envejecimiento conlleva una serie de pérdidas inevitables, el sexo no hace parte de ellas.
Mitos y más que más que mitos, como el llamado a sucumbir, es aquel según el cual cuanto más viejos, peores amantes. Todo lo contrario. A medida que los hombres envejecen, pueden retrasar la eyaculación por más tiempo, lo cual extiende el sexo y permite que las mujeres sientan más placer. Siempre se ha dicho que la experiencia es un grado, y como en otros saberes, en el sexo también hay que darle su crédito a la experiencia. Hagamos sexo después de los 50, después de los 60, hagamos sexo siempre que podamos.
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