Amigos lectores, cuando nos encontramos en el siempre necesario y reconfortante período vacacional, quiero aprovechar la ocasión para volver a insistir (tiempo atrás ya lo hice) en la importancia de la lectura.
No podemos obviar que estamos ante una de las piedras angulares para la adquisición de conocimiento. Muchos y variados son los beneficios que se derivan de tan maravillosa actividad.
Leer nos permitirá liberar nuestras emociones, desconectar de un mundo lleno de problemas ante los que cada vez debemos mostrar nuestro desencanto, hastío e incomprensión. Sin duda alguna, compartir una experiencia lectora con amigos, familiares o conocidos es una sensación indescriptible.
Mejoremos interiormente a través de la lectura, crezcamos como personas. De la misma forma, eduquémonos en valores, rechazando sentimientos muy negativos y que empobrecen al ser humano: intolerancia, discriminación, xenofobia, desigualdad,…
Adquiramos la autonomía o el espíritu emprendedor que nos lleve al atrevimiento (seamos docentes o alumnos). A las familias, les diré también que sean capaces de inculcar el apetito por los libros en sus hijos/as.
En la generación de las nuevas tecnologías, de las tablets, los smartphones, instagram o twitter, la inspiración está siendo eliminada. La comodidad predomina, asistiendo atónitos a la mirada constante de nuestros jóvenes a las pantallas, al uso de teclados y ratones, a la pérdida de privacidad con las graves consecuencias que en numerosas ocasiones se generan: bullying o ciberbullying, grooming o sexting, por citar algunas.
Ejercitemos el cerebro, activemos la memoria, hagamos que broten o surjan las ideas.
En definitiva, demos paso a una nueva realidad, necesaria y provechosa. Abramos de par en par las puertas de la lectura.
Que mis pretensiones sirvan e inviten a la reflexión y no caigan en saco roto.
Que no me despierten, hasta que la ficción se haga realidad.
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Profesor de ESO