“Exponemos obras de una categoría excepcional del gran hiperrealista Francisco Trigueros que no todo el mundo había podido disfrutar en la Galería de Arte La Zubia. Cerca de 40 obras, de las cuales ahora hay expuestas 28, que irán rotando para mostrarlas todas, poco a poco”, nos explica ufano Alberto al tiempo que añade que “algunos tienen motivos católicos por la fecha en que estamos, concretamente el Cristo yacente que es algo excepcional, una reproducción en óleo de un Cristo que hay en mármol en el Museo del Prado, que parece que sale del cuadro”.
Así mismo, destaca de este pintor que ha sido centro de la polémica en la presentación del cartel de Semana Santa de Alhaurín que en esta retrospectiva también se muestran bodegones muy genuinos en los que introduce determinados objetos inertes de forma singular, llamando la atención sobre la luz y reflejos que transmiten hasta el punto de que “parecen cobrar vida”. Este malagueño, licenciado en Filosofía y Letras, rama de Pisocología por la Universidad de Málaga, que soñó desde pequeño con ser Salvador Dalí, cuenta en la actualidad con más de treinta exposiciones por varios países del mundo.
Manos
La perfección de sus obras ha hecho que muchos lo consideren “un artista tocado por la mano de Dios” hasta el punto de llegar a besarle las manos. Por su parte, como reconocía en una entrevista “pretendo que la gente se detenga un poco a contemplar lo que puede conseguirse si uno ama lo que hace y pone todo el corazón aún cuando se sienta tanto miedo que le haga a uno temblar, como yo tiemblo en cada una de mis exposiciones; en ellas estoy desnudo, más aún que cuando vine a este mundo.
Sólo quiero ofrecer belleza a un mundo que quiere olvidarse de ella”. Y bien que lo consigue con su dominio de la pintura hasta el punto de que es posible sentir la textura en sus cuadros, en especial aquellas que representan azulejos como el óleo sobre lino titulado “28 días”, racimos de uvas y todas las que incluyen manos desde su homenaje a Escher hasta las muy delicadas de ‘Contraluz’.
Así mismo, se la mano de Trigueros ha llegado esta sala granadina la obra de un desconocido Bellagio con un tipo de pintura sobre arpillera, que llama poderosamente la atención con sus máscaras venecianas, junto a varios retratos de geishas con una gama increíble de colores y mirada penetrante, que igualmente merece la pena contemplar. Ante unos y otros cuadros los visitantes se hacen la misma interrogante: ¿Cómo es posible recrear las manos, ojos y objetos con ese realismo tan extremo?
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