Paco Olvera: «El quehacer en las escuelas de la República»

Quiero imaginar que he recibido el mismo poder que el estudiante que liberó de la redoma al “Diablo cojuelo “ en la obra de Luis Vélez de Guevara y de ese modo poder ver y relatar lo que podría estar aconteciendo en el interior de algunas escuelas en los tiempos de la IIª República.

En este juego de imaginación, hemos de tener en cuenta que no todas las cosas contadas, estarían sucediendo al mismo tiempo. Durante los seis años que duró la etapa republicana, sin contar los tres de guerra, la implantación de las normas aprobadas no fue homogénea en todo el país, ni tampoco si comparamos las zonas urbanas y rurales.

Al utilizar este recurso literario, he podido elegir aquellos lugares, momentos y escuelas en las que podrían estar ocurriendo acontecimientos que siempre me llamaron la atención por su carácter educativo innovador o por la trascendencia que hubieran podido tener, si no hubieran sido suprimidos de raíz.

Veo muchas escuelas muy pobres

Al comenzar mi periplo, sobrevolando las tierras de España, veo muchas escuelas muy mal acondicionadas en las ciudades y aún muchas más en los pueblos. La mayoría son oscuras y húmedas y no disponen apenas de las mesas, sillas y libros necesarios. Las pizarrillas de piedra que utilizan los niños y niñas para escribir, no pueden sustituir la ausencia de los cuadernos de papel. Esa carencia de libretas hace que muchas tareas sean sustituidas por repeticiones orales de cantinelas tediosas y aburridas. Como es invierno, observo que algunos niños y niñas tienen bajo su pupitre una lata con ascuas para calentarse. El maestro también.

Me entero por la radio que el Director General de Primera Enseñanza Rodolfo Llopis, ha pedido a la Inspección de Primaria un informe sobre el número de escuelas que se necesitarían para dar respuesta a las demandas de escolarización. Le han dicho que como mínimo serían unas 27.000. Él dice que quiere construirlas a lo largo de cinco años y que pedirá a las Cortes un presupuesto extraordinario. Añade que una parte de ese presupuesto tiene que ser utilizado también para la mejora de las escuelas ya existentes. Solicita a los ayuntamientos que mientras se puedan construir las escuelas necesarias, colaboren habilitando locales que permitan dar respuesta a esa ingente tarea.

Una de tantas modestas escuelas. Había peores.

Poder utilizar la lengua materna

Apenas unos días después de ser proclamada la República, el día 19 de abril el gobierno provisional, ha promulgado un decreto sobre la regulación del bilingüismo que permitirá impartir las enseñanzas en una lengua materna diferente al castellano. Se supera así una etapa de centralismo represor y se reconoce que otras lenguas vernáculas posibiliten la presencia en las aulas de la cultura y sentimientos de esas otras lenguas maternas. Se pone así fin a la represión del uso en las instituciones y escuelas de lenguas como el euskera, gallego y el catalán.

Mirando a través de los tejados, en el interior de muchas escuelas urbanas y rurales a lo largo de toda la geografía catalana, veo que el uso del catalán en las tareas escolares está generalizado. El catalán se hablaba desde antiguo en las zonas rurales, aunque con distintos dialectos, pero no así en las zonas urbanas. Sería Pompeu Fabra quien realizaría la gran tarea de unificarlo y normalizarlo. Desde los inicios del siglo XX la sociedad catalana ha ido creando una serie de instituciones en defensa de su lengua que se han acelerado con la llegada del régimen republicano. De inmediato han florecido publicaciones de pedagogía, manuales escolares, libros de geografía, cultura, cancioneros … Y se han fortalecido las Escolas d´Estiu para formar pedagógicamente en catalán a sus enseñantes.

Con el restablecimiento de la Generalitat, la educación se ha convertido en una prioridad para el gobierno autónomo. A pesar de que el estado se ha guardado el derecho a disponer de su red escolar, la Generalitat ha desarrollado con sus propios recursos, una red de centros escolares en los que el catalán es la lengua vehicular.

Las escuelas mixtas

Antes de la llegada de la República y debido a imperativos de carácter material, había algunas escuelas unitarias mixtas en zonas rurales que estaban regentadas en la mayoría de los casos por maestras. Sin embargo lo normal eran escuelas separadas de niños y de niñas. Esto mismo sucedía con la formación de los maestros y maestras, que estudiaban en Escuelas Normales diferentes.

Voy sobrevolando muchas escuelas y veo que a pesar de que la República ha legislado que la educación ha de ser mixta, aún siguen existiendo bastantes clases en las que están separados niños y niñas. En otras muchas veo sin embargo que las sonrisas infantiles se juntan cantando la misma canción. En los patios de recreo de esas escuelas niños y niñas se divierten jugando y gritando, pero he de decir también que no suelen compartir los juegos. Mientras las niñas saltan a la comba, los niños se persiguen unos a otros o juegan con una pelota. Hay hábitos que no se pueden cambiar de la noche a la mañana por mucho que se legisle.

Clase de niñas y niños regentada por una maestra

Mientras voy de una escuela a otra, recuerdo las palabras de Lorenzo Luzuriaga, el mayor artífice de la propuesta educativa republicana que dice : “No existiendo razones psicológicas que se opongan a la educación en común de los alumnos de uno y otro sexo, y sí habiendo en cambio, importantes motivos de índole social que lo aconsejan, es necesario que en todas las instituciones se establezca la coeducación de los sexos”.

No piensan de la misma manera la Iglesia y los sectores más conservadores que alarmados dicen que “ juntar niños y niñas degrada el pudor y la moral “.

Creo que no va a ser fácil para la República realizar los cambios educativos que se propone. Bastará con la victoria de la coalición radical-cedista en 1933, para que prohibieran la coeducación en las escuelas e incluso intentaran derogar en las Cortes, la formación mixta de maestros y maestras en las mismas Escuelas Normales, cosa que afortunadamente no consiguieron.

Retirar los crucifijos de las clases

Son los primeros meses del gobierno provisional y veo que hay aulas que tienen símbolos religiosos en sus paredes y otras no. También veo que en las pizarras de muchas de esas clases se mantiene la costumbre de iniciar la jornada escolar copiando una frase religiosa e incluso realizando algún rezo. En las ciudades y grandes pueblos los símbolos religiosos se han retirado dando cumplimiento al decreto que suprime la obligatoriedad de impartir instrucción religiosa en las escuelas primarias.

Esta norma permite que aquellas familias que deseen que sus hijos e hijas sigan recibiendo la religión en la escuela puedan hacerlo. Del mismo modo que aquellos maestros que no quieran impartirla, serán sustituidos por sacerdotes. Tampoco hay en estos momentos inconveniente, para que los símbolos religiosos estén en las aulas, siempre y cuando los maestros y las familias hayan llegado a un acuerdo. Esta situación es un paso hacia la secularización, pero no es todavía la implantación de la escuela laica que, unos meses más tarde va a recoger el texto constitucional en su articulo 48 : “ La enseñanza será laica, hará del trabajo el eje de su actividad metodológica y se inspirará en ideales de solidaridad humana”.

Es día 12 de febrero de 1932 y el Ministerio de Instrucción Pública ha enviado una circular a los Inspectores de Primera Enseñanza y presidentes de los Consejos locales, provinciales y universitarios de protección escolar, instándoles a que comuniquen a los centros escolares que deben dejar de impartir la religión durante el horario escolar y que han de retirar cualquier símbolo religioso de las escuelas.

Portada del periódico El Sol

Esta medida está generando en muchos lugares reacciones muy encontradas. En mis vuelos por la provincia de Granada veo que en pueblos como Alhedín, tras una procesión organizada por el párroco y el Centro Católico Agrario han irrumpido violentamente en la escuela para reponer el crucifijo y al mismo tiempo romper el cuadro alegórico de la República. Sin embargo en otro pueblo cercano como Dúrcal, la solicitud para no retirar los crucifijos se ha realizado de manera pacífica. En otros muchos lugares la medida se ha llevado a cabo sin ningún problema.

La Iglesia no es neutral, muy al contrario caldea y alienta el rechazo a las medidas del gobierno. Es verano de 1933 y escucho por la radio unas declaraciones del episcopado en las que dicen : “ que por tener la verdad religiosa la primacía sobre todo conocimiento…, los padres de familia deben enviar a sus hijos sólo a las escuelas católicas y se prohíbe la asistencia a las escuelas laicas … “. El mismo papa Pio XI también ha criticado las leyes de la República diciendo : “ educan a las nuevas generaciones, no ya en la indiferencia religiosa sino con un espíritu abiertamente anticristiano, arrancando de las almas jóvenes los sentimientos católicos… ”.

La renovación pedagógica en las aulas

Dice Herminio Almendros, un inspector seguidor de las técnicas de Celestín Freinet : “ Lo peligroso y lamentable de la escuela tradicional es cuando el uso del libro escolar se convierte en manual escolar. Cuando su uso impone la norma de la actividad que tiene que hacer la escuela. Cuando el texto es el tirano delegado por el maestro para encauzar rígidamente el desarrollo de la conciencia infantil. El reinado del libro de texto, es el reinado de la vieja pedagogía ”.

En tierras de Galicia veo un grupo de niños y niñas que acompañados por su maestro están estudiando la naturaleza. Seguramente escenas como esta, inspirarían años más tarde, a escritores como Manuel Rivas para escribir un cuento como “La lengua de las mariposas“, más tarde adaptado en una magnífica película. Hay en ella un momento en el que el maestro don Gregorio, mira por la ventana de la clase hacia el exterior y les dice a sus alumnos : “ No sé si ustedes se habrán dado cuenta, pero se acerca la primavera. De modo que en cuando el tiempo se asiente un poco, la clase de historia natural la daremos en el campo “.

Ahora me he dirijo a la provincia de Burgos a un pueblecito llamado Bañuelos de Bureba, donde observo la clase del maestro catalán Antoni Benaiges, seguidor de la pedagogía de Celestín Freinet. En este momento los niños y niñas de la clase están imprimiendo un cuadernillo sobre la visita que les hizo días atrás un fotógrafo al que le han puesto por título “El retratista”. Mientras realizan el trabajo escuchan música en una gramola que ha comprado el maestro. En la sencilla biblioteca de la clase hay otras publicaciones igualmente realizadas con la imprenta que también ha comprado el maestro con su dinero y que llevan por título “ Gestos “. Son unas revistas de textos libres que cuentan las vivencias de la clase.

Texto libre de un alumno de la clase de Bañuelos de Bureba (1935)

Tristemente me entero que en ese mismo verano de 1936, el maestro fue fusilado por los golpistas y no pudo cumplir la promesa de llevar a sus alumnos y alumnas a ver el mar que no conocían.

 

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Paco Olvera,

licenciado en Historia, ha sido maestro  e Inspector de Educación.
Escribe artículos, realiza vídeos y es autor de libros sobre temas de Educación,
entre los que destacaría “La Investigación del Medio en la Escuela”.

 

Paco Olvera

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