En la anterior entrega se describió la petición de unos vecinos del municipio en 1917 para conseguir un cuartel de la Guardia Civil, ruego que fue elevado por el Ayuntamiento a la Dirección General de la Guardia Civil; y que fue denegada en 1918, por falta de “dotación”, es decir de personal para destinarlo a este municipio. No obstante, el tiempo jugó a favor de La Zubia, porque al año siguiente se aumentó la dotación de la comandancia de la Guardia Civil de Granada, creciendo también sus efectivos. Ya no había excusas, y así lo anunció la Dirección General de la Guardia Civil en un oficio de 17 de abril de 1919.
“que considera muy conveniente para el servicio la instalación del referido puesto, que no pudo llevarse a cabo por carecerse de la fuerza necesaria para dotarlo, circunstancia esta que ha desaparecido con el reciente aumento que ha sufrido la dotación de la comandancia de la Guardia Civil de la citada provincia y no resultando por otra parte aumento alguno para las obligaciones de acuartelamiento por ofrecerse este gratuito: S.M el rey (q.D.g) ha tenido a bien disponer que se autorice a V.E para establecer un puesto de esta institución en la Zubia…”
Sin prisa, pero tampoco sin pausa, el ayuntamiento y la Guardia Civil fueron formalizando los pasos necesarios. La creación del puesto se firmó el primero de agosto de 1919, pero había que seguir trabajando. En enero de 1920 se informaba que el inmueble ofrecido reunía las condiciones de “higiene, seguridad y solidez”, confirmándolo así un médico y dos maestros de obras. El edificio estaba situado a la entrada de la población, inmediata a la carretera que conduce a la capital”. Se trataba pues de la primitiva ubicación del cuartel entre las actuales calles Matadero y Ruben Darío.
Poco después se firmaba el contrato de arrendamiento (el 19 de abril) entre el Ayuntamiento (y en su nombre el alcalde Juan Molina Megías) y el teniente coronel primero jefe de la Guardia Civil de Granada, don Manuel Gómez García, siendo testigos José Navarro y Elías Moreno. El interesante documento describe perfectamente las condiciones del inmueble que disponía de “siete pabellones para individuos casados” todos con dos habitaciones, comedor y cocina, a excepción de la habitación del comandante del puesto que tenía tres habitaciones (más el comedor y cocina) y una última con una sola habitación, comedor y cocina. Pero también había un cuarto “capaz para ocho solteros”, además de sala de armas, y por supuesto una cuadra para catorce caballos, dos escusados y un amplio patio sin ojo, porque para el agua se surtía de la acequia inmediata.
Todas las condiciones fueron superadas, y finalmente el 10 de junio de 1920, se aprobó por Real Decreto del Ministro de la Gobernación la creación del Cuartel de La Zubia. Pocos años después una ficha estadística de la propia Guardia Civil, nos ofrece unos datos muy valiosos para conocer el estado de la Casa Cuartel en 1928. Con respecto al municipio se especificaba que su población era de 1.227 vecinos (que componían 4.460 habitantes), que la producción principal del mismo era “patatas, remolacha, maíz, habichuelas, habas, trigo y hortalizas”, pero que también había “una fábrica de jabón y un telar de tapices”; además de “dos escuelas nacionales, una de niños y otra de niñas, y otra particular”. Del ganado reseña: cuarenta de arrastre, once de silla y sesenta de lomo.
Con respecto a las infraestructuras nos explica que no había ferrocarril, ni siquiera carretera, y con respecto a los caminos indica que había un “ramal a Granada, y de Herradura a los pueblos limítrofes”. Sólo había un teléfono particular, pero la estafeta de correos recibía y entregaba la correspondencia de Cájar, Dílar y Ogíjares.
Entre los caseríos que atendía el pueblo contaba el Barrio de la Vega, Cortijo de los Carballos (es decir el Barrichuelo), y la Casería de Milán. Y los diferencia de las casas de campo, entre las que enumera a (sic): “Casa Mudarra, Zafra, Santo Domingo, Revites, Parejo, Cortijuela, San Jerónimo, Las Mimbres, Solano, Avises, Fuente del Ervidero, Huenes, Corbales, Gil-López, La Humbría, Macoco, Las Coloricas, Santa Elisa, Villa Enriqueta, Colorín, Clavo, Las Escalerillas, El Cura, San Miguel, Pilongo y Vélez”.
Lo interesante es la información militar contenida. Según la estadística, el municipio podía albergar hasta veinticinco alojamientos para oficiales, y hasta quinientos para tropa, además de trescientos para ganado. El puesto estaba ocupado por un cabo y cuatro guardias, que se alojaban entre seis pabellones de casados y uno de solteros. No había ninguno de Jefes ni de oficiales, pero sí una cuadra capaz para nueve caballos. La situación no era la descrita en el contrato de arrendamiento mucho más optimista que la realidad. La propiedad, de hecho pertenecía a don Pedro Arroyo Pineda, por la que cobraba novecientas pesetas anuales que le pagaba íntegramente el Ayuntamiento (no intervenían en los pagos ni el estado ni particulares).
Algún día habrá que tratar de este importante hacendado granadino, sobrino nieto de Mariana Pineda, y su vez tío abuelo del escritor Francisco Ayala, de quien fue su padrino de bautismo. Con posesiones en Granada, Cájar, Maracena o Santafé, su relación con La Zubia procede de su matrimonio con doña María del Carmen de Montes y Marín, oriunda de la villa.
Por ahora sólo añadir, los pocos datos que la documentación del Ministerio del Interior completa sobre los años siguientes del cuartel. Así por ejemplo de 1933 sabemos que los ayuntamientos de Monachil y Cájar, y la Junta de Labradores de la vega de La Zubia habían ofrecido “instalar gratuitamente un aparato telefónico en la casa cuartel del mismo para que sea utilizado por la fuerza”. El aparato quedó definitivamente instalado el 9 de febrero de ese año, excusando la documentación la razón o los “intereses” que guiaban a la Junta de Labradores y a los cercanos Ayuntamientos a ofrecer desinteresadamente el pago de dicha instalación.
La última noticia, es de 1935 en que se amplió en dos individuos más la tropa del acuartelamiento, por lo que hubo que aumentar la capacidad del inmueble. Se formalizó un nuevo contrato con la misma familia. Ahora lo firmaba don Pedro Porras y González de Canales, en nombre de su esposa doña Concepción Arroyo Montes, hija de Pedro Arroyo. La propiedad se describe, como de dos pisos distribuidos de la siguiente forma: “siete pabellones para casados, uno de ellos para el comandante del puesto con seis habitaciones y cocina, y seis para guardias casados con cuatro habitaciones y cocina cada uno y otro pabellón más para solteros con dos habitaciones y cocina, una sala de armas, una habitación para el guardia de puertas, lavadero, cuadra para ocho caballos, pajera, guadarnés, dos retretes para ambos sexos y un amplio patio”.
El contrato se firmó por seis años, prorrogables anualmente, pero el precio ahora era de 1.220 pesetas anuales. Incluía entre sus cláusulas el servicio telefónico y asistencia médico-farmacéutica gratuita “mientras esté dicho puesto establecido” a coste del Ayuntamiento; que también se encargaba de realizar anualmente “un blanqueo general interior y exterior en los meses de Abril o Mayo y a la limpieza de pozos negros”. El contrato se firmó el 5 de marzo de 1935, y son las últimas noticias que tenemos sobre la Casa-Cuartel de la Guardia Civil de La Zubia anteriores a nuestra infausta Guerra Civil.
AROMAS DEL LAUREL:
Un recorrido por la historia de La Zubia.
Alberto Martín Quirantes
Miembro del CEI Al-Zawiya
VER CAPÍTULOS ANTERIORES:
01 La Inquisición en La Zubia
02 Antonio Gala y los Sonetos de La Zubia
03 La Infanta de La Zubia
04 Los cementerios de La Zubia (1ª parte)
05 El órgano de la Iglesia de La Zubia
06 Los cementerios de La Zubia (2º parte)
07 La Huerta Iberos
08 Los cementerios de La Zubia (3ª parte)
09 La ocupación francesa en La Zubia
10 Los cementerios de La Zubia ( y 4º parte)
11 Trogloditas en La Zubia
12 Los mozárabes en La Zubia
13 Una escritora desconocida de origen zubiense: Doña Carmen Espejo Valverde
14 La llegada de la guardia civil a La Zubia (1ª parte)
15 La llegada de la guardia civil a La Zubia ( y 2)