Antes de empezar a escribir con regularidad estos artículos para IDEAL EN CLASE, ¡bastante antes!, había empezado a redactar un “Diario de un profesor de instituto”, en el que recogía todo aquello interesante que me iba sucediendo en las clases o en torno a ellas. Gracias a este trabajo hoy dispongo de un innumerable fondo de experiencias, anécdotas, recursos, vivencias,… de mi vida docente en los últimos años. Y de vez en cuando leo lo que escribí al acecho de ideas para un nuevo artículo.
Hoy esa lectura ha dado sus frutos, porque he encontrado el tema de este que ahora está leyendo. Iba yo buscando algo sobre el Día de Andalucía, del que recordaba haber “hablado” en mi diario, pero encontré esta breve anotación realizada una semana antes de que el confinamiento por la pandemia llegara a todo el país. De hecho, fue lo último escrito sobre una clase antes de que empezara el duro “Estado de Alarma”. Ocurrió en un grupo del nocturno, es decir, de adultos, donde no solo la dinámica es distinta, sino también las sensaciones y las conversaciones.
Era el 5 de marzo del 2020, jueves, y en mi diario anoté lo siguiente:
“Curiosa clase de Historia de España: como he terminado el tema de La Guerra Civil con la cuestión de las víctimas, me ha parecido interesante poner el vídeo que yo mismo grabé ayer del Memorial que hay junto a las tapias del cementerio granadino y que recuerda a las casi 4.000 personas asesinadas allí por los franquistas. Lo han visto sin que yo antes les dijera qué les iba a mostrar, por lo que al terminar he preguntado, lo primero, si lo habían reconocido. Justo, este alumno de unos 45 años del que he hablado en algún otro momento (*) ha respondido, sin dudar un segundo, que se trataba del cementerio; y nos ha explicado que él trabajó en las obras de su ampliación, hace años, y que cuando excavaban aparecían restos humanos, así como cinturones y ropas de la República, pero que el trabajo les hacía continuar fríamente: era muy desagradable pero la faena no podía detenerse.
Ver vídeo:
Y Elvira –otra alumna–, me ha preguntado al terminar la clase si quería leer un reportaje sobre su bisabuelo, Ricardo Moleón Martín, fusilado en Guadix en 1939. Como le he dicho que sí, me lo ha enviado inmediatamente por whatsApp. Se llama ‘El viaje de Laura a la tierra asesinada’, fue publicado por El Mundo el 17 de abril del 2015 y cuenta cómo Laura Moleón, hija del fusilado, quiso que sus cenizas, cuando muriera, quedaran depositadas junto a su padre, es decir, al lado de la fosa común de Guadix que contiene sus restos y los de otros 148 ejecutados por el franquismo en un momento en el que la guerra acababa de terminar.
Cuando lo he leído le he contestado lo siguiente, también por whatsApp: ‘Una historia muy triste, como tantas, y a la vez preciosa, lo que la hace diferente. Me ha gustado mucho’.
Creo que ha estado muy bien poner mi vídeo del Memorial en la clase: ha sacado dos historias personales que me han conmovido y a los alumnos –como Elvira– creo que les habrá ‘tocado’, así como lo contado por Justo”.
Han pasado dos años. Y gracias al rastreo en mi diario puedo contar esta grata experiencia en el aula. Al principio era solo una clase más, una simple clase. Pero dos alumnos se encargaron de enriquecerla para sus compañeros y para mí aportando sus propias vivencias. Ahora yo las refiero aquí, como antaño hacían cuentistas y poetas –aunque espero que se me perdone la soberbia de esta comparación–, para quien quiera aprender de ellas.
(*) Jueves, 26 de septiembre de 2019: “Lo interesante en la clase de hoy ha sido que Justo me ha contado la razón por la que está, a su edad, haciendo el Bachillerato; y es que quiere darle ejemplo a su hija pequeña. Pretende ser el modelo para ella”.
Ver artículos anteriores de
Profesor de Historia en el IES Padre Manjón
y autor del libro ‘Un maestro en la República’ (Ed. Almizate)
