Calle preciosa ella y delicada, dicen que es. Yo así lo creo y tras verla flirteando en Facebook y ver que de ella se decían cosas muy bellas pero observado por mí que se deslizaba un pequeño desacierto. Qué me hizo, amigos, escribir esto.
Es calle muy acomodada, entre las muchas de nuestra bella Granada, se domicilia la señora en el centro urbano en lo más distinguido y precioso y con algo de misterioso, por su vecino Darro que en un estrepitoso movimiento quiere observar desde abajo no teniendo como buena la norma aquella que impide que a las señoras mirar de forma un tanto irreverente. Aquella, no obstante, impávida y tranquila, mora entre las calles Reyes Católicos y la de Pavaneras.
Una te lleva a la Alhambra por Cuesta Gomérez y así mismo te acerca, tras pasar Santa Ana y la de San Pedro, al Albaicín misterioso donde rasgan las guitarras y donde los gitanos bailan al son de zambra.
Es la otra vía, donde desemboca aquella, la de Pavaneras la nombran y esta nos lleva, tras pasar calle Molinos y entrar en Campo Príncipe a los pies del inmenso Palace el que toda su vida pasa mirando la cara a la Alhambra y muy cerca la Antequeruela donde residió D. Manuel de Falla y en su piano que aún allí «pervive», a balcón abierto, derramaba un concierto a toda la ciudad haciendo sonar… ¡Granada! tierra soñada por mi…que compusiera en México (Agustín Lara a.1.932).
He aquí la ubicación de la calle de que hablamos, que por ser alta señora con el nombre de colcha se adorna, ese bello tejido que bordado en Granada es. Por monjas de conventos en grandes monumentos arquitectónicos, consiguen con sus manos, de aquel trapo, hacer algo muy valioso y preciado.
Luce la orgullosa calle, empedrado de alto postín, semejando rosas y flores que en mil filigranas estampa en su suelo. Son las mismas que florecen en los cármenes albaicineros alegrando y adornando, pasadizos, callejones, aljibes y rincones de difuminados y recónditos amores.
Hace un tiempo nuestra calle sufrió al ruidoso tranvía, entonces no lucía ni empedrado ni limpieza. Atorada de borricos carromatos muy cargados que hacían de ella una intransitable vía, pero ya presentaba modales aun cuando de su principal belleza carecía.
Un buen alcalde, edil de la ciudad, vino a darle a la señora calle sus atributos merecidos por su precioso trazado que haría que su recorrido cuando se hubiera adecentado mereciera tratamiento de su recóndita belleza. Y hete aquí, que en ella se puso uno de los primeros y artísticos empedrados únicos de nuestra Granada.
En los finales sexagenarios años del siglo pasado se retiró el tranvía y quedó una vía preciosa como joya…pero ¿Qué hacíamos con los borricos, con carromatos de Armilla que retirando la basura a esta mancillan y hunden sus ruedas en el empedrado?
Vigilancia intermitente por agentes del ayuntamiento no lograban parar que las ruedas de aquellos carros rompieran el empedrado de nuestra engreída y flamante calle.
Fue acuerdo de Pleno que dos agentes de la Guardia Municipal se destinarán a aquel punto, uno de madrugada hasta mediodía y el otro lo relevaría a media jornada del día hasta que llegara la noche. Los dos agentes vigilantes en los primeros días hubieron de emplearse a fondo para su misión cumplir. Muchos protestaban y hasta voces levantaban cuando yendo cargados los agentes de policía dar la vuelta por la plaza de Isabela la Católica les obligaban. Muchos peatones igual acosaban a los agentes por no dejarles pasar y éstos ceremoniosos y en sus razonamientos de servicio, decían: – no pueden pasar carros ni otros vehículos porque se estropea lo empedrado… la respuesta de ellos era: -Pues que delicado se ha puesto pisar por la calle La colcha. de ese tira y afloja nació y se forjó esa conocida frase de estilo granadino y de malafollá manifiesta, que dice y reza: “Eres más delicado que la calle la Cocha”.
Yo, que por aquellos lares rodaba años después de esto, por un tiempo y en mis primeros años, patrullé con uno de los agentes que dicho servicio prestó y él me lo narró. Y doy fe de ello.
He aquí señores la verdad del tal misterio, uno más de los que llena Granada, Ciudad de ensueños, suspiros y amores, favorecido por su embrujo de duendes, belleza y la riqueza de sus nobles edificios…Y de sus gentes su arte, su cercanía y empatía y la malafollá. ¡Toda nuestra!
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Inspector jubilado de la Policía Local de Granada y
Autor del libro ‘El amanecer con humo’
Comentarios
2 respuestas a «Gregorio Martín García: «La calle de la colcha ¡Esa delicada señora!»»
Eres mas delicado que la calle la colcha que con mirarla se esconcha, decía mí abuela en su lenguaje y qué yo tarde tiempo en poder descifrar él significado de tal frase, ahora entiendo él calificativo tan acertado pues como bien dices se le atribuye a una calle emblemática como otras tantas de nuestra querida Granada
La gente no es torpe, Paco, cuando la gente sentencia algo su razón tiene y cuando dijo de calle de La Colcha aquello de: «Eres mas delicado que la calle de la Colcha» . «No la mires que se desconcha» . Todo fue resultado de las protestas del que quería seguir pasando. La opinión general se impone.