Para qué votar un estado de alarma, que solo pretende encerrar a los ciudadanos en sus casas, sin tener en cuenta la salud, la economía y el estado deplorable y deprimente de España.
Este gobierno sigue sin hacer autocrítica, sin pedir perdón por los errores cometidos, que son muchos y no en arreglarlos. Habla con parsimonia y como perdonándonos la vida aquellos españoles que no le votamos antes, ahora ni nunca.
Para qué quieren nuestro voto y aplauso, para tenernos encerrados y arruinados, para eso ya tiene a sus aplaudidores y soplagaitas que tienen puesta una antojera como llevaban los burros en su reata de cañas.
Usted Sr. Sánchez lo único que desea es seguir en la poltrona con su ego hinchado y ninguneando al resto de españoles que no están de acuerdo con su política y salen a la calle a gritar basta ya. Pero claro, ahora resulta que los únicos que pueden hacer escraches y manifestaciones son la izquierda, que cara dura. Y encima manda al matón de Pablo Iglesias asustar a la gente diciendo nombres para hacer un escrache, todo un Vicepresidente. Asco.
Y aún hay que aguantar que haya personas que digan que solo hay odio en la calle, que hay que arrimar el hombro para que este gobierno siga con sus tropelías. Pues muy bien, sigan ustedes soplando en el cogote.
Usted Sr. Sánchez solo quiere gobernar a fuerza de decreto ley y pasándose por los cojones la constitución, pero claro, ya ni sus propios socios separatistas le apoyan, le veo el culo al aire y eso sí que me preocupa, pues nunca España ha estado tan mal dirigida.
Y es que estoy cansado de amenazas y embustes. Ahora es la Sra. María Jesús Montero, mira que trato de ser objetivo, dentro de lo que cabe, procuro no dejarme llevar por partidismos ni prejuicios, pero con esta señora lo tengo todo perdido, pues me cae fatal. Su trayectoria en Andalucía así lo demuestra y ahora como ministra de hacienda ya empieza amenazarnos que, sin presupuestos generales del estado no hay vehículo para gastar los fondos europeos.
En primer lugar, aún estamos esperando en esta tierra bendita de Andalucía que usted pida disculpas y perdón por todo su mal estar y hacer mientras fue consejera de la Junta de Andalucía. Tanto en Hacienda que aún seguimos pagando impuesto de sucesiones después de muerto, como en Sanidad, donde se le recuerda por su nefasta gestión al frente de la sanidad andaluza.
PD. Al menos no han conseguido todavía quitarme el sentido del humor.
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