Antonio Lara Ramos: «La formación inicial y permanente del profesorado»

El Ateneo de Granada, después de haber abordado el debate en torno a los retos de la docencia universitaria, prosigue con la formación del profesorado del resto de niveles del sistema educativo en su ciclo ‘La Educación a debate’, dentro de la sección Educación y Sociedad.

La formación del profesorado constituye uno de los pilares fundamentales en los que se asienta la calidad del sistema educativo. Fullan1 (2002:122) decía que “los cambios en educación dependen de lo que los profesores hacen y piensan, algo tan simple y tan complejo a la vez”. Como también entendía que “la formación del profesorado tiene el honor de ser, al mismo tiempo el peor problema y la mejor solución de la educación”.

En esta misma línea lo señalaba Lara Ramos (2008:8), cuando escribía: “Es obvio que gran parte de la clave del funcionamiento de un sistema educativo está en las manos del principal agente implicado: el docente… Las manos del maestro, su inteligencia, su saber profesional, no pueden ser obviadas cuando se pretende que la calidad de la educación alcance los niveles que todos deseamos”.2 Hargreaves (2005:287)3, por su parte, se refería, entre las necesidades que la escuela demandaba, a la de un nuevo perfil de docente, algo que hoy mismo seguimos planteándonos en este 2023.

Facultad de Ciencias de la Educación (Granada)

Sírvannos estas referencias bibliográficas para introducir el tema de la próxima actividad del Ateneo de Granada sobre la formación inicial y permanente del profesorado. En el presente curso escolar asistimos a la implementación de una nueva reforma del sistema educativo, derivada de la LOMLOE, y que tendrá continuidad en el siguiente de 2023/24.

Si las reglas de la sociedad están cambiando, también ha de hacerlo el enfoque que la escuela debe contemplar en los procesos educativos, de enseñanza-aprendizaje, así como en la práctica docente del profesorado.

Muchas veces se ha hablado en el ámbito educativo de la rendición de cuentas (accountability), como paradigma que pretende forzar los cambios que se necesitan en la práctica docente. En educación, este debate ha ido fluctuando entre momentos de mayor relevancia a otros en que ni se menciona. ¿Es necesaria la rendición de cuentas del docente sobre su trabajo?; en caso afirmativo: ¿por dónde habría de orientarse? Antonio Bolívar (2003)4 entendía que debía hacerse a través de un modelo que contemplara el desarrollo profesional, donde el rendimiento de cuentas profesional se dirigiera a establecer estándares de buenas prácticas y a proporcionar medios para que los profesionales adquirieran los conocimientos y destrezas necesarias, así como la capacidad para aplicarlos en sus contextos específicos de trabajo. En esta línea, la formación del profesorado se hace imprescindible.

No obstante, el fenómeno de la profesión docente presenta una estimable carga de ambivalencia. Eso es, al menos, lo que venía a decir J. M. Esteve (2009)5 cuando distinguía dos tipos de docentes, según enfrentaran su tarea profesional: por un lado, “los que viven la enseñanza con alegría, que la convierten en el eje de su autorrealización personal, que piensan en cada hora de clase como una aventura imprevisible a la que acuden dispuestos a dar lo mejor de sí mismos”; y por otro, para los que “la docencia es una fuente permanente de tensión capaz de romper su propio equilibrio personal; cada clase es una amenaza imprevisible a la que acuden dispuestos a defenderse de unos alumnos a los que perciben como un enemigo”.

En los primeros la formación del profesorado y la adaptación a los cambios es algo consustancial a su propia visión de la educación; para los segundos, la formación es algo menos valorado, al tiempo que su docencia se convierte en una obligación laboral sin el añadido de la autorrealización personal a la que alude Esteve.

La OCDE (2005)6, en su informe Teachers matter: attracting, developing and retaining effective teachers, recogía la siguiente conclusión: “La calidad de los profesores y de su enseñanza es el factor más importante para explicar los resultados de los alumnos”. Y, por su parte, el Informe McKinsey (2007)7 aseveraba: “El principal impulsor de las variaciones en el aprendizaje escolar es la calidad de los docentes”. Como también afirmaba con rotundidad: “La calidad de un sistema tiene como techo la calidad de sus docentes”. Entre sus conclusiones cabe mencionar la que decía: “el impacto negativo de los docentes con bajo desempeño es severo, particularmente en los primeros años de escolaridad”, así como que “los sistemas educativos con más alto desempeño atraen en forma constante gente más capacitada a la carrera docente”.

Centro del Profesorado (CEP) de Granada

La importancia de la capacitación del profesorado es una necesidad que no podemos obviar, aunque por sí misma no explique el éxito o el fracaso de un sistema educativo; no obstante, se trata de un factor fundamental para propiciar un óptimo funcionamiento del mismo. Volvemos a reiterar que, para ello, la formación, tanto inicial como permanente, constituye una garantía de calidad para el sistema y un factor capital para la obtención de buenos resultados.

¿Cabría calificar la formación del profesorado en España como deficitaria?

¿Está preparado el profesorado para acometer los retos educativos de un sistema educativo cambiante, o se refugia en metodologías ya experimentadas?

¿Se forma al futuro docente en la Universidad para una docencia ajustada a la realidad de la escuela de hoy?

¿La formación permanente da la respuesta adecuada a las necesidades de la práctica docente en un sistema educativo tan cambiante?

Sobre estas y otras cuestiones se debatirá en la mesa redonda del ciclo ‘La Educación a debate’. Un debate que aún no se ha resuelto en nuestro sistema educativo, a pesar de las reformas educativas que hemos visto desfilar en nuestras aulas y escuelas, y que han soliviantado tanto socialmente.

¿Hemos de pasar ya de la voluntariedad en la formación a un modelo donde formarse sea no solo un derecho, también una obligación?

La mesa redonda que propone el Ateneo de Granada estará formada por el catedrático emérito Antonio Bolívar Botia, del Departamento de Didáctica y Organización Escolar de la UGR; Vanessa Cózar Bautista, directora del CEIP Las Mimbres de Maracena; y Francisco Romera Rodríguez, director del Centro del Profesorado de Granada.

El debate será moderado por Antonio Lara Ramos, vicepresidente del Ateneo de Granada e inspector de Educación, y se celebrará el próximo martes, 21 de febrero, a las 19 horas, en Sede del Ateneo de Granada, C/ Martín Bohórquez, 30, 18005-Granada.

BIBLIOGRAFÍA:

  1. Fullan, M. (2002), Las fuerzas del cambio. Explorando las profundidades de la reforma educativa. Madrid, Akal.

  2. Lara Ramos, A. (2008): La función tutorial: un reto en la educación de hoy. Granada, Grupo Editorial Universitario.

  3. Hargreaves, A. (2005): Profesorado, cultura y postmodernidad: cambian los tiempos, cambia el profesorado. Madrid, Morata.

  4. Bolívar, A. (2003), “Si quiere mejorar las escuelas preocúpese por capacitarlas. El papel del rendimiento de cuentas por estándares en la mejora”. Profesorado, revista de currículum y formación del profesorado, 7 (1-2).

  5. Esteve, J. M. (2009), “La formación de profesores: bases teóricas para el desarrollo de programas de formación inicial”. Revista de Educación, 350, septiembre-diciembre, pp. 15-29.

  6. OCDE (2005), Teachers matter: attracting, developing and retaining effective teachers.

  7. Informe McKinsey (Barber, M. y Mourshed, M. (2007), Cómo hicieron los sistemas educativos con mejor desempeño del mundo para alcanzar sus objetivos. Programa de Promoción de la Reforma Educativa en América Latina y el Caribe, nº 41, julio, 2008).

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