A Salobreña
Señor turista, señor viajero, que a Salobreña llegáis ilusionados. Esperando de ella todo lo que buscáis que, aquí daréis por hallado. En ese pueblo mediterráneo, blanco andaluz y “bello Granada”, encaramado en aquel alto otero de ave rapaz.
Es joya sin par, de belleza salina, de ambiente de mar, que, con su atractivo de pueblo, sus gentes y rudos marineros de barcos pesqueros que surcan la mar. Con sus proas al viento cortando las aguas del viejo Mediterráneo.
Se dirigen al banco con prisa, con su mástil van partiendo el horizonte y, su popa añorando y despidiendo el esbelto castillo, de la Salobreña.
Formando un conjunto de óleo y pincel, retrato de edén, donde soñar y vivir, donde gozar y amar, hasta el morir.
Eso es Salobreña, señor visitante. La del Peñón en la mar, la de largas playas y cañaveral. Y su vega plantada de exóticos frutos cuáles ricos manjares… ¡Amigo lector!
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Inspector jubilado de la Policía Local de Granada y
Autor del libro ‘El amanecer con humo’