Los lugares son importantes, sin duda. ¿Han visitado ustedes la que fue casa de Federico García Lorca en Valderrubio? ¿Su patio de antigua casa de labranza habilitado ahora para encuentros literarios, musicales y representaciones de teatro? Es un lugar especial, genuino. El arte, el duende, la personalidad múltiple y creativa del poeta sobrevuela por todo el recinto.
La joven compañía de teatro ‘Fantabulosa‘ (¡qué bonito nombre!) y el público asistente se sintieron imbuidos por esa presencia incorpórea del poeta y gozaron de una noche increíblemente bella.
La obra representada fue La vida resuelta, un guion y una temática ágil y moderna que mantuvo a los espectadores con la boca abierta y la sonrisa dibujada en el rostro durante una hora y cuarenta y cinco minutos.
Estoy seguro que Federico gozó con la ingenuidad y la ternura de Lluvia, interpretada por Camino Martín, inmensa como actriz y directora de la obra. Quedaría Federico sorprendido con las nuevas y desinhibidas formas de expresión y comunicación de Jaime, interpretado por Germán Campaña, todo espontaneidad y chispa. Hubiera quedado Federico seducido por la desesperación y valentía de Raquel, María del Mar Enríquez, en su papel de madre soltera. Conmovedora la ingenuidad e increíble la espontaneidad de Luis (Juan Hernández) que hizo desternillarse de risa al público con su naturalidad. Seguro que Laura (Lydia Carrillo) le recordó a nuestro poeta en su seguridad, su fuerza y carácter a alguno de los personajes por él creados.
Cinco profesores amantes del teatro a los que tendremos la oportunidad de volver a ver en el Auditorio de la Caja Rural el 7 de octubre. No se lo pierdan.
Créanme si les digo (no desvarío), que, en un momento determinado de la noche, entre dos altos cipreses, descubrí, lorquiana, a la luna. Estaba con la boca abierta.
Teo Sanjuán
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