¡Mirad!, Mirad que bonita, mirad que galana, cuando la luna le dice a la Alhambra:
-No presumas tanto de hermosa, porque si en Granada algo luce grande esa es mi persona, que, hasta desde acá arriba aupada me permito bañarte de luz de luna para que parezcas más embrujada.
– ¡Oh! luna! Vanidosa, tú eres y, por algo ha de ser, porque cuando más pomposa estás… vas y ¡te rajas! y te pones a menguar.
– ¿Qué habrá en ti que, no lo quieras contar?
– Es que estoy enamorada de aquel brillante lucero que reluce junto al horizonte. Cuando voy a hacerle la corte, con mi corona iluminada, él, ¡el muy orgulloso!, se va tras la loma y desaparece.
– Es mi pena tan grande que mi cuerpo engalanado apaga luz y, se pone triste, humillado y dolorido por ese amor que me niega ese lucero engreído.
– He ahí la razón de mi cuarto menguante. Un amor negado por un orgulloso lucero que no quiere corresponder a un corazón sincero.
Gemidos de luna, dolores de amor. Embrujo nocturno de pasión impregnado.
Recuerda aquella noche que te hicieron llorar. ¡Seca tus lágrimas luna!, ¡sécalas ya! que tu llanto estropea la fantasía y el encanto de mi «Graná»
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Inspector jubilado de la Policía Local de Granada y
autor del libro ‘El amanecer con humo’
Comentarios
2 respuestas a «Gregorio Martín García: «Llora la Luna, le mira la Alhambra»»
En prosa o en versos magníficos la Alhambra no sólo la envidia la luna todo ser que ha tenido el privilegio de visitarla se ve embrujado por tanta belleza, esto solo lo podemos esperimentar quien ha tenido el honor de dormirse mirándola y despertar con su belleza.
«quien ha tenido el honor de dormirse mirándola y despertar con su belleza».
Muy bien dicho Paco y, muy acertado ese honor de que hablas al dormirte y, esa belleza que percibes cuando despiertas.
Yo, alguna vez, tuve ese honor y también percibí esa belleza.
Toda la noche en vela viendo esa grandeza, estuve a punto de perder ese honor por no dormirme. Y no gozar de esa belleza por no despertarme, ya lo estaba y era todo debido al encantamiento sufrido mirando aquellos torreones con su verticalidad y figura. Y las sombras circundantes de toda la estructura…
Sí Paco, yo viví alguna vez teniendo frente a mi la Alhambra y con la luna que entonces no lloraba entretenida con mi encanto que no me dejaba dormir.