Los galardones los entregó la consejera de Educación, Mar Moreno. Junto al centro de Cúllar fueron galardonados los colegios de Infantil y Primaria El Retiro de Jerez de la Frontera (Cádiz) y Andalucía de Huelva y los institutos Antonio Mª Calero de Pozoblanco (Córdoba) y José María Torrijos de Málaga. Este premio tiene como objetivo dar a conocer las mejores prácticas que en el ámbito escolar se están desarrollando en Andalucía, ya que ello ayuda «al fomento de la Cultura de Paz, la formación integral del alumnado para lograr una sociedad más justa y tolerante y la resolución pacífica de los conflictos».
El IES Gregorio Salvador inicia desde el curso escolar 2007/2008 un proyecto de cambio en la práctica educativa para responder de forma igualitaria a los retos y necesidades que plantea la sociedad actual. Una de las vías de transformación es la propuesta de comunidades de aprendizaje – que abarca toda la comunidad educativa (alumnado, familia, profesorado y pueblo)- sobre la cual está basado el Plan anual de Centro y Memoria. Según explican se ha pretendido «integrar al alumnado menos favorecido dentro del aula, y conseguir engancharlo al aprendizaje. La convivencia experimenta una considerable mejoría, superada la dualización y ‘guetización’ académica que a veces imponemos desde los centros».
Este Instituto destaca por llevar a cabo un proyecto integral ‘Comunidades de Aprendizaje’, iniciado el curso anterior, con el objetivo de impulsar una filosofía de cercana a la realidad social que le circunda. Las comunidades de aprendizaje se basan en la transformación social y cultural de un centro educativo y su entorno, basada en el aprendizaje del diálogo. Esto supone reorganizar todo, desde el aula hasta la organización del propio centro y su relación con la comunidad, barrio o pueblo, en base al diálogo. El diálogo se extiende a todo el mundo en este centro.
El primer paso para la transformación de una escuela en comunidad de aprendizaje, una vez se ha decido iniciarla, es el ‘sueño’. Ese ‘sueño’ compartido de aquel discurso de Martín Luther King que decía: «I have a dream». El proyecto comienza con una sensibilización de toda la comunidad educativa y después se realizan muchas actividades para trabajar valores.
Así, el Gregorio Salvador ha logrado una importante implicación de un colectivo de cerca de sesenta voluntarios y voluntarias, en su mayor parte madres y padres de su alumnado, dispuestas a colaborar en todos los ámbitos, desde el académico, el de la convivencia, hasta el de la organización y funcionamiento del propio centro.