Historia de un limonero (Que a mi vida fue paralelo, 2/2)

Hubo de rodear con maña y fuerza un alambre a la tinaja y formando un eficaz atado a la pared hube de fijar. Solo quería evitar el vuelco de la tal orza que por su oronda “barriga” seguida de estrecha boca era propensa a volcar y con la tierra que el limonero fija presenta elevado peso que a alguien puede herir.

Allí semi prisionera quedó, fija a la pared. Siguiendo su vida y la nuestra allí pasó muchos más años dando fruto copioso, dulce y con vitaminas. Y como perenne notario, vio a mis tres hijos crecer, dar sus primeros pasos, asistir a la escuela, leer sus primeras letras, sumar sus primeros números y así tras la catequesis tomar su primera comunión.

Avanzan en sus estudios, mayores se están haciendo y en el comienzo de los ochenta, en que logré mi primer ascenso, tomamos la decisión de remodelar en profundidad la casa de nuestras vivencias, nuestro hogar. Mientras el limonero y su tiesto quedaron resguardados en un punto adecuado del patio con las defensas necesarias para el largo tiempo que durarán las faenas.

La compra del precioso apartamento, en las playas de Salobreña vino a satisfacer tanto nuestras vidas que disfrutaremos a tope todos nuestros días libres en tan bucólica costa, frente al mar de Alborán.

Fue tal y tan positivo el movimiento social, económico, familiar y positivo que la vida nos sonreía y en busca de la felicidad Llanitos nuestra hija mayor y su novio Jorge, deciden casarse y tras los preparativos obligados quedaron ambos casados y con unos futuros laborales buenos.

Las fuerzas más nefastas se confabulan, los diabólicos elementos se alían, las malditas contrariedades se avienen. Un desgarrador grito lleno de endemoniada ira, acompañado de una cohorte de negros nubarrones, te atenaza los sentimientos y rechinando los dientes y tensados a tope tus nervios solo deseas el final antes de que explote ese infernal conjunto que viene a destrozarte y hundir sin motivo ni razón.

El año 1986 en mi rostro estrelló un satánico resultado de una máquina sacada y que vino a pregonar la peor noticia que alguien pueda dar, recibir o sufrir. Aquel foro de mi patio del limonero y la tinaja que formaban entre ambos se convirtió en rincón de lloros, suspiros y ayes y largas meditaciones entre ruegos y oraciones de una familia que arriba estaba ayer y pisada y hundida hoy, se halla. Hasta en los genes del cítrico, impregnados quedan los horrendos sentimientos de estos momentos vividos.

Una vida que se enroca en eterno miedo y espanto, una familia que corre y huye hacia todos lados, sin saber si llega o vuelve, si estaba ya aquí antes o si debe volver a hacer, no sabe qué. Esto se llama caos. Eso es “corcinos”, eso es carcinoma. ¡Maldito por siempre!

Hospital, médicos, enfermeros, pruebas, análisis, resultados. Nueva dialéctica has de aprender nuevas formas has de asumir. ¿Hacemos un viaje y nos distraemos? ¿Vamos hoy a comer fuera? Nada te distrae, nada deseas y solo en ti metido quieres estar perdido y si posible fuera no volverte a encontrar.

Iremos a Pamplona, al Hospital Universitario, es de elite, es el no va más. Falsas esperanzas y tiempo casi perdido que para lo único que vale es para quedar algo mejor contigo.

Y tras algunas más vivencias de mis ya largos setenta y nueve años hoy (20 de marzo del 2024) con mis hijos y nietos celebramos el Día del Padre en versión “abuelo Gregorio”. Es por ello por lo que hasta aquí hoy todos se han desplazado y aquí quedó replantado en el viejo tiesto de la gran tinaja un nuevo y hermoso limonero que ojalá sea notario del tiempo para ellos venidero.

Entre otras muchas cosas que hablamos y discutimos, para dejar buen sabor de boca. Días pasados acordé que, en el venidero septiembre, todos absolutamente todos, nos iremos a Paris a disfrutar de Disneyland antes de que los peques todos sean ya mayores, para que sea disfrute de niño que es como mejor se conjuga, el amor, la lealtad y el cariño familiar.

Mi hija menor, encargada, nos informa toda contenta que el viaje con toda la familia ya está organizado. Todo reservado todo preparado para ir a disfrutarlo (Grupo de 16 miembros). Y cuando digo todos será: ¡¡Todos los que somos y todos los que fuimos!! y que todos tienen que ver porque grupo familiar fueron y grupo familiar son.

Fin

Granada, 20 de marzo de 2024

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Gregorio Martín García

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