Capítulo 2º: La educación colaborativa: Una responsabilidad empresarial
Que la Pedagogía Andariega camina a la búsqueda de una colaboración estrecha con las empresas que aportan recursos al Aprendizaje de niños y jóvenes donde estas se hallan ubicadas, es un hecho diariamente constatable.
Que a las grandes empresas les mueve un interés mercantil en ese afán, ya en forma de propaganda subliminal, de suma de clientela o de necesidad de formar a sus futuros trabajadores, resulta también fácil de demostrar. Las reciprocidades filantrópicas, al día de hoy, no se encuentran tan al alcance de la mano: menos aún en esos nichos formativos, religiosos y similares, donde, tras una aparente bonhomía, se acunan tantos y tan oblicuos intereses.
A poco que indaguemos en el panorama colaborativo entre entidades y objetivos educacionales, como digo, enseguida caeremos en la cuenta de que la mayoría están, en sus apéndices más sobresalientes, auspiciados por Corporaciones Energéticas, Tecnológicas o Bancos, cuando no por Universidades y Entidades privadas en las que predomina (que nadie lo ponga en duda) un objetivo final: la privatización del Aprendizaje para sus propios intereses, “Es evidente que la inversión en educación es la inversión social que mayores beneficios genera en el largo plazo, pues contribuye al desarrollo económico sostenible de los países. También se trata de una inversión que tiene una alta rentabilidad para nuestro Banco, el Santander, al ser vivero de nuevos clientes y de empleados calificados”, –dejó dicho el empresario D. Emilio Botín.

Mercantilización/Privatización –añadimos nosotros- que trata de arañar todo lo que le dejen en los Presupuestos Generales y en las Competencias Educativas del Estado. ¡Y todo, la mayoría de las veces, bajo una verborrea grandilocuente, preñada de objetivos culturales altruistas, fundamentos psicopedagógicos de última hornada y sistemas metodológicos absolutamente globalizados y deslumbrantes! ¡Y todo, con unas consecuencias desastrosas para la necesaria equidad entre ciudadanos y ciudadanas de distinto origen, capacidad adquisitiva y status social!
Resulta evidente que los que estamos sensibilizados hacia la “cosa pública”, llegamos con retraso: la privatización del sector educativo no solo ha experimentado un fuerte crecimiento en términos cuantitativos, sino que, según observamos cada día, abunda una mayor evolución cualitativa, al tratar de abarcar cada vez más etapas, más ámbitos y más niveles formativos.
Bajo el marchamo (no exento de razón) de que las habilidades son más importantes que los títulos, nos están imponiendo los principios liberales del emprendimiento, la búsqueda de talentos, manipulación emocional, taxonomía de habilidades, flexibilización, formación virtual etc., etc.
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Después de esta destemplada introducción bien se podría argüir que en nuestra esforzada apuesta por favorecer una Educación Colaborativa estamos poniendo el parche antes de aparecer la herida… Pero es que, después de todo lo visto y vivido (Programas electorales, redes, iniciativas privadas…) no queremos ser tachados de ingenuos poniéndonos en riesgo de perdernos y perder a los que van con nosotros.
Sin embargo –insistimos- necesitamos como agua de abril, la involucración de las empresas en el aprendizaje de nuestros chavales. La llamada Responsabilidad Social Empresarial, esa que permite el logro de beneficios tanto para la comunidad como para la empresa, resulta esencial para nosotros. Y ello porque nos resulta imprescindible una coherencia entre sus intereses y nuestro empeño por insertar los conocimientos y habilidades de los alumnos en la sociedad donde nos hallamos.

Afirmamos taxativamente que las empresas tienen la responsabilidad, pero también el derecho, de participar y ser uno de los nuevos agentes que actúen en el campo de la educación. Si se entiende la educación como un bien público y estratégico para el desarrollo del país, es necesario potenciar el rol de las empresas en la construcción de políticas educativas de largo plazo.
A la hora de diseñar un programa educativo en relación con las empresas del entorno es necesario determinar claramente lo que esa Entidad puede y desea aportar con respecto al Nivel , las habilidades y experimentaciones sobre el que queremos actuar. Resulta esencial preparar al personal, el material, las infraestructuras y la seguridad, sí si se trate de una fábrica hidroeléctrica, de una cooperativa, de un comercio o de un taller de cerámica….
Cuando decimos que la Pedagogía Andariega ha de transitar por talleres, fábricas, comercios, instituciones y paisajes, estamos proponiendo una colaboración entre personas y sectores. Colaboración que lleva aparejada una gestión eficiente de recursos, una orientación clara de lo que queremos conseguir, un profesorado en constante perfeccionamiento y, por encima de todo, la implicación de toda la comunidad en el diseño de acciones y recorridos. Generar redes de apoyo educacional, impulsar la innovación y acercar a niños y jóvenes al mundo del trabajo se convierte así en una finalidad en sí mismo.





