Me llamo Raúl Cerezo, me dedico a la docencia desde hace más de dos décadas y trabajo en el CEIP Federico García Lorca de Olivares desde 2018. Soy especialista en Educación Física y desempeño el cargo de Secretario del centro. Tengo la fortuna de disfrutar cada día de un entorno idílico, rodeado de un equipo docente comprometido y motivado por la enseñanza. Este contexto invita a la creatividad y permite explorar cualquier temática educativa con entusiasmo y libertad. En nuestro centro, cualquier sueño puede hacerse realidad. Hemos llevado a cabo proyectos tan potentes como la realización de un documental sobre la cultura del olivar; aprendimos a través de la apicultura; el ajedrez se ha consolidado como una herramienta pedagógica de gran eficacia; y llegamos a convertirnos en agricultores, arquitectos, empresarios, cocineros, deportistas olímpicos, conductores, enfermeros, pilotos e incluso artistas de circo. El entorno ha sido nuestra aula y todo lo que existe en él, nuestros libros.
Hace un par de años, un buen amigo y compañero docente, Emilio Alba, maestro de Pedagogía Terapéutica, me compartió una frase que me llamó profundamente la atención:
«Lo que oyes lo olvidas, lo que ves lo recuerdas, lo que haces lo aprendes».
La frase no me sorprendió por desconocer su capacidad inspiradora en el aprendizaje, sino porque expresa de manera tan clara y sintética lo que el proceso de enseñanza-aprendizaje debería ser en realidad. No solo el alumno debe aprender haciendo, sino que el docente también debe orientar sus enseñanzas desde esta perspectiva. Emilio es un excelente docente y, sobre todo, una gran persona, cuyas palabras y reflexiones han sido una constante fuente de aprendizaje a lo largo de los seis años que hemos compartido experiencias, proyectos y docencia en el CEIP Federico García Lorca.
Aunque ambos amamos nuestras especialidades, estamos convencidos de que la enseñanza no debe abordarse de forma aislada. Todas las áreas se enriquecen mutuamente, y su carácter transdisciplinario hace que el aprendizaje sea más significativo, tanto para nuestro alumnado como para nosotros mismos. Sobre todo, aunque nos encanta integrar los contenidos de todas las áreas como un todo, lo que más nos llena es ver cómo aquello que enseñamos se pone en práctica y se lleva a la realidad. Esta filosofía conecta directamente con la esencia de la frase que Emilio me compartió.
Mi curiosidad natural me llevó a investigar el origen de esta cita, que a primera vista parecía simple, pero poseía una fuerza extraordinaria. Al buscar en diversas fuentes, descubrí que muchas personas la atribuían a Confucio.
Confucio (551 a. C. – 479 a. C.) fue un filósofo y maestro chino cuya enseñanza se centraba en la ética, la moral y la educación como base para la armonía social.
Sin embargo, ninguna referencia coincidía de manera literal con la frase; cada fuente parafraseaba la cita sin ofrecer una versión exacta. Profundizando más, encontré referencias a Xunzi (313 a. C. – 238 a. C.), un filósofo confuciano que formuló ideas muy cercanas a la frase moderna.
Xunzi escribía:
«No haber oído no es tan bueno como haber oído; haber oído no es tan bueno como haber visto; haber visto no es tan bueno como saber; saber no es tan bueno como poner en práctica; el aprendizaje llega hasta que se llega a la práctica».
La versión moderna, que comenzó a circular en inglés a partir de los años 1960 en manuales pedagógicos, dice:
«I hear and I forget; I see and I remember; I do and I understand».
Su traducción literal al español sería:
«Oigo y olvido; veo y recuerdo; hago y entiendo».
Esta cita refleja la esencia del pensamiento de Confucio, aunque no corresponde a una formulación literal suya, sino a una adaptación inspirada en sus enseñanzas.
Tras indagar sobre este tema, la mayoría de los investigadores sostiene que Xunzi planteó de manera sistemática una progresión de aprendizaje que va de escuchar a actuar, pasando por ver y comprender, mientras que la versión moderna simplifica y adapta estas ideas a la enseñanza contemporánea, haciéndolas más directas, memorables y útiles en la práctica educativa. Además, se constató que la atribución de la frase a Confucio es incorrecta, ya que la versión moderna se inspira en los textos de Xunzi dentro de la tradición confuciana.
En conclusión, aunque la frase se asocia comúnmente con Confucio, sus raíces más sólidas se encuentran en Xunzi, quien la desarrolló de manera sistemática y cercana a la versión que hoy conocemos. Su mensaje refleja perfectamente la filosofía del aprendizaje activo que tanto valoramos en nuestra práctica docente: aprender haciendo.
Para comprender mejor esta frase y su relación visual comparativo entre Confucio y Xunzi, recomiendo comenzar con la lectura:
Bryan W. Van Norden. (2011). Introduction to Classical Chinese Philosophy. Hackett Publishing.
Explica de manera sencilla y clara las ideas de Confucio, Mencio, Xunzi y otros pensadores, ofreciendo un puente entre la filosofía clásica china y la educación contemporánea.
Aprender haciendo es la mejor forma de consolidar cualquier conocimiento e interiorizarlo de manera duradera, permitiendo ponerlo en práctica en cualquier momento o situación sin necesidad de repasar cómo debe realizarse.
Para profundizar, estas lecturas son muy recomendables, aunque bastante extensas:
Confucio. (2009). Analectas (I. Preciado Idoeta, Trad.). Alianza Editorial.
Xunzi. (2014). Xunzi: The Complete Text (E. L. Hutton, Trad.). Princeton University Press.
Anne Cheng. (2002). Historia del pensamiento chino. Edicions Bellaterra.
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