Hace un tiempo decidí cesar mi actividad como colaborador de IDEAL EN CLASE, por motivos tanto personales como de descanso en época estival. Ahora vuelvo con más fuerzas que nunca, respaldado por casi todas las familias del curso que me han asignado (un 5º de Primaria) para tratar una temática controvertida, que a buen seguro dará que hablar tanto para bien como para mal. Cuento con ello.
Lejos de ofrecerles antológicas composiciones escritas provenientes de la IA u otras aplicaciones que están en boca de todos, paso a relatar con pelos y señales mis experiencias docentes. Compartir es vivir y si se diera el caso que solo uno de ustedes disfrutara o mejor aún aplicara lo que a continuación expongo, como se suele decir coloquialmente, “me daría con un canto en los dientes”
PRESENTACIÓN
Ayer precisamente que planteé en clase esta actividad voluntaria, por supuesto, pero no exenta de calificación, obtuve una respuesta inmediata por parte de un alumno, cuyas palabras las transcribo literalmente:
“Profe, vamos a necesitar globos de helio para que se puedan ir al cielo”.
Muy ocurrente su respuesta pero iba bien encaminado si nos centramos en el pretexto por el que desarrollaremos esta actividad.
JUSTIFICACIÓN
Cuando hablamos del Cielo, independientemente de las creencias religiosas o culturales, siempre respetando la existencia y representación en el aula de otras culturas y religiones, entre ellas: la árabe, nos referimos a escribir una carta cuyo destinatario se fue para siempre, para no volver nunca, pero que, a buen seguro dejó huella, unos bonitos recuerdos, sustanciosas anécdotas o que luchó y demostró todo su amor y cariño por sus hijos, nietos, sobrinos, etc.
Partimos de la base de que puede existir una importante representación, en cuanto a número de alumnos, de quienes hayan perdido recientemente a alguien representativo en su vida, como es el caso de una abuela o abuelo, por lo que hemos de extremar todas las precauciones para que esta actividad, insisto en su naturaleza voluntaria, no dé origen a un sufrimiento añadido ni a pasar un mal rato. Nada más lejos de la realidad.
Pero… ¿Por qué recordar algo doloroso y además exponerlo en clase?
Como he dicho anteriormente es una actividad de carácter voluntario, en el que cada alumno decide de quién hablar y hacia quién dirigirse. Se puede dar el caso de alumnos que no hayan conocido a su abuelo o abuela, motivo por el cual se puede dar origen a una fructífera e interesante conversación con papá o mamá sobre su madre o padre.
Además del componente altamente humano, tierno, melancólico y de gratitud, podemos añadir un trabajo lingüístico y de presentación u exposición oral, digna de mención.

Otro de mis alumnos me sugería hacer un trabajo en cartulina sobre su abuela, recientemente fallecida, con sus fotos, incluso con una foto en la que salen los dos protagonistas de este cotarro: él y su abuela. Por supuesto, accedí a darles a él y a toda la clase permiso y libertad para escribir lo que quieran, lo que les nazca, sin fijarnos en una extensión predeterminada ni en el contenido, solo espero que mis alumnos se dejen llevar y recuerden a sus seres queridos, con una sonrisa y como muestra de agradecimiento. Si prefieren que lo lea yo, así lo haré.
Esta actividad la vengo desarrollando desde hace no pocos años, con motivo del Día de los Difuntos. Hablamos de la fiesta de Halloween, la celebramos, nos disfrazamos en mayor o menor medida, dependiendo del colegio y de las creencias o permisividad hacia esta fiesta tradicional angloamericana, pero no nos centramos en una tradición como es la celebración de este señalado día (2 de noviembre) en el calendario, que si bien, representa aglomeraciones en los camposantos con familiares que portan flores, a cual más bonita y más espectacular, en ocasiones, rehuimos profundizar o recordar a la persona a la que se le hace ese homenaje anual, casi por inercia o antonomasia.

REDACCIÓN / ANECDOTARIO / DESCRIPCIÓN
Una vez realizada la justificación de la actividad, pasaré a mencionar algunos aspectos a considerar para el desarrollo de la misma:
Además de una carta, puede dar origen a la creación de una redacción, anecdotario o incluso una descripción.
Si recurrimos a una regla mnemotécnica (creada por un servidor) que responde a las iniciales de IFRACO, podremos dar lugar a una descripción completa, siempre y cuando se respete el orden de cada uno de los ítems a considerar en la descripción. Quedaría tal que así:
I (Información)
F (Físico)
R (Ropa)
A (Aficiones o lo que no le gusta)
C (Carácter o personalidad)
O (Opinión)
Si a todo esto se le añade unas anécdotas, unas palabras de agradecimiento y un mensaje de despedida, la carta y la semblanza hacia ese ser querido quedarán completadas casi en su totalidad.
A MODO DE EJEMPLO. CARTA AL CIELO, A MI TÍO
A modo de ejemplo, voy a escribir una carta al Cielo, concretamente a mi tío Manolo. Esto lo hago para que sirva como ejemplo y modelo para mis alumnos. No tienen por qué imitarme, pero sí tomarlo como referencia para la confección y desarrollo de la suya propia.
Foto 3

Querido tito Manolo:
Te escribo esta carta al Cielo, para decirte que pese a que han pasado casi 23 años desde que te fuiste, te tengo muy presente por el ser el mejor de mis tíos y una de las personas que más he querido y admirado.
Os voy a contar un poquito sobre él:
Mi tito Manolo se llamó Manuel Francisco Moral Moreno. Nació en Montemayor (Córdoba) un 2 de mayo de 1939. Fue uno de los varones de en medio de 6 hermanos, entre ellos mi padre: Fernando, tres años menor. No le gustaba ir al a escuela ni estudiar, por lo que decidió montar su propio taller en el pueblo. Primero, arreglaba bicicletas, para terminar siendo un prestigioso mecánico de la marca SEAT en L`Hospitalet de Llobregat (Barcelona), lugar donde emigró en busca de una oportunidad laboral, cosa que no halló en su pueblo ni alrededores. Se casó con mi tía Isabel y tuvo tres hijos: Leonor, José Manuel y Salvador.
Coincidíamos todos los veranos en el pueblo hasta que enfermó de cáncer de colon, desde entonces ya viajaba con mucha dificultad o directamente no viajaba por la enfermedad. Falleció acompañado de su esposa y mi padre (su hermano) a los pies de la cama de un hospital de Barcelona un 4 de diciembre de 2002, con solo 63 años. Un golpe para todos.
Mi tío era no muy alto, de complexión normal tirando para fuerte, con el pelo siempre hacia atrás, moreno (aunque siempre lo conocí canoso) y ojos marrones.
Era muy humilde con la ropa que llevaba puesta. No vestía de marca ni deportivo, y casi siempre iba con ropa cómoda o como mucho una camisa, pues siempre le pedían que arreglara coches, frigoríficos o lo que encartara. Él accedía y ni les cobraba. Era un genio, un ángel.
Lo normal era verlo con su mono de trabajo, azul, como mandan los cánones de todo mecánico.
Sus aficiones eran la mecánica, la copla y el flamenco, muy especialmente Antonio Molina, del que tenía todas sus películas en VHS y discografía. Siempre lo escuchaba mientras arreglaba coches. También le apasionaba el ciclismo (se tiraba horas y horas viendo la vuelta a España, igual que mi padre), jugar al dominó en familia y gastar bromas para hacer reír a quienes le rodeaban, de los cuales me encontraba yo, un privilegiado por haberlo conocido y disfrutado en vida.
Su carácter o personalidad era de una persona buena, atenta, familiar, desinteresada, humana, solidaria, graciosa, ocurrente, alegre… pero eso sí, muy cabezota, pues siempre quería llevar la razón en todo y que se la dieran.
Mi opinión hacia mi tío Manolo es que es el mejor tito que he podido tener jamás, todo un referente para mi vida, un ejemplo a seguir y que siempre lo recordaré, porque hay personas que mueren y se van y otras que mueren y siempre permanecen en tu alma, en tu recuerdo.
Por último, quisiera contaros unas anécdotas y recuerdos que viví con mi tío:
Siempre recordaré cuando, junto a mi padre, en la madrugada, esperaba en el tranco de la puerta de mis abuelos a que apareciera él… y cuando divisaba a lo lejos su Seat 131 con doble faro me daba un vuelco al corazón de alegría y emoción.
Los ratitos de dominó y discusiones por las jugadas del dominó con mi padre.
Cuando se nos averió el coche, en un pueblo de Barcelona, de vuelta a Granada, después de la boda de mi prima (su hija) y él sin dudarlo ni un momento, cogió su coche a nuestro rescate. Nos dio su coche y él condujo el nuestro averiado.
Sus guerrillas de agua, nos echaba agua entre los dientes.
Nunca olvidaré su voz grave y dulce, su gracia, su risa, lo que nos quería y nos lo demostraba. Nosotros también lo quisimos. Yo siempre lo querré.

Con esto doy por finalizado el artículo. No solamente he querido representar un respeto, admiración, semblanza, agradecimiento por los que ya no están, sino también ofrecer una buena oportunidad para potenciar las habilidades lingüísticas y de redacción o descripción. Gracias por leerme. Gracias por su tiempo.
Como conclusión diré que los contenidos del currículo de todas las áreas son importantes y necesarios, pero también innegociable debería de ser el inculcar valores de respeto y gratitud hacia quienes se lo merecen.






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