Nuevo curso escolar, y el Ateneo de Granada continúa abierto a una sociedad educadora en su ciclo “La educación a debate”, dentro de la sección ‘Educación y Sociedad’, fiel a sus principios que promueven el debate, la reflexión y el conocimiento, con actividades desarrolladas por los centros educativos y encaminadas a promover los valores que ayuden a nuestros jóvenes a formarse como ciudadanos conscientes y responsables de su contribución a una sociedad mejor y más justa.
El curso pasado abordamos temáticas relacionadas con el bienestar emocional a través del proyecto “Educación socio-emocional: Convivencia y Bienestar en las aulas” del IES Ángel Ganivet; con el cuidado y sensibilización del medioambiente, “Las plantas del Mariana”, IES Mariana Pineda; el debate argumental y el género discursivo en “Los debates del Mariana”, también IES Mariana Pineda; y la inclusión social a través de la música con “Lorca, Flamenco y Rock”, proyecto de innovación del IES Fernando de los Ríos de Fuente Vaqueros.
Para la inauguración de este curso escolar 2025/26 vamos a traer hasta el Ateneo un proyecto que mira a nuestra historia más reciente: “Memoria histórica y democrática de los Montes Orientales”, del IES Montes Orientales de Iznalloz.

Una de las sensaciones negativas que nos asaltan en el ámbito educativo es la percepción de que nuestros jóvenes tienen un desconocimiento grande de nuestra historia más reciente. Es un tema que debería suscitar un profundo debate entre los docentes, sobre todo entre los que imparten Historia de España. No es baladí que esta realidad del desconocimiento de nuestro reciente devenir democrático y sus antecedentes haya traspasado a la esfera social; o que se conciba como deficitario “el estudio y análisis de nuestra memoria democrática”; o que esta merma impida que los valores cívicos sean realmente la base de “la formación de ciudadanas y ciudadanos más libres, tolerantes y con sentido crítico”i.
Muy cerca de alcanzar el medio siglo de democracia en España, en un apresurado balance, no debemos olvidar que las amenazas hacia ella son y han sido constantes: golpes de Estado, terrorismo, Estado que combate el terrorismo con terrorismo, instituciones y partidos anegados de corrupción, poderes judiciales en tela de juicio o escaso respeto al orden constitucional. Hasta el punto que la democracia hubo de ser reivindicada por la ciudadanía un 15 de mayo de 2011. Pero aún quedaban por restañar otras heridas históricas que vinieran a insuflar valores y entendimiento en una deseada convivencia sujeta a patrones realmente democráticos, donde el respeto entre la ciudadanía no estuviera mediatizado por los agravios históricos del pasado (guerra civil o represión de una dictadura sangrienta), sino basada en el respeto a los sentimientos personales y colectivos. Sin embargo, la percepción ciudadana es asistir al deleznable espectáculo político e ideológico donde se utiliza el pasado terrorista y sus víctimas como “arma arrojadiza de disputas soeces” “para enredar antes que sentirnos aliviados por su desaparición, curiosamente por quienes no han sido capaces de condenar otro terrorismo: el practicado por el franquismo”ii.

La memoria histórica y democrática se convirtió desde 2007, cuando se promulgó la Ley 52/2007, de 26 de diciembre, por la que se reconocen y amplían derechos y se establecen medidas en favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la guerra civil o la dictadura, en otro caballo de batalla político con no pocas controversias promovidas por distintos sectores, los más reaccionarios de la sociedad española, que descalificaban a esta ley tachándola de ‘remover huesos’ y otras expresiones constitutivas de una falta de sensibilidad y respeto democrático aplastante.
Hace tres años se promulgó otra: Ley 20/2022, de 19 de octubre, de Memoria Democrática con la que se buscaba una fórmula de mayor consenso entre la población española; si bien, los nuevos tiempos, con una ultraderecha en efervescencia, con postulados de corte fascista y totalmente contrarios a la democracia y, expresamente, a la memoria democrática, no son los mejores para mitigar tantas disputas, habida cuenta de la influencia ideológica que sabemos está teniendo en la población joven, no solo universitaria, también la de nuestros institutos. Y todo ello, a pesar de sus buenos deseos: “la recuperación, salvaguarda y difusión de la memoria democrática, entendida ésta como conocimiento de la reivindicación y defensa de los valores democráticos y los derechos y libertades fundamentales a lo largo de la historia contemporánea de España, con el fin de fomentar la cohesión y solidaridad entre las diversas generaciones en torno a los principios, valores y libertades constitucionales”iii.
La Recomendación (2002)12 del Comité de Ministros del Consejo de Europa a los Estados miembros sobre la Educación para la Ciudadanía Democrática… señala que la educación para la ciudadanía democrática es esencial para promover una sociedad libre, tolerante y justa, y que contribuye a defender los valores y principios de la libertad, el pluralismo, los derechos humanos y el imperio de la ley, fundamentos de la democracia, y como parte de la formación de una ciudadanía activa y comprometida. Formar ciudadanos democráticos entre las nuevas generaciones “es sentar las bases para superar estos lastres que han mermado la democracia en España. Siempre se demandó un esfuerzo individual y colectivo para fortalecerla, pero la debilitamos hasta convertirla en un constructo que perdió el favor de la ciudadanía. Esa sensación de déficit democrático existe aún e impele a una tarea de deconstrucción de tanto desatino, para lo cual hay que pensar en una nueva ciudadanía democrática, que incorpore la memoria de su pasado, que no es más que el estudio de la historia”iv.

El sistema educativo, entre sus objetivos, se plantea la formación en valores para sustentar “la democracia y los derechos humanos y prevención y resolución pacífica de conflictos”, así como “el conocimiento de la historia de la democracia en España desde sus orígenes a la actualidad y su contribución al fortalecimiento de los principios y valores democráticos definidos en la Constitución española. De la misma forma, se considerará el estudio y respeto de otras culturas, particularmente la propia del pueblo gitano y la de otros grupos y colectivos, contribuyendo a la valoración de las diferencias culturales, así como el reconocimiento y la difusión de la historia y cultura de las minorías étnicas presentes en nuestro país, para promover su conocimiento y reducir estereotipos. Se atenderá también al conocimiento de hechos históricos y conflictos que han atentado gravemente contra los derechos humanos, como el Holocausto judío y la historia de lucha por los derechos de las mujeres”v.
En el contexto de la ciudadanía democrática cabe situar la memoria democrática como factor de conocimiento de la historia y construcción del presente. La memoria democrática es un concepto amplio, un paso más para suscitar en las generaciones jóvenes el sentimiento de una convivencia pacífica, respetuosa, democrática y comprometida con el bien común, teniendo la historia como referente, en su tarea de investigación y comprensión crítica de conceptos como poder, justicia, democracia, memoria democrática o derechos humanos.

El proyecto “Memoria histórica y democrática de los Montes Orientales” del IES Montes Orientales de Iznalloz, con una trayectoria de varios cursos escolares, se centró el curso pasado, participando el alumnado de diversos niveles educativos y desde diversas materias, en desarrollar actividades enmarcadas bajo la denominación de “Llanuras bélicas y páramos de asceta. Hacer memoria desde un lugar olvidado”. Sobre todo ello nos hablarán José María García-Consuegra Flores, profesor del centro y coordinador del proyecto; María Victoria Peinado Espinosa, profesora; y Érika, Hugo, Julia y Manu, alumnado participante, representando a todo el alumnado que desarrolla las actividades promovidas dentro de este proyecto.
La actividad consistirá en una mesa redonda que se celebrará el próximo 10 de octubre de 2025, lunes, a las 18:00 horas, en la sede del Ateneo, C/ Martín Bohórquez, 30. Moderando el debate, Antonio Lara Ramos, vicepresidente del Ateneo de Granada e inspector de Educación.
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i Ley Orgánica 3/2020, de 29 de diciembre, por la que se modifica la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación. Preámbulo.
ii Lara Ramos, Antonio: “Ciudadanía democrática, memoria democrática y educación ”, en Ideal, 14/05/2023.
iii Ley 20/2022, de 19 de octubre, de Memoria Democrática. Artículo 1.
iv Lara Ramos, Antonio: “Ciudadanía democrática, memoria democrática y educación ”…
v Ley Orgánica 3/2020, de 29 de diciembre, por la que se modifica la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación. Disposición adicional cuadragésima primera.






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